el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 31 de octubre de 2015

31/10: LOS MAS VENDIDOS DE OCTUBRE

La verdad que hoy fue un día complicado y no avancé casi nada con ese libro gigante que estoy tratando de terminar. Andá a saber si mañana (que también pinta enroscado) lo logro finiquitar.
Hoy, entonces, compartimos los datos de ventas de la Distri durante el mes que termina hoy. Fue un mes MUY tranqui, en parte porque yo me tomé varios días de vacaciones y en parte… no sé, supongo que porque Septiembre fue demasiado grosso, o por la expectativa de las elecciones… ni idea. Lo cierto es que se vendió muy poco, y vendiendo poca cantidad de ejemplares, se podía acceder a este ranking. Lo más bizarro fue que apenas dos de las novedades lo lograron.

1) Hexmoor (Loco Rabia/ Belerofonte)
2) Un Paso en Falso (2-D)
3) Sudor Sudaca (Hotel de las Ideas)
4) Basura (Loco Rabia/ Belerofonte)
5) Acero Liquido (Loco Rabia/ Belerofonte)
6) Cybersix Vol.4 (Napoleones/ Entelequia)
7) Welcome to the Death Club (2-D)
8) Cuadernos: Eduardo Risso (Szama/ Puro Comic)
9) Monsieur Super Fruit (Loco Rabia)
10) Las Andanzas Eróticas de Vlad Tepes (Ninfa)

Sólo dos novedades de Octubre entraron al Top Ten, y encima en los dos puestos más bajos. Un delirio.
Mientras tanto, los libros de Jason y Winchluss, que no vendieron tanto en Septiembre, este mes treparon bastante. Y el resto, bueno, se siguen imponiendo los clásicos: Alcatena y Mazzitelli, Muñoz y Sampayo, Trillo con dos dibujantes distintos… difícil hacerles el aguante.
Para Noviembre hay unos cuantos lanzamientos atractivos (un nuevo Escuela de Monstruos, por ejemplo), así que tengo la ilusión de que la cosa vuelva a levantar temperatura. Veremos qué pasa…

viernes, 30 de octubre de 2015

30/10: HOY NO HAY NADA

Estoy leyendo un libro intermi-
nable, de chotocien-
tas mil páginas, y no hay forma de que hoy llegue al final y mucho menos de que escriba la reseña. Vamos a intentar que eso suceda mañana sábado, y si no, para zafar tendremos la lista de los más vendidos a través de la Distri durante Octubre.
En materia de anuncios (esos con los que suelo zafar cuando no hay reseñas), tengo confirmada mi presencia (por cuarto año consecutivo) en la San Luis Comic Con. Eso significa que los días 14 y 15 de Noviembre voy a estar ahí, al frente de mi humilde stand y de alguna charlita, y que esos dos días no vamos a tener reseñas. Obviamente, si vivís en San Luis o en la ciudad de La Punta, o por ahí cerca, no dejes de acercarte que la entrada es gratis y van bocha de autores grossos.
Otro tema: Parece que gane quien gane las elecciones, el dólar va a aumentar grosso. Si tenés pesos en tu cuenta bancaria, no lo dudes: hacete un pedido de comics bien power a tu dealer favorito de EEUU o Europa y presioná para que se lo facturen a tu tarjeta de crédito antes del ballotage, como para estar cubierto.
Los últimos pedidos que hice me llegaron a mi casa sin ningún drama, sin pagar envío preferencial y sin gastos extra ni demoras descabelladas en el Correo o la Aduana. Así que no te dejes intimidar por los chamuyeros que dicen “no está llegando nada” para que vayas y le entregues el… aguinaldo a los avechuchos que te multiplican el dólar o el euro por 20.
Ah, si tenés dólares encanutados, tampoco lo dudes: sacá ahora un pasaje en cuotas y en pesos a algún lugar de EEUU o de Europa que te guste, antes de que aumenten exponencialmente. Y obviamente detoná los dólares en esas vacaciones. Si las podés hacer coincidir con alguna convención o festival atractivo, mucho mejor.
La seguimos mañana. Gracias, como siempre, por el aguante en esta recta final hacia el 31 de Diciembre.

