el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 28 de noviembre de 2023

MARTES DARK

Ahora sí, tengo otros dos libritos listos para reseñar en este espacio que sigue firme junto al pueblo hace casi 14 años. El sello Vendetta lanzó este año la tercera edición de Dossier Macabro, una antología de relatos de terror a cargo de autores argentinos (y autoras, claro). Nunca había visto los dos libritos anteriores, pero por suerte las historias son autoconclusivas y no requieren ningún tipo de lectura previa. La primera historia nos presenta un guion bastante digno de Emilio Balcarce, junto a un dibujante (Julián Zacaríaz) que no me convenció. Tampoco tuve suerte con los dibujos de la segunda historia (a cargo de Grendel Belarrousse), que trabaja sobre un guion también bastante piola, y con un buen manejo del armado de las secuencias. Entre lo mejorcito de la antología destaco la tercera historia, "El Conjuro", muy buen guion de Federico Rodríguez, dibujado como la hiper-concha de Dios por Omar Hirsig. Gran laburo. Además de coordinar el proyecto, Leo Figueroa aporta un guion ("Cacería") que está bien, cumple con la consigna de generar tensión en el lector y rematar par el lado que uno menos se imagina, incluso cuando parte de una premisa bastante trillada. Lo acompañan los dibujos (muy correctos) de Cecilia Desiata. Me quedan por destacar el trabajo de Luisina Módica en una historieta de 11 páginas que también sube al podio de este Dossier Macabro. También el dibujo de Dante Ginevra, sugestivo y efectivo en partes iguales, en una historia cuyo guion (obra de Antonio Sachs) es apenas una idea que no se llega a desarrollar. La historieta de Guido Barsi y Alfredo Retamar entra también al grupo de contenidos más que dignos, y también al de las premisas que el fan de los comics de terror ya sabe desde el principio para dónde van a ir. Y me gustaron también los diálogos de Jorge Carrión en las dos historietas que escribe, especialmente en "Los guardianes del hermano Inaro", cuya idea es bastante ganchera y su dibujante (Manel) bastante competente. La antología cierra con una ilustración de Nahuel Greco realmente escalofriante, hermosa, de altísimo impacto. Me pregunto si no hubiese estado bueno usarla como portada, o como contratapa, y por supuesto me encantaría ver a este dibujante al frente de una historieta, en lo posible con buen guion. Dossier Macabro es un producto bien logrado, que sirve para descubrir a algunos artistas que por ahí uno no tiene en el mapa, para constatar la evolución de otros y otras, y (en el mejor de los casos) para enganchar con la historieta argentina a gente que consume cine y literatura de terror pero -por los motivos que sean- todavía no se hizo adicta a las viñetas. Falta un poco, hay tuercas para ajustar (sobre todo en la elección de los dibujantes), pero el camino es el correcto.
Vamos para atrás en el tiempo, al año 2010, cuando se empieza a serializar en la Skorpio italiana una historieta felizmente recuperada por Historieteca para nuestro mercado: Los Malditos, una saga creada por Eduardo Mazzitelli, originalmente pensada para ser dibujada por Lucho Olivera. Pero Lucho falleció antes de empezarla, y se activó el Plan B, que fue Sergio Ibáñez. Para mi gusto, el trabajo que hace Ibáñez en esta historieta es muy, muy bueno, sin nada para envidiarle al Lucho de la última época. Lo único que no me terminó de gustar son los primeros planos de las mujeres, pero aparecen muy pocas mujeres en las 72 páginas que tiene la obra, y hay varias que ni siquiera hablan. El resto de la faz gráfica me cerró por todos lados: los climas, los paisajes, los fondos, las escenas de acción, los detalles en trajes y armas. Ibáñez creó un mundo de fantasía oscura en el que se mueve con mucha solvencia, un mundo ominoso, adusto, duro, ideal para poblarlo con los personajes extremos y por momentos atroces que crea Mazzitelli. Es un trabajo parejo de punta a punta, con algunas páginas realmente consagratorias en las que Ibáñez deja la vida y más. Mazzitelli pergeña una aventura con dosis moderadas de machaca, bastante intriga palaciega y mucho espacio para la reflexión. Se supone que vamos a ver al príncipe Iwan regresar al reino que gobernara su padre Gwenneg, pelear por el trono y tomar el lugar que le corresponde en la línea sucesoria. Pero a medida que avanza la historia, Mazzitelli nos revela detalles oscuros del reinado de Gwenneg, caracterizado por los excesos, la ambición desmedida y un talento escabroso para faltar a su palabra. Todo esto en "historias dentro de la historia" que sirven para darles carnadura a los personajes que deciden secundar a Iwan en su gesta, por motivos que al principio nos son esquivos y que el guion dejará en claro a su debido momento. El mandato familiar, el honor, la amistad, la justicia, el poder... todos temas que aborda el mítico guionista en Los Malditos y que enriquecen a la trama y la despegan de las clásicas convenciones del género de la epopeya fantástica con ambientación medieval, espadas y hechicería. El resultado es sumamente satisfactorio y además nos gratifica a los fans de Mazzitelli que queremos ver recopilados más trabajos suyos, no sólo los realizados en dupla con Quique Alcatena. De hecho este año salió en Argentina otra obra de Mazzitelli e Ibáñez (Duncan) pero no la tengo. La voy a leer en digital para la votación de los Premios Cinder y si está al nivel de Los Malditos, no voy a dudar en comprarla, porque acá pude disfrutar de un equipo realmente afianzado y de una aventura que tiene -además de buenas ideas- muy buen ritmo, altas dosis de emoción y momentos que nos invitan a pensar y a ponernos en el lugar del otro. No es poco. Y nada más, por ahora. Ni bien logre avanzar un poco más con la pila de lecturas pendientes, nos vamos a reencontrar con nuevas reseñas, acá en el blog. Mañana a las 22:30 hago un vivo en el canal de YouTube de Comiqueando. Si algun@ se quiere sumar, nos vemos ahí.

