el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 13 de marzo de 2021

8 al 14 de MARZO

Otra semana en la que leí muy poco, porque estoy a full con el tema de la Comiqueando Digital, sobre todo concentrado en la difusión en los distintos medios de habla hispana. La revista está realmente increíble y, como les dije la semana pasada, estaría muy bueno que tod@s l@s que durante mil años disfrutaron de los contenidos gratuitos que ofrecemos tanto acá como en YouTube y en el sitio web de Comiqueando, hicieran el ínfimo esfuerzo de entrar a https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y comprar el nº1 de la revista, o suscribirse a los cuatro números que van a salir este año. No tengo dudas de que es un esfuerzo que se va a ver ampliamente recompensado por el material que se van a encontrar en esas brutales 208 páginas.
En cuanto a las lecturas, empiezo en EEUU, año 2016, cuando Image lanza el primer TPB de Black Magick, una serie escrita por el maestro Greg Rucka y dibujada por la hermosa australiana Nicola Scott. Me llamó muchísimo la atención la diferencia de calidad entre estre trabajo de Scott y lo que suele hacer cuando dibuja comics de superhéroes en DC. Acá hay un cuidado muy, pero muy superior en todos los detalles: decorados, paisajes, ropa, peinados, escenas multitudinarias, expresiones faciales… Menos la puesta en página, que es muy clásica y no muestra la menor intención de inventar cosas nuevas, en todo el resto el dibujo de Scott levanta un vuelo que nunca había visto en sus otros trabajos. Ayuda mucho el hecho de que toda la historieta esté pensada en tonalidades de grises, con esas irrupciones cromáticas que coinciden con ciertos momentos clave de la trama. En ese manejo de los grises también, Scott me sorprendió muy gratamente. Visualmente este es un comic muy interesante, muy original y realmente muy logrado. El guion, sin ser la maravilla absoluta del Noveno Arte, está muy bien. Todo gira en torno Rowan Black, una chica que trabaja como inspectora de policía en Portsmouth, pero además tiene una vida secreta como integrante de un aquelarre de brujas posta. No es una farsa, ni un chamuyo New Age, ni nada: son mujeres que dominan la magia negra y que pueden hacer cosas que en el mundo real en el que se ambienta la serie parecen imposibles. Con ese elemento fantástico, muy bien dosificado a lo largo de los cinco episodios que incluye el TPB, Rucka le agrega tensión y suspenso a algo que si no, podría parecer un remedo de Gotham Central con personajes menos queridos por los lectores. Por suerte no se queda en eso y además de transpirar la camiseta para que Rowan nos caiga bien, el guionista arma un laberinto sobrenatural bastante sutil, para nada obvio, que la portadora de la chapita y la reglamentaria deberá recorrer para salvar el pellejo, y seguramente algo más. No tengo los tomos siguientes, pero la lectura de este Vol.1 me convenció como para querer leer más Black Magick.
Salto a Argentina, plena pandemia de 2020, cuando se publica Feliz, el tercer libro de Roberto, un tipo de mierda, la creación de Marcelo Dupleich cuyas entregas anteriores vimos el 15/10/18 y el 30/07/19. Esta vez, para el cierre de la trilogía, Dupleich opta por contar una historia extensa en lugar de varios relatos breves hilvanados por la aparición de Roberto y algún otro personaje. Feliz se puede considerar tranquilamente una novela gráfica, breve, porque no son muchas páginas y en cada una hay pocas viñetas, pero novela gráfica al fin. De nuevo se repite el problema de la gran cantidad de páginas sin historieta con las que Dupleich infla artificialmente un libro que podría ser bastante más flaquito, sin sacrificar ninguno de los contenidos que nos interesan a los que nos acercamos a los libros para leer historietas. El resto, muy parecido a lo anterior: una estética feista, muy jugada al impacto que produce el blanco y negro extremo, una puesta en página donde predomina el apilado de dos viñetas grandes sobre fondo negro, sin zanjas y sin bordes para las viñetas, diálogos muy afilados, con un humor negro y revulsivo, a tono con un argumento que nos propone (una vez más) el descenso a las fosas de la abyección moral más neuseabunda. En esta última entrega Roberto ya no es sólo un crápula o un garca sin escrúpulos: es lisa y llanamente un criminal. Y probablemente el principal logro de Dupleich sea que aún así nos caiga bien, y nos guste verlo salir impune de las fechorías que comete. Destaco también un elemento bastante importante dentro de la faz gráfica, que son esas tomas de Mar del Plata en las que Dupleich parte de una foto y llega a imágenes mucho más realistas que las de los personajes, muy bien logradas y bien incorporadas a la estética general de la obra. La saga de Roberto es transgresión pura, en todos los sentidos en los que una historieta puede ser transgresora. Desde los chistes de pedofilia y zoofilia hasta un planteo visual y narrativo totalmente personal, sin olvidar ese criterio tan extraño con el que se decide cuántas páginas ocupa la historieta dentro de las 84 que ofrece el libro. Y hasta acá llegamos. Gracias y hasta la semana que viene.

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