jueves, 29 de octubre de 2015

29/10: LOBEZNO: SAUDADE

Durante muchos años (y como consecuencia de la quiebra de la editorial en los ´90), los derechos para publicar los comics de Marvel fuera de EEUU no los tuvo Marvel sino la mega-editorial italiana Panini. A esta empresa le fue tan bien publicando Marvel sobre todo en Europa, que un momento consiguió la luz verde para producir historietas nuevas con los personajes de Marvel, sin la supervisión de la editorial con base en Nueva York. La idea era “prestarle los chiches” a prestigiosos autores europeos y ver qué salía de la mezcla.
El guionista Jean-David Morvan y el dibujante Philippe Buchet se convirtieron a lo largo de los ´90 en una de las duplas más exitosas del mercado francés porque supieron integrar a la típica narrativa y el típico grafismo de la bande dessinée un montón de elementos tomados del manga. Sin copiar alevosamente a los grandes mangakas, Morvan y Buchet se las ingeniaron para traer algo de esa impronta japonesa al comic francés, con excelentes resultados. Ahora el desafío era entrarle a un personaje creado en EEUU, donde también se manejan rasgos estilísticos muy fuertes y bastante distintos de lo que es el comic francés. Los creadores de Segelle (Estela, en la edición española) se animaron con Wolverine y el resultado fueron estas 46 páginas, publicadas en un lujoso álbum en Europa y en un comic-book bastante croto en EEUU.
No te quiero sanatear y decirte que este es un comic de Wolverine con méritos como para seducir al que no es fan del personaje. Pero si habitualmente bancás las aventuras solistas del canadiense y te copaste -por ejemplo- con las etapas de Greg Rucka o Jason Aaron, esto seguro te va a emocionar. A simple vista, la historia parece estar ambientada en la época de los New X-Men de Grant Morrison, pero sobre el final se revela que sólo las últimas tres páginas transcurren el “el presente” y el resto es un flashback a “unos quince años atrás”. Acá se produce una inconsistencia notable, que se evidencia en lo sofisticado de los celulares de… 1990, ponele, y en la aparición en un escritorio de una iMac, un modelo que se lanzó en 1998 (me acuerdo perfecto, de hecho fue la primera computadora que me compré, allá por 2000, cuando cobré el juicio contra Perfil).
Detalles al margen, el salto temporal que pega la historia en el final le sirve a Morvan para mostrarnos qué fue de la vida de Mexer, el chico mutante de la favela al que Logan conoce durante su accidentado viaje al nordeste de Brasil. Para mi sorpresa, es un final agridulce, a tono con una historia en la que tanto Wolverine como sus ocasionales aliados la pasan bastante mal. Es una historia violenta, descarnada, donde prima un humor bastante negro, y donde además Morvan encuentra espacio para coquetear con el misticismo new age típico de Jodorowsky y con la bajada de línea socio-política. Con todos esos elementos y una machaca furibunda, el guionista redondea una propuesta muy satisfactoria, repito: comparándola con las aventuras normales que protagonizaba Wolverine en su serie regular.
Por el lado de Buchet, hay un trabajo excelente, muy bien apuntalado por el color de Walter. El francés sabe (porque es francés) armar muy lindas páginas de 10 viñetas, sabe meter líneas cinéticas y estridencia pochoclera al mejor estilo shonen, entiende que para que esto conserve un cierto olor a comic yanki no puede dibujar fondos en todos los cuadros, y te aniquila en las secuencias mudas. Lo único que tengo para criticarle es que en las escenas más tranqui, de diálogos entre Logan y sus amigos, hay muchos afanos a Eduardo Risso. Poses, gestos, composiciones, ángulos, iluminaciones… demasiadas similitudes. Menos mal que el color se parece poco al de 100 Bullets.
Si te gusta Wolverine y querés leer una aventura distinta (con algunas puteadas y un poco más de sangre de lo habitual), acompañalo en este paseo por Brasil de la mano de dos grandes talentos franceses.

miércoles, 28 de octubre de 2015

28/10: KIRILENKO

Este libro reúne los ocho episodios de Kirilenko que Brian Janchez y Víctor Zelaya serializaron originalmente en la web. Como suele suceder, la versión digital era a todo color, y los colores de la portada te dan una idea bastante cabal de cómo estaba coloreada la historieta: predominio de tonos marrones y azules, más bien apagados pero ricos en matices. Lamentablemente, en el paso a blanco, negro y grises todo eso se perdió y a diferencia de otras veces, donde la faz gráfica no se ve muy afectada, esta vez sí, se sufre bastante la pérdida del color.
El resto de la faz gráfica está muy bien, con un Zelaya muy preciso, muy cuidadoso en el lenguaje corporal de los personajes y muy generoso en los fondos. La puesta en página está basada en el recurso de las viñetas muy chiquitas, a tal punto que en las que vemos diálogos extensos, Zelaya sólo pone el texto. El efecto se parece un poco al que proponía Chris Ware en ACME Novelty Library: un mosaico de muchos cuadritos muy chiquitos, muchos de ellos con mínima acción y con unos fondos muy elaborados.
La protagonista de las historias es Olga Kirilenko, una investigadora privada fumadora, puteadora, violenta y taciturna. Un personaje ideal para una serie grim ´n gritty, si no fuera porque Janchez nos recuerda constantemente que esto es una comedia, y que detrás de los golpes, las explosiones y las muertes, en realidad hay una intención festiva. Al clima sutilmente delirante contribuye bastante el hecho de que Kirilenko investiga casos vinculados a la presencia en nuestro planeta (en realidad, en nuestro país) de seres provenientes de latitudes lejanas, tipo Plutón, Júpiter y Marte.
Así es como Janchez arma un cóctel explosivo entre el típico hard boiled, la ciencia-ficción y la comedia ácida, con apenas unas pinceladas de ternura en un lienzo donde se imponen la sordidez y la mala leche. El resultado funciona muy bien: Olga es al mismo tiempo repulsiva y cautivante y las historias tienen siempre una estructura que parece básica, reconocible, y a la vez con agujeros, con áreas oscuras por las que en cualquier momento se pueden colar elementos bizarros y hacer girar a las tramas hacia donde uno menos se lo imagina.
Finalmente, después de seis episodios bastante autoconclusivos, que casi podrían leerse en cualquier orden, el séptimo episodio es clave. Ahí es donde Janchez se va al carajo, donde la serie deja de centrarse en los casos que resuelve Kirilenko y pasa a centrarse en ella, en su relación enfermiza con un emperador de otro planeta. Una relación que se va a resolver de modo… impactante (por usar un eufemismo), a tal punto que casi todo el octavo episodio va a ser una exploración de las consecuencias de lo que sucede en el episodio anterior. En este tramo final, la comedia le deja su lugar al drama e incluso al blockbuster hollywoodense de catástrofes, destrucción, persecuciones y tiros. Y para la última secuencia, donde ya prima de nuevo un ritmo más tranqui, Janchez se guarda una última sorpresa, también muy fuerte e incómoda como tampón de virulana.
Lo dicho: el pase del color a blanco, negro y grises desluce un poco el dibujo, y las páginas con tantas viñetas editadas en tamaño chiquito a veces se hacen difíciles de leer. Por eso, si querés disfrutar a pleno de Kirilenko, recomiendo la versión digital, la que los autores subieron a la web. Y como segunda opción, el librito. De un modo u otro, no dejes de descubrir a Kirilenko, que es una historieta realmente jugada, distinta, divertida, extraña y perturbadora a la vez.