sábado, 25 de noviembre de 2023

OTRA TANDA DE TRES

Bueno, hoy también tengo varios libritos leídos y un rato para redactar reseñas. Aprovechemos mientras se pueda. Empiezo con Gravedancer, una extensa novela gráfica a todo color escrita por Juli Lorente (a quien no conocía) y dibujada por Rodolfo Ezequiel (de quien ya vimos otros trabajos, firmados como Ezequiel Rosingana), con una breve secuencia a cargo de Quique Alcatena. El guion me resultó interesante, me gustó la forma en que Lorente salpica con toques de humor una historia que podía hundirse fácilmente en los pantanos de la solemnidad. Incluso en el momento en que el western picantito (con buenos diálogos y mala leche al estilo Sánchez Abulí) decanta hacia un lugar común más transitado que Plaza Constitución (la guerra entre ángeles y demonios que se va a librar en la Tierra), Gravedancer conserva casi intacto su atractivo, probablemente debido al buen manejo de los personajes, su evolución lógica y hasta en punto creíble, a pesar de lo fantástico de los elementos que pone en juego Lorente. Sin ser una maravilla, la combinación entre western grim ´n gritty, misticismo, acción y ese toque de comedia, funciona como para que en ningún momento se te ocurra colgar la lectura y dedicarte a otra cosa. Para ser la primera vez que leo un trabajo de este guionista, el resultado es bastante notable y bastante esperanzador. En la faz gráfica, en cambio, veo varios problemas. La portada, ya desde el vamos, no es ganchera. No refleja la intensidad del relato que nos espera "puertas adentro". El color, si bien me gustan las paletas que elige Ezequiel, se ve empastado en casi todo el libro, supongo que por una disociación entre cómo se veían las páginas en el monitor del dibujante y cómo se ve eso mismo impreso en papel. La narrativa y la puesta en página están bien, se nota la destreza de Ezequiel para armar secuencias consistentes incluso cuando el texto es muchísimo. Y lo que me tiró un poco para atrás al dibujo en general es un cierto estatismo: a los personajes les falta un poco de plasticidad, tanto en el lenguaje corporal como en el gestual. No puedo decir que Ezequiel dibuje mal, para nada, pero lo sentí un poco duro a la hora de mover a los personajes. Las cuatro paginitas de Alcatena, una demencia exquisita. Gravedancer es un entretenimiento sólido, con cosas para mejorar en el aspecto visual, pero más que digno. Estoy atento a los próximos trabajos de Juli Lorente, a ver con qué me sorprende. Y si esta edición se agota y Viajero del Alba reimprime el libro, queda abierta la posibilidad de trabajar mejor el tema del color para que se luzca mucho más que en esta primera edición.
Leí también el tomo que recopila los cuatro episodios de Hyperion, una miniserie a cargo de Guillermo Villarreal y Guido Barsi. En el texto de presentación, Villarreal da a entender que Barsi se sumó al proyecto cuando ya estaba iniciado, así que no sé exactamente si participó o no en la creación de la trama y los personajes, o si simplemente se sumó para aportar textos y diálogos con la historieta ya desarrollada. Lo cierto es que el guion me pareció malísimo. Confuso, retorcido, con unos flashbacks tan extensos y elaborados que ameritaban ser una novela gráfica en sí mismos. Incluso hay errores en los textos, los personajes por momentos se tratan de tú y a veces de vos... Me costó muchísimo engancharme con una historia que -a la larga- cuenta muy poco en 88 páginas. Por suerte está el dibujo de Villarreal, mejor todavía que en sus trabajos anteriores, en un nivel realmente muy alto, que le permitiría insertarse profesionalmente en casi cualquier mercado. Le queda por mejorar sólo el tema de los enfoques, donde veo una tendencia a la repetición. Si