Hoy tenemos un combo raro, creo que inédito en la historia del blog: guionista italiano con dibujante yanki. El guionista es Tito Faraci, un exitoso autor de historietas, con toneladas de historias de Disney, Diabolik, Dylan Dog y Tex a sus espaldas a quien –cuando Panini controlaba desde Italia los derechos internacionales de Marvel- le habilitaron la infrecuente oportunidad de escribir dos novelas gráficas con los héroes creados por Stan Lee, sin supervisión de la Marvel posta, la de Nueva York. El dibujante es un maestro del dibujo académico-realista, con fructíferos coqueteos con la ilustración, con poca producción pero mucha chapa en el mainstream yanki: nada menos que Dan Brereton. En 2005, la Disney italiana (la editorial líder en ventas en la península donde nacieron 7 de mis 8 bisabuelos) los juntó para este proyecto, que después se editó en Francia, en España, y recién a fines de 2011 en EEUU, a través de Image.
Si leiste bastante Astérix, seguro conocés la historia: Julio César se lanza a conquistar la Galia y finalmente lo logra, al vencer a las hordas del poderoso caudillo Vercingetorix en la batalla de Alesia, 52 años antes de Cristo. Esta novela gráfica termina justo antes de que las legiones del César emprendan su marcha hacia Alesia, es la previa a ese partido que –creo- nunca se contó en forma de historieta. Faraci decide no mostrarnos la batalla, sino concentrarse en una epopeya menor, más chiquita, que sucede en el backstage de la que aparece en los libros de historia. Un pequeño grupo de avanzada liderado por Caius Rodius tiene la misión de infiltrarse entre los campamentos de los bárbaros para debilitar sus fuerzas y sobre todo para neutralizar a un caudillo capaz de liderar a las hordas galas en auxilio del sitiado Vercingetorix. Se trata de Cammius, un muchacho bárbaro adoptado y entrenado por el propio Caius Rodius, quien traicionó su juramento de lealtad a Roma para convertirse en un auténtico peligro para el César.
La trama, entonces, está armada en torno a dos ejes. Por un lado, el dilema moral de Rodius: para él, cumplir la misión que le encomienda el César significa confrontar con Cammius, a quien crió como si fuera su propio hijo. Por el otro, la runfla política: Rodius banca a full a la República, mientras que al César (que todavía no es emperador) ese sistema ya no le cierra demasiado, ya está maquinando algo más grande. Con esos dos conflictos centrales, a Faraci le sobra para embarrar la cancha, para plagar a la misión de Rodius y los suyos de dudas, de incertidumbres y –por supuesto- de traiciones. Creo que lo mejor que tiene el guión es el tratamiento del personaje de Rodius y el hecho de que, si bien es obra de un italiano, los romanos no son idealizados, sino más bien cuestionados en muchísimos aspectos. Y lo más flojo deben ser esas escenitas de acción menores, sin peso real en la trama, que sospecho que Faraci debe haber metido medio a presión, para que no se aburran los lectores más acostumbrados al peplum, o para que la compre algún gil creyendo que es una de machaca entre muchachones musculosos.
Por el lado del dibujo, Brereton superó con honores el desafío de encarar, por primera vez en su carrera, una obra sin elementos fantásticos, y con una ambientación histórica específica, que requería documentarse a full para reproducir armas, fortalezas, vestuario y un montón de detalles más, de dos culturas antiguas a falta de una. La narrativa está más cuidada que nunca, el gore está en su medida justa, y por ahí lo que menos me cerró son esos ojos, enormes, casi desproporcionados, que le hace a todos los personajes masculinos. Como siempre, Brereton saca la diferencia más brutal a la hora del color, cuando le toca trabajar con su paleta mágica la iluminación de las secuencias, o esas tomas panorámicas de paisajes que se podrían enmarcar y exhibir en cualquier museo. Un gran trabajo del creador de los Nocturnals, al que se ve muy compenetrado con el relato, sin renunciar a su estética pictórica, y muy cómodo con el hecho de que el guión de Faraci le exige bastante menos machaca que los típicos guiones que dibujó para EEUU.
No te pongo a The Last Battle entre los comics fundamentales o de lectura imprescindible, pero si te gusta la buena historieta histórica, enchastrada de roscas espurias y dilemas éticos jodidos, seguro la vas a disfrutar. Y además dibuja Brereton, lo cual es garantía de felicidad para tus retinas...
hola Andrés Aquí Raúl Me acorde de Nippur con esa tapa y recordé una nota de hace unos meses en la revista dominical de un diario d Paraná sobre Robin Wood: decia q se iba a filmar la pelicula del Errante Is just a dream?
ResponderEliminarNo, no. Parece ser un proyecto serio, que avanza normalmente y que se va a concretar en el mediano plazo.
ResponderEliminarY sí, a mí también las imágenes de Brereton me hicieron acordar de Nippur.
Interesante. Esa machaca entre muchachones musculosos. que tanto abunda en los superheroes.
ResponderEliminarHola Andres. Que es la vida de John Cassaday?
ResponderEliminarDx Raúl : x favor Diosito que no pongan a Luciano Castro en el papel de Nippur o a otro (NO)Smart Monkey!
ResponderEliminarJohn Cassaday está en Uncanny Avengers, junto a Rick Remender. Dibuja siempre las portadas y cada tanto las historietas.
ResponderEliminarAndrés:
ResponderEliminarAprovecho para consultarte algo que no tiene que ver con esto, estoy viendo que edición comprarme de Bone, pero la que más me cierra (trae 3 tpbs de los normales por libro) es en blanco y negro, hace mucha diferencia el color o me tiro de cabeza?
Nacho.
Ni idea, Nacho. Yo siempre la leí en blanco y negro y me pareció maravillosa...
ResponderEliminarEntonces le entro con confianza...gracias!
ResponderEliminarNacho.