martes, 27 de octubre de 2015

27/10: THE MASSIVE Vol.3

Retomo esta serie que tenía colgada desde el 13/12/14 y que en EEUU ya se terminó de publicar. Su autor, Brian Wood, confirmó que desde el vamos imaginó a The Massive como una serie de 30 episodios o –como nos gusta a nosotros- cinco TPBs.
Este tercer tomo presenta dos novedades: por un lado, Jordie Bellaire reemplazó a Dave Stewart como colorista y eso hizo que la faz gráfica perdiera un poco de su encanto. Pero por otro lado, por primera vez tenemos los seis episodios del TPB a cargo de un mismo dibujante, Garry Brown, el titular, el que está desde el primer número, y eso le da al tomo una coherencia gráfica muy bienvenida. Porque además hay que decir que Garry Brown, si bien por momentos parece un John Paul Leon de la B, es un dibujante correcto, competente, que labura bien los fondos, que sabe cómo echar mano a la referencia fotográfica sin ser un Juan Carlos Flicker cualquiera, y al que le falta dejar que los personajes se suelten un poco más, que se expresen más a través de los rostros y el lenguaje corporal.
Por el lado de las tramas, liquidado el plot de la busqueda del Massive, las aventuras de Callum Israel a bordo del Kapital continúan y esta vez se dividen claramente en dos arcos: en el primero reaparece Georg, un ex-tripulante del Kapital convertido en un wild card, un personaje totalmente impredecible que va a definir de un modo muy original otro conflicto bravo que es el de un Callum enfrentado a las supuestas fuerzas armadas de (lo que queda de) EEUU. Es un arco muy tenso, como siempre con flashbacks al pasado de los personajes, con data de lo que fueron los primeros momentos del Crash, y con esas escenas mudas llenas de elocuencia, que a esta altura ya son una marca de fábrica de Brian Wood. Ah, y además el autor se dio el lujo de mostrarnos una segunda visión de una Manhattan post-apocalíptica, más radical que la que vimos (y amamos) en DMZ.
El segundo arco también desborda de tensión. Esta vez hay algo así como un villano, al que el propio arco argumental va tiñendo de ambigüedad hasta que algunos de los protagonistas (y quizás algunos de los lectores) lo empiezan a ver con otros ojos. Es una historia muy centrada en Callum y en este “villano”, que obviamente tienen un pasado espeso en común que se remonta a los tiempos anteriores al Crash. En el medio están las tradiciones vikingas ( a las que Wood conoce de taquito por haber escrito 50 episodios de Northlanders), la caza “artesanal” de ballenas, y un personaje importantísimo que desaparece sin dejar rastros y abre un misterio jodido para explorar en los dos tomos que faltan.
Como ya dije alguna vez, The Massive no es una serie para cualquiera, porque avanza a ese ritmo pachorro, porque se toma su tiempo para explicar quién corno son estos tipos y minas y cómo cayeron en esta situación, porque la machaca está desenfatizada y porque a veces se nota que las peripecias son en realidad excusas para meterse con temas que a Wood le interesa tocar, y que tienen que ver con la ecología y la preservación de los recursos naturales del planeta. Con más exploración que acción, no es ilógico que The Massive piante votos del lector que espera tramas más aventureras, más orientadas a la resolución de conflictos por la vía de la violencia.
Faltan 12 episodios, o dos TPBs, para enterarnos cómo termina esta cuasi-epopeya escrita con mucha honestidad, con enorme pasión, por un guionista imprescindible como es Brian Wood. Obviamente la banco hasta el final y ni bien pueda, me compraré los dos tomos que faltan para completarla.

lunes, 26 de octubre de 2015

26/10: LAS ANDANZAS EROTICAS DE VLAD TEPES

Al igual que el libro reseñado el 06/04/14, este tomo reúne varias historias escritas por el uruguayo Silvio Galizzi, protagonizadas por el antihéroe que creara junto al cineasta Guzmán Vila y que lleva los rasgos del actor-guionista. Como ya vimos la vez pasada, Vlad Tepes es un personaje repulsivo, una exageración de todos los rasgos machistas, violentos, xenófobos y políticamente incorrectos de Galizzi, potenciados por el hecho de que –como su nombre lo sugiere- es un vampiro poderoso e inmortal.
Esta vez, además, el libro promete que el erotismo será el tema central, el que englobe a todas las historias cortas… y es una promesa que no cumple. En casi todas las historias el sexo es un elemento muy menor, a veces presente en una o dos viñetas, y que casi siempre se podría haber omitido sin alterar el curso de las tramas. Lo interesante es que casi todas las historias nos muestran a Tepes en alguna época histórica, interactuando con personajes reales de cada una de esas épocas. De nuevo, algunas aprovechan mejor y otras peor las posibilidades que brindan estas ambientaciones, pero está muy bien que el contexto para estas historias violentas y pasadas de rosca sean momentos bien investigados de la historia real, de la Historia con mayúsculas. Veamos qué onda cada una de estas historias.
La primera es una versión alternativa del cuento de Blancanieves, con unos garches bastante bien incorporados y un final shockeante. El dibujo es de Quique Alcatena con bastantes pilas, pero rotulado por él mismo, que no es precisamente un buen letrista. La segunda, ambientada en una de las tantas guerras entre Inglaterra y Francia, es una comedia de enredos bastante violenta, en la que el sexo no tiene mayor incidencia. Dibuja Guillermo Hansz, el de El Club de los Ilustres.
La tercera es una historia tremendamente sangrienta y retorcida, con una trama interesante, pero a la que le juega en contra la cantidad de saltos al vacío (gráficos y narrativos) que ensaya Matías Bergara. Me encanta cómo trabaja con la mancha, con las tramas mecánicas y demás, pero por momentos la historia se hace muy confusa, especialmente en las tres páginas que no tienen textos.
La que dibuja Andrés Lozano es una de 10 páginas ambientada en la conquista de América, con un poco menos de violencia y con poco protagonismo del sexo, que apenas brinda el remate cómico para las últimas viñetas. Otra donde el erotismo no tiene el menor peso es en la que dibuja Beto Ledes, ambientada en EEUU en la época de Abraham Lincoln y el General Custer. Tiene una página muy salvaje en términos de machaca, un final sorpresa que se podía preveer sin ser un genio y un desarrollo muy hablado, pero atractivo. El dibujo cumple apenas, está a milímetros de irse a la B.
Fernando Ramos emplea un estilo oscuro, a mitad de camino entre un Juan Carlos Flicker y un clon de Mike Mignola para una historia que mezcla a Vlad Tepes, Bram Stoker y los crímenes de Jack el Destripador. Una buena idea, un poco compleja para ocho páginas. La de Rasputín, ambientada en Rusia entre 1914 y 1917, es la que mejor trabaja con la historia real, hasta llegar a una viñeta final muy impactante. Acompaña el dibujo de Lauri Fernández, bien en los climas y muy jugado a la caricatura.
A nivel dibujo y narrativa, creo que el que se lleva la medalla de oro es Esteban Tolj, quien tiene a su cargo las 10 páginas en las que Tepes se cuela en la desgarradora historia de Anna Frank. Los garches no aportan mucho, pero sin dudas es una excelente historia. Y se me acaba el espacio, pero quedan tres historias: una muy cortita con Diego Velázquez, más grosera que divertida; una con Marilyn Monroe, con un buen guión y dibujos bastante dignos; y una ambientada en el presente (de lo más flojo del libro tanto en guión como en dibujo) en la que por lo menos el sexo tiene razón de ser.
En síntesis, una antología rara, picantita, con altas dosis de mala leche, con puntos altos y otros no tanto, que seguramente disfrutarán los fans del impiadoso vampiro uruguayo.