incorpora más variantes, puede crecer aún más. Pero el dibujo en sí, el lápiz, la tinta, la aplicación de los grises, el trabajo en fondos y armaduras, la gestualidad de los personajes... todo eso está muy bien resuelto y puesto al servicio de la aventura. Una aventura que -repito- para mi gusto hace agua por varios costados y que avanza a un ritmo con el que no pude sintonizar. Pero sospecho que esto no está pensado para que me guste a mí, sino a un lector más joven, más del palo del shonen o de los videojuegos tipo Diablo o God of War. En todo caso me sirvió para ver de cerca la evolución de Guillermo Villarreal, un dibujante que está ahí, a un buen guion de pelar una obra realmente importante.
Me doy cuenta de que llevo varios días leyendo sólo historietas en las que autores argentinos juegan a "cumplir con las reglas" de los clásicos géneros vinculados a la aventura, y se me hace un toque aburrido, por lo cual decidí mechar otra lectura, de algo distinto. Y le entré al Vol.2 de Fables Amères (nunca vi el Vol.1), una recopilación de historias cortas, autoconclusivas y sin personajes recurrentes, del maestro francés Christophe Chabouté. Son once historias de distinta extensión (entre seis y 14 páginas), varias de ellas mudas, todas en el maravilloso blanco y negro con el que asociamos a este autor. Esto está todo dibujado por el Chabouté del Siglo XXI, es decir, un monstruo ya consolidado en su estilo, con un manejo del claroscuro descomunal, al nivel de José Muñoz, Jacques Tardi o e mejor Alfonso Font. Así que a nivel visual, el deleite está más que garantizado. En cuanto a los guiones, cualquier recopilación de once historietas va a ofrecer ciertos altibajos... y la verdad que acá hay pocos. La mayoría de las historias son brillantes, y en todo caso lo que se puede criticar es que a veces Chabouté se toma demasiadas páginas para llegar al remate, a esa estocada final que le pega un giro (a veces brutal) a lo que el lector venía asimilando como "la trama". Algunos de los recursos que pone en juego Chabouté son los mismos que le vimos a los españoles Tha y TP Bigart en Absurdus Delirium (busquen las reseñas, que ya hablamos de esto en el blog), pero los hermanos liquidaban el "chiste" en una sóla página mientras que el francés se toma unas cuantas para lograr el mismo efecto. Las Fables Amères son breves secuencias que hablan de lo intrascendente, lo incoherente, lo alienante o lo rutinaria que puede ser la vida normal en las grandes ciudades y en la sociedad actual. Más que a rebelarse o a patear todo a la mierda, Chabouté nos invita a reflexionar, pero de un modo sutil, amable, pleno de imaginación. Hay una bajada de línea socio-política, claro, pero no pasa todo por ahí. El autor sabe combinar esta invitación a la reflexión con una sana cuota de intriga, de sorpresa, de juego con lo que el lector no está espeando encontrarse sobre el final de cada relato. El resultado es sencillamente magnífico y además sirve como demostración cabal de que Chabouté no es sólo un gran autor de novelas gráficas de chotocientas mil páginas. En espacios cortos (que podrían ser incluso más cortos) también puede pelar gemas y sacudir al lector con emociones, sensaciones y reflexiones que nos hacen mejores personas. Creo que este material no está publicado fuera de Francia, pero como varias de las historias son mudas, no es taaaan imprescindible manejar el idioma de Mbappé para disfrutar del librito. Y siempre está la posibilidad de que algún editor del habla hispana se despierte y traduzca las historias que tienen textos en francés. Hasta acá llegamos. Vuelvo a sumergirme en el océano del nº8 de la Comiqueando Digital, que casi seguro estará disponible durante Enero. Gracias por el aguante.

