sábado, 20 de julio de 2024

SHOWCASE PRESENTS: THE UNKNOWN SOLDIER Vol.2

Hace menos de un año, un no tan lejano 09/10/23, escribí una reseña de la que no me acordaba nada, acerca de un libro del que no me acordaba nada. Un desastre, lo mío. Pero bueno, en esa reseña prometía entrarle durante 2024 al segundo Showcase de Unknown Soldier, y eso se cumplió. Acá tenemos otro masacote de más de 550 páginas, en el que vemos cómo, a partir del nº 205, la revista Star-Spangled War Stories cambia de nombre y se empieza a llamar como su personaje estrella. El libro recopila 37 historietas publicadas a lo largo de la segunda mitad de los ´70, cuando los comics bélicos de DC se resistían a adoptar la fórmula que se había impuesto en los comics de superhéroes, es decir, permitir la evolución, el desarrollo de los personajes, mediante arcos argumentales que obligaban al lector a seguir número a número las revistas. En estos títulos bélicos, en cambio, los personajes no avanzan ni un milímetro, nunca. No existe esa saga en la que "cambia todo para siempre" y que si no la leés, no entendés nada de lo que viene después. La inmensa mayoría de las aventuras del Unknown Soldier (algunas de un solo episodio y otras de dos) que recopila este tomo se pueden barajar como si fueran naipes y leerse en cualquier orden, sin encontrarnos con ninguna contradicción, ni con elementos que no cierran o no se entienden. En el número que el protagonista le impone su nombre al título, hay un recuento del origen (ante la probabilidad de que se sumaran nuevos lectores que no leían SSWS, pero sí TUS), muy sintetizado en dos paginitas, y después, "siga, siga": vamos para adelante con nuevas aventuras que no requieren ninguna lectura previa. Al igual que el tramo final del Vol.1, toda la primera parte del Vol.2 nos presenta la etapa de The Unknown Soldier escrita por David Michelinie y dibujada por Gerry Talaoc. Los guiones (si les perdonás las constantes rupturas del verosímil) no están mal, tienen ingenio, son ágiles, no aburren... aunque lógicamente les falta profundidad y les sobra soldados nazis con pésima puntería. Algunas veces me sorprendí a mí mismo aplaudiendo a Michelinie por lo mucho que logra contar en 15 páginas (como en la vibrante "The Survival Syndrome" o la notable "The Cure") o por jugarse a meter algún giro impredecible, como la pica que arma entre el Unknown Soldier y Mademoiselle Marie, otra heroína vinculada a la resistencia francesa contra el Tercer Reich, que aparecía en SSWS (y otros títulos bélicos de DC) desde 1959. Y el dibujo de Talaoc tampoco está mal: mejora cuanto más de cerca enfoca a los personajes y se deshilacha un poco cuando opta por planos más grandes, en los que se ven personajes de cuerpo entero, paisajes, fondos, etc. Y justo antes de que la revista cambie de nombre, cambia también el equipo creativo: vuelve Bob Haney (autor de varios de los guiones que vimos en el Vol.1) y queda como dibujante fijo Dick Ayers, primero en equipo con Talaoc, y después alternando entre Talaoc y Romeo Thangal. Se ve que Ayers entregaba bocetos con muy poca definición, porque el aporte de cada uno de sus compañeros hace que las historietas se vean totalmente distintas. Las de Ayers/ Talaoc parecen de Talaoc y las de Ayers/ Thangal parecen de Thangal. Hay que leer los créditos para darse cuenta de que en todas participa el veterano lapicista, que para esa época no solo ya era un señor grande, sino que además producía muchas páginas por mes para DC, desparramadas entre otros títulos de guerra y algunos de western. Ninguna de las dos combinaciones funciona particularmente bien, porque Thangal no está capacitado para hacer milagros, y Talaoc en una de esas sí, pero su compromiso baja con el correr de las páginas y ya para el final no conserva nada de su atractivo. Como en el Vol.1, me encontré con un Haney que se toma a la serie bastante en serio (valga la aliteración) y trata de que las historias no queden en el impacto de la consigna, sino que el desarrollo de las mismas tenga sentido. Incluso respeta cosas establecidas por los guionistas anteriores, lo cual para Haney ya es un montón. Ninguna de sus historias me partió la cabeza ni me hizo decir "¿cómo nunca nadie me recomendó estas historietas, ni las puso en el podio de las más gloriosas gemas del comic bélico?", pero en general, no me aburrí. Y eso, en una serie pensada para dar vueltas todo el tiempo en un mismo lugar sin avanzar un milímetro, también es un montón. Incluso en los últimos números, Haney se da el lujo de escribir historias (cortas, de 12 páginas) en las que el protagonista no asume otras identidades, sino que actúa todo el tiempo con su cara cubierta apenas por sus clásicos vendajes. Es decir, se anima a dejar de lado la fórmula definitoria de la serie, que consiste ver al Unknown Soldier cambiar de nombre y de cara para cada misión, algo que en principio parece tan demencial como... no sé, Haney hizo tantas locuras en DC, que los ejemplos serían infinitos. Fuera de lo que recopila este libro, la serie duró 42 números más (hasta 1982) y -cagate de risa- Bob Haney, Dick Ayers y Gerry Talaoc están hasta el final. Ojo: no los leería, sinceramente. Con esto, ya tengo más que suficiente Unknown Soldier. Peeero, no descarto comprarme algún numerito suelto de la revista, porque para esta época las aventuras del Soldier ocupaban 12 ó 15 páginas y entre las historias complementarias puede haber papita fina, o trabajos semi-ocultos de autores que me copan (John Severin, por ejemplo). Y lamentablemente muy poco de todos esos back-ups fueron reeditados en libros. Hasta acá llegamos por hoy, pero si querés más textos sobre historietas de los años ´70, vas a encontrar muchísimos artículos a fondo, a cargo de enormes especialistas, en el nº9 de Comiqueando Digital, que se puede descargar por muy poca plata en https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Gracias a l@s que ya se la bajaron, y nos reencontramos pronto acá en el blog.

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