domingo, 25 de octubre de 2015

25/10: EL INFANTE DANTE ELEFANTE Vol.3

Como me pasa cada vez que me encuentro con esta historieta de J.J. Rovella, mi capacidad crítica se hace a un lado para dejar que se expanda sin límites mi capacidad de disfrute. Dante Elefante es la infancia, es la alegría, pero también son las ideas, pequeñas rupturas que, puestas en una historieta para chicos que aparece en Billiken, tienen un efecto mucho mayor.
Por supuesto entre tanto material (hay varias páginas que traen tres tiras autoconclusivas cada una) tienen que aparecer chistes menos originales, gags que si viste mucho dibujo animado clásico (Looney Tunes, Tom & Jerry, Pink Panther, etc.) ya te sabés de memoria. Chistes de gordos en el subi-baja, a esta altura, uno ya vio todos. Chistes de giles que tratan de levantar pesas enormes y terminan con los brazos grotescamente estirados, también.
Pero, como ya dije, esta es una historieta repleta de ideas y Rovella siempre te sorprende con remates que nunca te viste venir. El chiste de los zancos y las muletas, por ejemplo, me hizo reir fuerte. El de la batalla con bombitas de agua también, me agarró totalmente desprevenido. El de los cuadros del rinoceronte es otra joya del ingenio.
Y no quiero seguir enumerando chistes, ni tampoco hacer la lista de la inmensa cantidad de recursos humorísticos y gráficos que despliega Rovella en estas páginas. Seguro que ya mencioné todo lo que valía la pena mencionar en las reseñas del 11/10/10, o en la del 12/01/14. Prefiero cerrar acá, no sin antes recomendar la compra de este librito, pensado para hacer reir (y en una de esas, reflexionar) a chicos de todas las edades. Un placer, de verdad.

sábado, 24 de octubre de 2015

24/10: KANE Vol.3

Tercer tomo de esta gran serie del genio británico Paul Grist que, según tengo entendido, consta de seis libros.
En esta tanda de episodios, Grist se juega a desplazar el foco del relato hacia el villano, Oscar Darke. Alguien le pega un tiro a quemarropa y, mientras convalesce en el hospital, Kane y los canas tratan de deducir qué fue lo que pasó mientras los medios repasan la vida de este “polémico empresario” sin animarse a señalarlo como el criminal inescrupuloso que es. Así como en el tomo anterior (ver reseña del 16/07/15) Grist homenajeaba al Frank Miller de Sin City, esta vez toma el recurso de las pantallitas de TV para homenajear al Miller del Dark Knight, e incluso aparecen hojitas manuscritas “arrancadas” del diario de uno de los personajes, como en Batman: Year One.
Lo mejor del tomo es, lejos, las revelaciones acerca del pasado de Oscar Darke. Su infancia, su vinculación temprana con el hampa, la construcción de su mascarada como miembro respetable de la comunidad de Eden City, todo eso es brillante. La toma de rehenes por parte de la minita que le pegó el tiro a Darke es otra escena particularmente bien resuelta. En la segunda mitad del tomo, Grist arma una intriga en el seno de la propia policía, donde parece haber canas claramente comprados por Darke, pero no está tan bien planteada, o a mí no me terminó de enganchar, creo que porque los personajes son muy parecidos entre sí y hay que prestar demasiada atención para no confundirlos.
Y sobre el final, Grist narra en paralelo dos secuencias: una en el presente, en la que Kane visita a Darke en el hospital, y una en el pasado, donde nos revela el origen de la extraña relación entre el “héroe” y el “villano”. Esas últimas 28-30 páginas vuelven al nivel espectacular de la primera mitad del tomo y además abren puntas muy atractivas para explorar en episodios futuros.
Gráficamente, este tomo es apasionante. Sin irse nunca de su particularísimo estilo, Grist mecha (además de los homenajes a Miller) guiños a Charles Schultz, a Marjorie Henderson Buell (la autora de Little Lulu), a José Muñoz, a David Mazzucchelli y por supuesto a Dave Sim, principal referente de Grist en materia de narrativa. En un momento, el autor impacta con un nuevo salto al vacío: en el último episodio, durante una conversación entre Kane y Darke, Grist llena cinco viñetas… sólo con los globos de diálogo. No se ven los personajes, sólo lo que “dicen”. A tal punto que, cuando los dos hacen una pausa, tenemos una viñeta totalmente en blanco. Impresionante. Y a lo largo de todo el libro, tenemos un uso de los silencios tremendamente potente en términos dramáticos.
Y tengo poco tiempo, así que la cierro acá. Ya conseguiré los tomos que me faltan para completar esta serie, que hasta acá me viene sorprendiendo tomo a tomo, porque es mucho más que el típico comic policial. Impresionante lo que hace Grist en esta serie, de verdad.