viernes, 24 de noviembre de 2023

THE MARVELS

Película nº33 de ese mega-producto conocido como el Marvel Cinematic Universe, en este caso dirigida por Nia DaCosta y con la consigna de reunir a las tres heroínas vinculadas al nombre "Marvel". Por supuesto que esto es, desde el vamos, un guiño a los comiqueros, porque en su versión fílmica (o de Disney +) Monica Rambeau nunca fue llamada "Capitana Marvel". Los que la seguimos desde los ´80 sabemos que sí, que ese fue el primer nombre superheroico de la actual Photon. La película se hace corta. Dura 105 minutos que se pasan bastante rápido. Tiene mucho ritmo, un buen equilibrio entre acción, chistes y un par de momentos más dramáticos y -lo más importante- las tres protagonistas tienen mucho desarrollo. Ninguna de las tres llega al final como estaba al principio. La gran Kelly Sue DeConnick estuvo ahí, supervisando un poco el guion, para que la Carol Danvers de Brie Larson se parezca lo más posible a la que escribía ella en los comics, y eso está muy logrado. De alguna manera, la propia Larson pega un salto cualitativo y se la ve menos acartonada, más dúctil, y además más linda que en las películas anteriores. En algún momento tendrán que hacerse cargo de que esta versión de Carol ya debe andar por los 55 años, pero bueno... un personaje que viaja a la velocidad de la luz y manipula esos niveles de energía probablemente no sufra los efectos del envejecimiento que sufrimos los humanos. Dos cosas medio chotas: 1) la aparición de Nick Fury y el desarrollo del plot de los Skrulls está demasiado desconectado de lo que vimos en Secret Invasion. Ameritaba algún comentario, algo que integrara mejor a ambas piezas del rompecabezas. 2) tal como me pasó mientras miraba la infausta serie de Ms. Marvel, cada vez que aparecen en escena los padres de Kamala sentí un deseo irrefrenable de meter la chota en una picadora de carne. Acá están un poquito mejor integrados a la aventura, pero de nuevo en roles lamentables y totalmente prescindibles en el contexto de la trama. Algo que no está mal, pero que es medio una canchereada, es esa escena en la que se manifiesta el puente Bifrost, aparece Valkyrie y se lleva a un montón de skrulls a Asgard... pero nadie nombra ni a Bifrost, ni a Valkyrie, ni a Asgard. Onda "dale, boludo, te tenés que dar cuenta solo... ¿o no viste todas las películas anteriores donde aparecen?". No te digo que nos expliquen desde cero qué es Asgard y por qué Valkyria quedó al frente del reino otrora gobernado por Odin, pero por ahí daba para que la escena le resultara menos desconcertante a quien no viene siguiendo todas las películas previas del MCU. El resto, pulgar para arriba. Las guionistas pudieron armar una historia consistente, con buenos diálogos, le dieron un cierre más que digno al tema de los Kree y los Skrulls, y convirtieron a dos personajes medio tercerones (Monica y Kamala) en jugadoras listas para tomar roles preponderantes en futuras producciones de la factoría Marvel/ Disney. El conflicto central y la villana que lo lleva adelante no son ni una gilada atómica ni un delirio, sino que están bien planteados y justificados, al punto que (como todo buen villano) hay un instante en el que Dar-Benn (gran interpretación de Zawe Ashton) te convence de que lo que ella se propone hacer es lo correcto. Los efectos especiales están muy bien, hay imaginación y despliegue en trajes, armas, naves y paisajes, la música está buena... y en la escena post-créditos pasa algo que hacía muchos años que esperábamos con ansias y que realmente cambia el mapa del MCU a futuro. No la quiero inflar demasiado ni convencer a nadie de que estamos ante un largometraje brillante, glorioso o fundamental, pero si venís enganchado con la mitología del MCU, y te interesa su desarrollo y su armado a futuro, no tengo dudas de que The Marvels te va a atrapar. Y como es una peli divertida, dinámica y bastante poco ajustada a las fórmulas tradicionales de este tipo de productos, se me hizo muy disfrutable. Lo suficiente como para recomendarla, no al nivel de gemas como las pelis de los Guardians of the Galaxy, pero sí por encima de la peli solista de Captain Marvel o de la casi irredimible serie de Ms. Marvel. Ahora me falta ver la segunda temporada de Loki y ya estoy al día con todo. Qué cagada que el día tenga sólo 24 horas...

