martes, 29 de octubre de 2024
FELIZ MARTES
Hoy tengo para reseñar dos libros que me gustaron muchísimo, ambos publicados este año en Argentina.
Empiezo con La Zona Liminal, un recopilatorio de cuatro historietas de misterio sobrenatural firmadas por el maestro japonés Junji Ito, y muy bien traducidas al castellano por Martín Parle. No leía mangas de Ito desde Febrero, y por ahí eso explica lo mucho que disfruté estas historias. Me parece que si leés mucho Ito todo el tiempo, te empieza a cansar, se te empieza a hacer repetitivo o predecible, te deja de sorprender la calidad del dibujo y se hace medio un embole. Pero si le ponés una pausa larga entre obra y obra, la experiencia mejora notablemente.
O no, por ahí es simplemente que en este libro el maestro metió cuatro historias realmente buenas, en las que se va a la mierda lo justo y necesario, donde las tramas no están estiradas groseramente, donde los personajes te caen bien, donde los misterios están bien llevados y bien resueltos, donde la bizarreada está ahí con un fin narrativo claro y no por la bizarreada misma. Lo cierto es que leí cuatro historietas muy atractivas, que mantuvieron mi interés desde la primera viñeta hasta la última. Creo que la que más me impactó fue la de La Madonna, porque ahí Junji Ito se anima a ponerle perversión, morbo y terror desenfrenado a la imaginería católica, que por ahí en Japón es medio exótica, pero acá en Argentina nos resulta absolutamente familiar, incluso a los que no fuimos a colegios religiosos. De hecho, en la época de la dictadura cívico-militar (alevosamente entongada con la Iglesia), esa historieta no se podría haber publicado en Argentina bajo ningún concepto.
No quiero ahondar en los argumentos de las historias, porque parte de lo que genera suspenso y tensión es la sensación de estar frente a lo desconocido, acompañar a personajes en situaciones que nunca vivimos ni vamos a vivir jamás. Por ahí la del asesino serial que acuchilla gente es una situación que sentimos más cercana, por la cantidad de veces que aparece ese tropo en la ficción contemporánea, pero creeme que la resolución no es la obvia. Mejor no saber nada acerca de las tramas y dejar que Ito nos envuelva en esa vorágine de locura y descontrol. Tampoco me quiero extender en las ya muy reiteradas loas al dibujo del ídolo, que en estos trabajos muestra un nivel superlativo. En este libro me encontré con páginas realmente hermosas, con un trabajo magnífico en la aplicación de grises, en las líneas cinéticas, con las viñetas enormes (o las splash pages) puestas en los momentos precisos y unos primeros planos espectaculares, totalmente a la altura del vasto abanico de expresiones que el guion le pide que transmitan a los personajes. Este es un Ito reciente, son historietas dibujadas en 2020, y se nota la mano de un artista ya muy consolidado, que no ofrece flancos débiles porque su control sobre lo que llega a la página es total.
No solo recomiendo mucho La Zona Liminal a quienes ya son adictos a este paco fascinante llamado Junji Ito, sino que incluso me animo a señalarlo como un excelente punto de entrada para los fans del comic de terror que, por algún motivo, todavía no le dieron una posibilidad a los mangas de este monstruo.
Lo mejor de Tute es un libro de 336 páginas a todo color, un ladrillazo editado por Sudamericana, gordo, pesado, sustancioso. Me da la sensación de que es todo material muy reciente, de los últimos dos o tres años (en los que Tute publicó mucho y muy buen material, principalmente en el diario La Nación), pero por ahí me equivoco y el tomo incluye también material más antiguo. El libro no detalla de dónde toma cada uno de los chistes e historietas, pero aclara que algunos de los contenidos estaban inéditos hasta ahora.
Buena parte del material incluído son chistes de una sola viñeta, muchos de ellos de la etapa "Mabel y Rubén". Acá vemos a un Tute mordaz, afilado, con una mirada cínica y desangelada de las relaciones de pareja, pero que se mete también con el psicoanálisis, con el mundo de los chicos chiquitos, con las desigualdades sociales y económicas, etc.. Por el otro lado, en las páginas que publicaba los domingos en la revista de La Nación, a veces hay chistes que ocupan toda esta pagina y a veces hay historietas. En ambos casos, el dibujo es bastate distinto del que vemos en las viñetas, y hasta por momentos cuesta creer que todo haya sido obra de un mismo autor. Incluso en estas páginas Tute baja bastante el nivel de mala leche y aborda la temática del amor y las relaciones sentimentales de un modo más poético, menos ácido. A veces se juega por una poesía más surrealista, y otras por una más nostálgica, más tanguera. A veces respeta a rajatabla el blanco y negro, a veces incorpora sutiles y muy bellos toques de color. Claramente el formato de página completa le permite experimentar, y desarrollar ideas gráficas y narrativas que no se pueden desarrollar en un chiste de una sola viñeta.
No me animo a postular cuál de los dos Tutes es el más genuino, porque implicaría suponer que en uno de los dos formatos hay un cierto nivel de impostura, y me parece que no, que no es así. Tute es el Tute poético y el Tute prosaico, que conviven dentro de un mismo autor. El del dibujo conciso, claro, y el del trazo errático, cercano al garabato, y las tachaduras en los diálogos. El que remata todo en un solo bocadillo y el que te arma una sucesión de retruques que se van apilando a un ritmo teatral que me hace acordar mucho a lo mejor de Copi. Y lo más importante es que el humor funciona: a lo largo del libro me reí muchas veces, incluso de chistes que ya conocía por seguir a Tute en las redes sociales.
El único problema que le encuentro a este libro son las historietas con muchas viñetas, dibujadas a los santos pedos, con ese rotulado desprolijo. Si alguien no se toma el trabajo de leer los textos (porque no sabe castellano, o porque se olvidó los anteojos en algún lado, ponele) se puede desilusionar. "¿Este es el capo del humor gráfico? Si no puede ni dibujar líneas rectas en los cuadritos de las historietas...". Por ahí cuesta un toque entender que eso es parte del estilo de Tute, y que no lo va a cambiar después de tantos años de ilustre trayectoria.
Este es un gran libro, lleno de ideas alucinantes, atravesadas casi siempre por el humor, pero que también se animan a llevarnos por los caminos de la emoción y de la reflexión. Si no sos hardcore fan de Tute, incluso puede ser el único libro de este autor en tu biblioteca, porque es realmente representativo del período de madurez del autor, en el que la rompe en varios estilos distintos. Y si te hiciste adicto a Tute, o te estás tratando de armar una biblioteca con lo más notable del humor gráfico argentino, me imagino que ya lo tenés y no hace falta que te lo recomiende.
Nada más, por hoy. Nos vemos mañana en la emisión en vivo de Agenda Abierta, y muy pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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