viernes, 23 de octubre de 2015

23/10: HOSPITAL

Me engañaron como a una quinceañera. Vi esa portada, en la que Ted Benoit imita milimétricamente el estilo de Hergé (de hecho, el paciente que sale disfrazado de médico parece un tercer hermano gemelo de Hernández y Fernández) y, como buen fan de la línea clara, dije “adentro”.
Al abrir el libro, me encontré con que esta es la primera obra de Benoit y data de 1979, cuando el autor todavía no militaba en la línea clara. El dibujo es una mezcla entre Jacques Tardi, Moebius, Enki Billal y François Boucq, sin la genialidad de ninguno de los cuatro. Una cosa bien del montón, correcta pero sin sorpresas.
Y el guión… un caos enroscado más allá de la comprensión humana, con varias tramas paralelas, de las cuales la mitad son en serio y la mitad en joda, con lo cual no se termina de entender si es una sátira, un thriller o un comic de denuncia. Los personajes van y vienen, el que parece ser el protagonista por ahí está cuatro o cinco páginas sin aparecer, atrás de una escena claramente picaresca (con minas en bolas y tipos pelando la chota) viene una dramática… No se entiende muy bien qué quiso hacer Benoit con esta obra.
Y como yo no la entendí, tampoco la puedo analizar demasiado. Olvidémosla, mejor, y no se la recomendemos a los que disfrutan de ese otro Benoit, el más irónico, el que se esforzó (y mucho) por preservar la estética de Hergé sin aferrarse a la solemnidad ni a la pacatería que (leída a fines del Siglo XX) transmite la obra del mítico creador de Tintín.

jueves, 22 de octubre de 2015

22/10: CAMINO A AUSCHWITZ

Las tres historias que componen este libro marcan el debut como guionista de historietas del periodista Julián Gorodischer, acompañado de un dibujante ya consagrado, de probada solvencia, como es Marcos Vergara. Gorodischer se propone incursionar en el comic periodístico o documental, en una vertiente muy cercana a la de Maus, Los Zurcos del Azar o Tortas Fritas de Polenta. El autor va a indagar a fondo en los vínculos entre miembros de su familia y el holocausto del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial y, como Art Spiegelman en Maus, a mezclar esa labor de historiador con los lazos familiares.
La primera historia (que da título al libro) tiene 32 páginas y se centra en los últimos días de Paie, la hermana gemela de la abuela de Julián. La historia de esta chica que muere en Auschwitz con sólo 21 años es apasionante, realmente fuerte y conmovedora. Lástima que esté tan estirada. Gorodischer le suma al relato toda otra faceta que es cómo se vincula el resto de la familia (que obviamente sobrevivió al holocausto) con la memoria de Paie. Esto hace que por momentos la historieta vire hacia un melodrama de entrecasa, predecible, aburrido y demasiado autorreferencial. De hecho hay tramos en los que el guionista-personaje le disputa el protagonismo a Paie y ahí uno tiene que elegir qué historia le interesa más. La verdad, entre una chica de 21 años torturada y asesinada en Auschwitz y un tipo de 40 al que le va mal en una cita a ciegas con un chongo, no hay mucha discusión.
La segunda historia tiene 29 páginas y está centrada en las memorias del anciano Berl, tío abuelo del guionista-personaje, que integró la resistencia a los nazis en el ghetto de Varsovia. Acá el equilibrio está más logrado y el protagonismo es claramente del tío Berl. El personaje de Gorodischer cumple un rol muy similar al de Spiegelman en Maus, que es contener e ir guiando por los senderos de la memoria al veterano que sobrevivió al horror. La de Berl es otra historia fuerte, de heroismo, de aguante, de aferrarse a la vida pase lo que pase, condimentada con tiros, bombas, torturas y un poco de amor entre varones.
La tercera historia es la que más me gustó, la que está menos estirada. De hecho, le hubiesen venido bien un par de páginas más. Esta vez la protagonista es una tía de la mamá del guionista-personaje que integró el comando judío que secuestró a Adolf Eichmann en 1960 (cuando vivía en nuestro país bajo una identidad falsa) y se lo llevó a Israel para que fuera sometido a juicio. Esta vez, el personaje de Gorodischer interpela a la anciana tía Luba (también sobreviviente de Auschwitz) para conocer los pormenores de esa operación. Los recuerdos de Luba se convierten en una historia intensa, brava, emocionalmente retorcida y con una viñeta final brillante.
El dibujo de Marcos Vergara es excelente, mejor aún que en sus trabajos anteriores, perfectamente complementado por el color que es clásico, sobrio, sin saltos al vacío. La escena onírica que Vergara dibuja casi sin color sobre el final de la primera historieta me pareció gloriosa y perturbadora a la vez. El uso de la referencia fotográfica es muy acertado y –como siempre- los personajes de Marcos transmiten una variedad enorme de emociones a través de expresiones faciales cada vez más logradas.
El libro (de impecable factura técnica) tiene una cantidad grotesca de páginas de relleno: carátulas, dibujitos sueltos, páginas en blanco… en total, de las 112 páginas por las que uno está pagando, sólo 89 son de historieta. Un disparate.
Y no, si Camino a Auschwitz aspiraba a convertirse en “el Maus argentino” me parece que no le alcanzó. Pero si te interesa el tema de los nazis, los judíos, los campos de concentración y la huella que dejó el holocausto en los que sobrevieron, acá vas a encontrar historias muy interesantes, abordadas con mucho respeto y dibujadas como la hiper-concha de Dios (o de Jehová) por un Marcos Vergara en un nivel muy, muy zarpado.