jueves, 23 de noviembre de 2023

MAS MATERIAL ARGENTINO

Sigo con la misión imposible de ponerme al día antes de fin de año con todo el material que se publicó durante 2023 en Argentina, que por suerte es un montón. Desde la ciudad de Rosario llega el nº1 de Avalancha, una antología que reúne distintas historietas todas escritas por Gastón Flores, algunas de las cuales ya se habían publicado en la revista Términus (otra antología gestada en Rosario). La verdad, no me emocionó el contenido de este primer número. La portada me parece directamente fea, y ninguno de los guiones de las distintas historias autoconclusivas me partió la cabeza ni me sorprendió demasiado. Hay varios que están bien, que cumplen, pero ninguno de esos que te hacen levantar las cejas y decir "no puedo creer lo que estoy leyendo". El desempeño de los dibujantes en general es muy bueno, la única historia que no me gusta cómo está dibujada es "El Dios Serpiente", a cargo de un Gonzalo Martínez que no es el prócer chileno. Despues hay otro trabajo mejor logrado por el propio Martínez, aportes muy dignos de Pablo De Bonis y Sergio Tarquini, seis páginas de Juan Manuel Frigeri a un muy buen nivel, y apenas cinco del mejor dibujante que alguna vez trabajó con Flores: el monstruo entrerriano Lisandro Estherren, hoy consagrado en EEUU. Desde lo visual, más allá de la portada, Avalancha es un producto bastante convincente. Pero es una antología creada y curada por un guionista, entonces lo que define son los guiones y -repito- ninguno me movió el amperímetro. Hay buenas intenciones, buenas ideas, pero sospecho que Flores es de los guionistas a los que el formato de historia corta (las más largas tienen ocho páginas) no les resulta demasiado cómodo. Veremos con qué nos encontramos cuando se publique el nº2 (supongo que en Enero, porque el nº1 salió en Julio y dice "publicación semestral").
Otra editorial con sede en Rosario y bastante actividad en esta última década es Rabdomantes, que ahora nos ofrece Ceferino Namuncurá y el Valle Perdido, una novela gráfica de 68 páginas escritas por Roberto Barreiro (amigo de hace mil años y colaborador de Comiqueando) y dibujadas por Javier Oliver, a quien ya me había cruzado en alguna antología. Vamos a decirlo rápido y sin medias tintas: no me gusta el dibujo de Oliver, me parece del montón, poco imaginativo, poco original, no le encuentro mayor atractivo. La narrativa está muy bien, el color me pareció muy correcto, pero el dibujo en sí, el trazo, la forma de plasmar la acción, las expresiones faciales, los fondos, la composición de la viñeta y hasta la ubicación de algunos globos de diálogo me parece que no están a la altura, ni del guion de Barreiro ni de la calidad de la edición. Una pena, porque el guion me pareció ingenioso y entretenido. Barreiro imagina una ucronía en la que la nación mapuche se independizó de Argentina y de Chile y superó su origen de tribu aborigen de la Patagonia para convertirse en una potencia continental con vastos recursos naturales. La historia se sitúa a principios del Siglo XX y reserva roles importantes a figuras del mundo real como Julio Argentino Roca o el Coronel Enrique Mosconi (y el propio Ceferino, obviamente), y un rol menor a Hipólito Yrigoyen. No sé si por sugerencia de Barreiro o por decisión de Oliver, varios de los mapuches tienen rasgos que al toque remiten a los de Patoruzú, Upa y la Chacha, un guiño que realmente no sé cuántos lectores llegarán a captar, porque no creo que esto esté pensado para los fans de los clásicos personajes de Dante Quinterno. La trama incluye acción, espionaje, sutiles pinceladas de comedia y una puntita romántica atractiva que no se llega a desarrollar, todo en un clima de aventura e intriga, con un buen equilibrio entre tensión dramática y clima de entretenimiento y diversión. Por momentos me pareció estar leyendo un guion de Maurice Tillieux para Gil Jourdan, aunque claro, Tillieux no debe haber tenido ni la menor idea de qué era un mapuche. No quiero spoilear lo que sucede, pero sí señalar que está todo bien planteado y bien resuelto, con textos ágiles y personajes con los que uno se quiere reencontrar. Ceferino Namuncurá y el Valle Perdido nos lleva a una realidad paralela (un What If...) muy interesante, para vivir una aventura que te engancha a fuerza de sorpresas, roscas y acción. Con la faz gráfica a cargo de un dibujante mejor calificado, podría ser uno de los grandes títulos del 2023. Así como está, divierte y cumple, pero renguea un poco porque, por lo menos para mi gusto, no hay un correlato de calidad entre la labor de Oliver y la de Barreiro. Esto es todo por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

