El viernes me tocó un
viaje infinito a la Loma del Orto y aproveché para devorarme un tomo bestial,
con 632 páginas de Uncanny X-Men en majestuoso blanco y negro. Este tomo
(continuación directa del que vimos hace justo seis meses, el 09/09/19) trae
material de los años 1984 y 1985, un momento en el que Uncanny X-Men ya estaba
afianzada como la revista más taquillera de la época más exitosa de Marvel, en
la que alcanzó una hegemonía tan absoluta que dos de cada tres comics que se
vendían en EEUU salían de la Casa de las Ideas. El maestro Chris Claremont, a
esta altura una estrella casi al nivel de Stan Lee, se daba cuenta de que una
hinchada gigantesca seguía a esta serie (y a New Mutants) pasara lo que pasara,
un poco por los personajes y un poco por él. Y en algún momento entiende
también que esta hinchada es muy fiel y muy erudita. Ya no hace falta que los
personajes expresen en los diálogos quiénes son y qué poderes están usando, no
hace falta explicar quiénes son Lee Forrester, o Raven Darkholme, o cómo
funciona el Hellfire Club. Esto, por supuesto, hace que los guiones sean cada
vez más ágiles, y que -cuando Claremont se decide a mandar sus clásicos
masacotes de texto- estos vayan para otro lado, cumplan otra función.
Los primeros diez
episodios de este Essential (nºs 180 al 189) podrían llamarse Storm y sus
Amigos. Todo, absolutamente todo gira en torno a Ororo, su personalidad, los
cambios en su aspecto, en su actitud, en su forma de vincularse con el resto
del elenco de la serie, y por supuesto en torno a su inmenso poder, su chapa,
su belleza y su nobleza sin límites. El nº180 es tremendo en este sentido.
Claremont se mete en la piel de Storm como nunca antes un guionista se había
metido en un personaje y de ahí salen los diálogos y las escenas más profundas
y conmovedoras que recuerdo haber leído en un comic hasta ese entonces. Rogue y
Colossus tienen sus momentos, Nightcrawler y el Profe mojan de vez en cuando
con algún momento copado, Kitty y Wolverine aparecen poco y nada y el resto del
espacio Claremont se lo dedica a los personajes nuevos (Rachel, Forge, Selene)
y al plot que avanza por detrás de las aventuras que es (como en el Essential
anterior) el de la formación de la Freedom Force.
Los nºs 190 y 191 son
bastante flojitos (esa lucha medio Elseworldesca contra Kulan Gath, que Kurt
Busiek repetiría en Avengers unos años después casi sin cambiarle una coma), el
192 es un prólogo a una saguita (la de Magus) que se desarrollará en New
Mutants, el Annual 8 es una huevada completamente intrascendente y después
tenemos los dos numeritos con Alpha Flight, de los que ya hablé bastante en la
reseña del 24/08/11.
El nº193 es un episodio
doble, ya con Kitty y Logan de regreso para reforzar un elenco que había
quedado muy reducido, y una historia muy fuerte. A partir de ahí tenemos otros
cuatro episodios bastante autoconclusivos, entre ellos el obligado crossover
con Secret Wars II del que Claremont sale muy bien parado. Y el tomo cierra con
el nº198, secuela al glorioso nº186, con el reencuentro entre el guionista y
Storm, su personaje fetiche, al que lleva de regreso a África para una historia
absolutamente emotiva, sin buenos, ni malos, ni machaca entre muchachos
superpoderosos, a años luz de lo que podías leer en 1985 en cualquier comic de
Marvel o DC con la excepción de Saga of the Swamp Thing.
Estos dos numeritos
“solistas” de Ororo cuentan con los dibujos del inconmensurable Barry
Windsor-Smith, en un nivel superlativo. Y mejorado ampliamente al republicarse
en blanco y negro. El Annual 8 lo dibuja Steve Leialoha (bien, más que
aceptable), la mini con Alpha Flight la dibuja Paul Smith (de nuevo, ver reseña
del 24/08/11) y todo el resto está dibujado por una dupla excelente, nunca
valorada en toda su dimensión: John Romita Jr. en lápices y Dan Green en
tintas. Claro, te ponen al lado a Barry Windsor-Smith y parecés un choto, hagas
lo que hagas. Pero de verdad, JRJr y Green dejan el alma en cada página. Acá
hay emoción, hay power, hay buenas ideas narrativas y recursos muy efectivos para
que el relato no se desplome bajo el peso de los masacotes de texto que cada
tanto disparaba Claremont. Este JRJr todavía joven no tenía la elegancia de
Paul Smith ni la chispa de John Byrne, pero a la hora de contarte la historia,
te agarraba de la… garganta en la primera viñeta y no te soltaba hasta el
final.
En síntesis, gran época
para Uncanny X-Men, con un equipo creativo muy estable y afiladísimo, invitados
de primera línea y una coordinadora, la querida Ann Nocenti, con las riendas
bien firmes como para que el éxito no se les fuera de control. Eso va a pasar, claro,
pero más adelante.
Gracias por el aguante y
nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
2 comentarios:
Nunca le di bola a Storm. Deberia? Saludos
Storm y Wolverine son los personajes a los que más y mejor desarrolla Claremont a lo largo de su gloriosa etapa en X-Men. Si sos fan de Claremont, es muy difícil que no te hagas fan de Storm...
Publicar un comentario