miércoles, 21 de octubre de 2015

21/10: NEW YORK COMIC CON, 2015 (parte 4)

Antes de dar por cerrado este tema y volver a full con las reseñas, quería puntualizar algunas cositas más.
1) Con sus chotadas y todo, qué lejos que está la NYCC de otros eventos que se apoderaron del nombre “Comic Con”. En espacio, en repercusión en los medios, en la ambición de la propuesta, en la cantidad y variedad de invitados y de expositores… Yo creo que a los que organizan este tipo de convenciones 100% jugadas a la pata comercial y al entretenimiento (provisto en buena medida por los propios asistentes) habría que soltarlos un par de horas en el predio de la NYCC para que se depriman, para que se sinceren o –en el mejor de los casos- para que aprendan.
2) Eventos como este me hacen valorar cada vez más a aquellos que además de stands, cosplays y alguna que otra charla, ofrecen una verdadera propuesta cultural.
3) No soy el más indicado para señalar los aciertos de Comicópolis, pero también, la experiencia en la NYCC me hace aplaudir más fuerte la acertadísima decisión de tener un pabellón aparte para el cosplay, con música, baile, puestos de merchandising y todo lo que les interesa a los que no se interesan por la historieta.
4) Tuve la discutible suerte de no ver decaer a San Diego. Dejé de ir en 2000 por motivos puramente económicos y para cuando pude volver a viajar, el horror ya estaba consumado. Ni siquiera hizo falta asistir una vez más para constatarlo. En cambio a la NYCC la vi decaer de 2012 a hoy. No mucho, pero retrocedió. Y todo me hace suponer que, si este año me comí varios garrones, la próxima vez que asista me voy a comer varios más. Uno ya está grande para irse hasta la loma del orto a putear por la desorganización, o porque la sala de prensa en 2012 era un lujo y este año era de una precariedad digna de un evento de Muñones. Con lo cual es hora de explorar otras opciones.
5) De todos modos, la NYCC tiene un anzuelo irresistible que es la propia ciudad de Nueva York, a la que uno siempre quiere volver. Así que ni en pedo le bajo la persiana con un contundente “Nunca Más”. Me imagino yendo a Charlotte, North Carolina, a ver qué onda la muy recomendada Heroes Con y pienso… ¿qué carajo hacés en Charlotte, North Carolina los ratos en los que no estás en la convención? Ese problema en Nueva York no lo tenés nunca.
6) Tiene que haber, y ya la voy a encontrar, una convención en EEUU que tenga un sector zarpado de stands con mucha oferta de revistas y TPBs, que tenga una buena propuesta cultural, con buenas charlas (no editoriales tirando anuncios estridentes), muestras y talleres, y que ofrezca un panorama amplio de la historieta norteamericana, con autores y editores del mainstream, pero también del palo alternativo, autores que publican tiras en los diarios y capaz (quizás sea mucho pedir) autores de Europa y Asia. La NYCC tiene varias de esas cosas, pero no todas. Y yo voy por más, aunque eso signifique viajar a ciudades con menos onda que Nueva York.
7) Algún día voy a entender cuál es la necesidad de que las convenciones de comics tengan como argumento para convocar al público la presencia de celebridades del cine y la tele. En la San Diego de 1991 no había actores ni actrices ni directores, pero estaba hasta la chota de gente y seguro los organizadores ganaron un buen billete. ¿No hay convenciones de cine y tele a las que traccionar al público con la presencia de esas “estrellas”? Hoy se impuso el concepto de que bajo el rótulo de “Comic Con” lo que hay es “una celebración de la cultura pop”. ¿Y no da para hacer dos eventos separados, uno de comic “a la vieja usanza” y uno de cultura pop?
Ya sé… son comentarios de viejo choto, nostálgico y sectario que quiere que la historieta se vuelva a encapsular en su ghetto minúsculo, inaccesible y endogámico. Pero a mí no me la contaron, yo lo vi. Y me acuerdo perfecto de esos eventos recontra-masivos a los que la gente no iba por el cosplay, los videojuegos y las celebridades de la tele y el cine, sino por las historietas y los historietistas. ¿Hago mal en querer más de esos y menos de estos que tenemos hoy?