martes, 21 de noviembre de 2023

TRES DE UN SAQUE

Bueno, retomamos. Pasó muchísimo tiempo sin nuevas entradas en el blog, pero la idea es volver a postear de manera bastante frecuente de acá a fin de año. No está fácil, porque estoy a full trabajando en el nº8 de la Comiqueando Digital, pero también en Enero se viene la votación de los Premios Cinder y eso me obliga a ponerme al día con las lecturas de material editado en Argentina durante 2023. De hecho, en la entrada de hoy, los tres libros que tengo para reseñar fueron publicados en Argentina durante 2023. Me traje una bestialidad de material de Europa, pero eso va a tener que esperar, porque el grueso de las reseñas hasta fin de año van a ir por este lado. Los Animales Prehistóricos es prácticamente una secuela de La Caja Negra, el libro de historias cortas de Javier Olivares que vimos acá el 15/08/19. Hay unas 10 ó 12 páginas que son las mismas (y se lucen mucho más en La Caja Negra, cuya calidad de edición supera ampliamente a la del libro publicado por Loco Rabia) pero Los Animales... ofrece por lo menos 40 ó 50 páginas de material que no está recopilado en otros libros, ni siquiera en España. Lo que menos me emocionó son las historias cortitas (a veces de una sola página) de Ono y Hop. El dibujo es descomunal, hay textos bellísimos, los climas son fascinantes, pero a veces con todo eso no alcanza para que el resultado final sea contundente. Por ahí por exceso de pretensiones o por escasez de espacio para desarrollar las ideas, pero esas historietas -sin ser chotas- no me terminaron de cerrar. Después hay material realmente magnífico como la historieta que le da título a la antología, Maine 1961, o incluso la última, donde reaparece Hop. Las dos historietas escritas por Santiago García (Amanecer Nuclear y especialmente 3 Páginas Sobre el Guernica) son verdaderas gemas, al igual que la adaptación que hace Olivares de Finlandia, un excelente relato del argentino (e hincha de Racing) Hernán Casciari. También hay una historia corta muy, muy buena escrita por el prestigioso crítico (y a veces guionista) Pepe Gálvez. Lástima la edición, que no está a la altura del material. Hay páginas en las que le falta muchísima fuerza a los negros, que se ven apagados, casi grises, lejos de ese claroscuro visceral que Olivares maneja con tanta solvencia. Tengo a mano La Caja Negra y el catálogo de la Semana Negra de Gijón donde se publicó por primera vez 3 Páginas Sobre el Guernica, y la comparación es demasiado elocuente, no deja margen para el debate. Algo salió mal en el paso entre los archivos que trabajó la editorial y el libro tal como lo entregó la imprenta, es lo único que se me ocurre para explicar por qué se ven tan lavados los negros. De todos modos, el dibujo de Olivares se disfruta muchísimo y hay historietas donde tanto el color como la puesta en página están ahí para que el trazo mágico del madrileño se luzca aún más. Y hay grandes historias cortas, algunas en dupla con quien sin dudas es el socio ideal para Olivares (García, obviamente). Así que Los Animales Prehistóricos es un libro que recomiendo sin tapujos a los fans del comic experimental, de fuerte impronta autoral, o a quienes quieran descubrir a un autor fundamental del comic español de los últimos 35 años que -injustamente- no tiene otras obras publicadas en nuestro país.