martes, 20 de octubre de 2015

20/10: DAREDEVIL ULTIMATE COLLECTION Vol.1

Otra vez los tomos de Daredevil Ultimate Collection arrancan del Vol.1, pero esta vez recopilan la etapa de Ed Brubaker que, ppor lo menos al principio, cuenta con los gloriosos dibujos de Michael Lark.
Ah, pará. ¿Hay más de un tomo de esto? O mejor dicho: ¿sigue la serie de Daredevil después de esto? Los 12 episodios incluídos en este hiper-TPB no sólo son magníficos. Además podrían ser el final, el cierre definitivo de la historia de Matt Murdock, y nadie se quejaría de nada. Al contrario, diríamos “qué grosso Brubaker, cómo se las ingenió para sacar a Daredevil del laberinto jodido en el que lo había dejado la etapa de Bendis”. La mala noticia es que la serie no termina acá, en este cierre perfecto que ofrece Brubaker en el n°93. La buena es que hay muchos episodios más escritos por este crack del guión.
El primer arco abarca seis episodios y es brillante: Matt está en cana y Brubaker no escatima en detalles sórdidos acerca de la vida tras las rejas. Son páginas y páginas de oscuridad, violencia y corrupción como pocas veces se vieron en un comic “de superhéroes”. Con énfasis en las comillas, porque en esta saga (como en casi toda la etapa de Bendis) este NO ES un comic de superhéroes. La trama es compleja, está muy bien llevada (siempre con un valioso esfuerzo por no hacer añicos el verosímil) y por ahí le sobra Bullseye, que aporta más impacto que otra cosa. La resolución es excelente y hasta le otorga una chapa inmensa al Punisher, un personaje que cada vez que apareció en la revista del Cuernitos fue una especie de “ejemplo” para mostrar cómo NO se imparte justicia.
Resuelto este arco, tenemos un hermoso unitario protagonizado por Foggy (a quien Matt y los lectores creíamos muerto), y después un segundo arco argumental de cinco episodios, en el que Daredevil viaja a Europa, tras la pista del asesino de su amigo. Este segundo tramo está muy estirado. La misma historia se podría haber contado en dos episodios, o como mucho 50 páginas. El resto es relleno y se nota demasiado. Lo lindo es que parte de ese relleno consiste en llevar a Matt a deambular por las callecitas de Sintra, un pueblo de Portugal, cerca de Lisboa, que tuve la suerte de visitar allá por 2006. La verdad, ir a Sintra y ser ciego debe ser un bajón tremendo: conozco pocos lugares en los que hay tantas cosas hermosas para ver.
Estirada y todo, la saguita se resuelve en el cuarto episodio (de modo brillante, cabe acotar) y el quinto y último es un epílogo: 22 páginas en las que Brubaker restaura en buena medida el status quo de la serie tal como estaba antes de la llegada de Bendis. Pero nada sale gratis y Matt tiene que cruzar una línea incómoda como tampón de virulana: defender al Kingpin en una corte para sacarlo de la cárcel. Para que el Cuernitos logre arrimar al empate, su acérrimo enemigo abandona los EEUU ni bien pone un pie fuera del presidio y asegura que no volverá. Obviamente no le creo nada, pero bue…
El unitario centrado en Foggy lo dibuja David Ajá, en el que quizás sea su primer trabajo para EEUU. Lo cierto es que está bueno, pero no se parece nada a lo que veríamos más tarde en Iron Fist. Los 11 episodios restantes los dibuja Michael Lark, con infinitas pilas, aunque en un estilo más realista, menos expresivo que lo que había hecho en sus trabajos para Vertigo y DC. Acá vemos a Lark más preocupado por el realismo fotográfico, sin renunciar a su estilo ni convertirse en el enésimo Juan Carlos Flicker. Esta vertiente más realista le permite integrar más fácilmente las referencias fotográficas. Más que nunca, se nota que los fondos son SIEMPRE fotos retocadas: la cárcel, las oficinas, las ciudades de Europa, los vehículos, todo está tomado de la realidad y manoseado digitalmente para fusionarse con los personajes, que es donde se nota (bastante, por suerte) el sello propio de Lark y su entintador/ asistente Stefano Gaudiano.
No tengo los tomos que me faltan para completar Daredevil de Brubaker (ni los vi en Nueva York) pero voy a tratar de conseguirlos porque este me pareció excelente. Mañana, algo más acerca de la NYCC.

lunes, 19 de octubre de 2015

19/10: NEW YORK COMIC CON, 2015 (parte 3)

Ayer contábamos acerca de los libros y revistas que se pueden encontrar a precios muy, muy accesibles en los stands de la New York Comic Con. ¿Y qué onda el merchandising?
Fuera de los comics, lo que más hay es muñecos. Y además los muñecos son el rubro en el que más varían los precios. El mismo coñemu puede estar a u$ 70 en un stand y a u$ 15 en el de al lado. Pero la gracia es recorrer, porque realmente se consigue de todo: figuras que en tu puta vida pensaste que podrías tener en la mano, están ahí, esperándote, ya sea en blister o sueltas. Cosas de los ´70, lanzamientos de esta semana, ediciones limitadas… lo que se te ocurra. Si entraste al vicio de los coñemus (yo, por suerte, lo miro de afuera) acá te volvés loco. Y el domingo, las bajadas de lienzos en materia de precios son importantes.
Otros rubros en los que se consigue mucha merca son remeras (con personajes de comics y dibujos animados) y juegos de mesa o de Playstation. Pero también te encontrás stands que venden vasos, platos, toallas, camperas, tiradores, calzoncillos, juegos de ajedrez, gorras y pelotas de béisbol… cualquier cosa a la que se le pueda meter una imagen de Batman o Spider-Man seguro existe y ahí te la venden. Y no me puse a revisarlos uno por uno, pero me animo a afirmar que TODOS estos productos tienen licencias oficiales (como en la Argentina Comic Con, no? ;). La flexibilidad en materia de precios varía mucho de stand a stand. Los que tienen los puestos de remeras más grandes, por ejemplo, no te bajan un centavo ni aunque compres remeras para vos y todos tus contactos de Facebook.
Volviendo a los comics, ayer contaba que en los stands de las editoriales no suele haber descuentos atractivos. ¿Cuál es el gancho, entonces? La presencia de los autores. Image te cobra el TPB de Lazarus a cara de perro, pero te lo llevás firmado por Greg Rucka y lo mismo se aplica a las otras editoriales, salvo Marvel, DC y Viz, que no venden nada al público. En todos los stands de las editoriales tenés a un montón de autores firmando y eso también, a veces genera colas muy zarpadas que te parten al medio el predio y complican la circulación. Este año, las firmas de Stan Lee (que estuvo sólo el jueves) y de Robert Kirkman tuvieron ese efecto.
Stan y Kirkman están entre los grossos que se presentaron en la Comic Con y a los que yo no vi. Sumo a esa lista a Frank Miller, Kevin Smith, Masashi Kishimoto, Darwyn Cooke, Jerome Charyn y Brian Vaughan. Después, entre los paseos por los stands, las charlas y las visitas al Artists´s Alley, pude ver a todos los autores a los que me interesaba conocer o con los que me quería reencontrar. Desde Humberto Ramos, al que me encontré en la cola para entrar el primer día, hasta Jean-David Morvan, a quien me encontré a última hora del domingo, cuando ya me estaba por ir a la mierda. En el medio, pude saludar o escuchar en alguna charla al ya mencionado Greg Rucka, Scott Snyder, Erik Larsen, Ben Templesmith, Chris Claremont, Peter David, Oliver Coipel, Tim Sale, José Luis García López, Jerry Ordway, Walt Simonson, G. Willow Wilson, Dan Slott, Yanick Paquette, Kieron Gillen, Amanda Conner, Simone Bianchi, Phil Jiménez, Peter Kuper, Charles Soule, Rob Liefeld, David Lloyd, Esad Ribic, Arthur Adams, Fabián Nicieza, Tom Mandrake, Matt Kindt, Joe Staton, David Mack y el All-Star Squadron brazuca, integrado por Fábio Moon, Gabriel Bá, Rafael Albuquerque, Gustavo Duarte, Will Conrad, Ivan Reis y Eddy Barrows, entre otros. Y ojo, que los argentos no eran pocos. Estaban el maestro Eduardo Risso, los melli Sebastián y Maximiliano Fiumara, Juan Ferreyra, Martín Morazzo, Mariano Laclaustra (dibujante de Dr. Who a quien no conocía), Pier Brito y Felipe Smith (ninguno de los dos nació ni reside actualmente acá, pero ambos califican como argentos) y hasta el glorioso cordobés Fernando León González. O sea que si la idea era interactuar con algunos de los nombres importantes del mainstream yanki, sin dudas la NYCC te daba la posibilidad de lograrlo con creces.
Me quedan algunas cosas en el tintero (frase anacrónica si las hay), más a modo de reflexión que de crónica, así que me guardo esa cuarta y última parte para el miércoles o jueves. Hoy me leí un libro que me dejó cebadísimo y mañana quiero publicar esa reseña, sí o sí.