El segundo libro de hoy es secuela directa del que vimos el 14/03/22. De hecho, en Argentina se llama "Me Prometiste Oscuridad II". Nada, un bajón. Pensé que me iba a gustar tanto o más que el primer tomo, pero esta vez no me pude enganchar con lo que me trató de contar Damián Connelly. Me aburrí mucho, me saturó rápido el jueguito de los saltos temporales a antes, durante y después del supuesto apocalipsis, los personajes no me generaron empatía, las pinceladas de humor no me causaron gracia... La única explicación que le encuentro es que hay un cambio de registro: el primer Me Prometiste Oscuridad era un comic de misterio sobrenatural con pibes y pibas que tienen superpoderes. El segundo es básicamente machaca sobrenatural entre pibes y pibas que tienen superpoderes. Y la estética de Connelly y el ritmo que elige para narrar se ajustan (para mi gusto) mucho más al misterio que a la machaca. Para ver peleas entre personajes con poderes locos, prefiero una onda Mike Allred, colores, otra dinámica en la puesta en página, otra claridad en la narrativa... Me Prometiste Oscuridad II no se puede tildar de "secuela innecesaria" porque el primer libro dejaba varias puntas abiertas para explorar y había presentado un universo complejo y atractivo. Pero este regreso de Sebastián, Yuko y el resto de los hijos del cometa no me transmitió las mismas sensaciones, se me hizo tedioso, confuso, enroscado al pedo. Por ahí es todo producto de ese ruido que me hace un estilo ultra-dark y ultra-fotográfico que utiliza Connelly para el dibujo, no lo sé. Lo cierto es que así como la primera saga me resultó interesante y promisoria, la segunda requirió un esfuerzo enorme para llegar al final. La edición argentina a cargo de Deriva, impecable, un verdadero lujo.
Con menos pretensiones y más fidelidad al concepto de "misterio sobrenatural", Favor con Favor se Paga me entretuvo y hasta me emocionó de punta a punta del librito (también, bellamente editado en este caso por Multiversal). La dupla de Lubrio y Nicolás Viñolo funcionaba bárbaro en la versión digital de Fierro y acá se termina de consolidar con una muy buena historia, emotiva, profunda, cercana, a la que no le faltan dosis muy logradas de violencia, mala leche y momentos pesadillescos en los que los autores coquetean con el género del terror. Creo que lo único que no me fascinó es el color, muy jugado al truco de engamar la página entera en tonos azules, rojos, naranjas o verdes (según la secuencia). En la secuencia final, donde se ve un coloreado más tradicional si se quiere, se nota que Viñolo la tiene muy clara en ese rubro, y uno se empieza a imaginar cuánto mejor se vería toda la novela si estuviera toda coloreada como esa última página, que es hermosa. Pero el dibujo es excelente (al nivel de lo que había mostrado el dibujante mendocino en la gloriosa Vorágine), hay un gran trabajo en los personajes, sus expresiones, su vestimenta, su entorno. El relato fluye con naturalidad, conserva la claridad y ese gancho casi adictivo incluso cuando el guion de Lubrio se hace más enroscado, más introspectivo, menos aventurero. En el guion también, se nota un gran trabajo en el desarrollo de los dos personajes centrales (Branda y Zefira), muy buenos diálogos, muy buen manejo del tempo narrativo como para mantener el suspenso y la intriga hasta el final. Favor con Favor se Paga es un comic muy notable, incluso con méritos más que suficientes para enganchar a lectores que habitualmente no consumen historieta, o a los que les cuesta entrarle a la historieta argentina actual. Tiene la duración justa, un equipo creativo en un nivel altísimo, mucha fuerza y mucho corazón. Quiero más trabajos de esta dupla autoral, en lo posible hoy mismo. Y nada más, por hoy. Ni bien tenga más libros leídos, los comentamos por acá. Gracias y hasta pronto.