domingo, 18 de octubre de 2015

18/10: NEW YORK COMIC CON, 2015 (parte 2)

La consigna de este segundo post es hablar bien de la última New York Comic Con, resaltar los aspectos positivos, que también los tuvo.
Así como me quejaba de la desorganización y el caos que produce la proliferación de cosplayers (que no van a las charlas, no compran en los stands de las editoriales y los dealers y no acechan a los autores para pedirles firmas ni dibujos), hay que destacar la increíble calidad de los disfraces. Acá se ven producciones sumamente impactantes, al punto que por momentos uno cree estar realmente rodeado de superhéroes y villanos. Dentro de ese rubro, los personajes más elegidos por los cosplayers fueron Harley Quinn, Poison Ivy, el Joker, Captain America y Deadpool. También había muchos Green Arrow y Black Canary, supongo que por efecto de la serie de TV, porque eran muchísimos más que los Aquaman o los Green Lantern, que eran muy pocos. Por suerte los muchachos aflojaron un poco con Bane, y también con Star Trek y Adventure Time, que en 2012 eran multitud. Y siguen a full con Star Wars y Dr. Who. Esta vez también vi mucho Tortugas Ninja y mucho Saga, muchos pibes y minas caracterizados como Marko y Alana. Lo más asombroso, sin embargo, es el tema de las edades: en Sudamérica estamos acostumbrados a que el cosplay sea un juego para el público infanto-juvenil, digamos hasta los 25 años máximo. En EEUU, en cambio, hay un porcentaje muy importante de cosplayers mayores de 30 y hasta unos cuantos veteranos que ya pasaron los 40, luciendo disfraces que van de lo glorioso a lo impresentable. Pero reitero: en general, el nivel es altísimo.
Ahora supongamos que en vez de la gente disfrazada de personajes de comics, te interesan los comics. ¿Qué te podía ofrecer la NYCC en ese sentido? Creo que para nosotros, los argentinos, que hace años padecemos la tremenda escacez de comic en inglés en las comiquerías, lo más power es recorrer los stands de los dealers y las editoriales. Ahí se podían encontrar cientos, miles, capaz que millones, de revistas, TPBs y hardcovers, algunos a precios realmente irrisorios. Una vez más, faltaban las editoriales del palo alternativo (lo más parecido eran First Second y el cachito dedicado a Top Shelf en el stand de IDW) y encima los dealers tenían poco material de Fantagraphics, Drawn & Quarterly y demás. O sea que la hegemonía de los superhéroes, zombies y jedis se hacía sentir mucho.
Ahora bien, si te gusta el main-
stream, las mesas de los dealers te ofrecían TONELADAS de merca de Marvel, DC, Vertigo, Dark Horse, Valiant, bastante Image e IDW y algo de BOOM!, Oni y otras editoriales más chicas. Desde interminables bateas de back issues (desde 75 centavos) hasta Omnibus de esos que parecen muebles y hay que ser fisiculturista para levantarlos. Ojo, no todos se bajaban los lienzos. Image, IDW, Dark Horse y First Second te cobraban todo a precio de tapa, sin la menor chance de rosquear un descuento. Otros se mostraban más flexibles, sobre todo el domingo, cuando los atormentaba el fantasma de “tengo que garpar un flete carísimo para llevarme todo esto de vuelta a mi ciudad”. Y en los puestos de los dealers, las ofertas zarpadas empezaron temprano y ya para el domingo había comics (y muñecos, pero de merchandising vamos a hablar en otro post) a precios muy accesibles, que siempre se podían redondear para abajo haciendo compras importantes.
Cierro con una idea más, y prometo retomar mañana: Para los que hace años militamos a favor de comprar todo en libro, es increíble (por no decir frustrante) ver cómo un enorme porcentaje del público yanki le sigue fiel a las revistitas. Compran lo nuevo, lo viejo (incluso cuando se sobre-cotiza y pasa a valer fortunas) y hasta entran en esa trampa mortal de las variant covers, por las que se paga bastante más que por una revistita normal. Felizmente las mujeres, que en los últimos años se incorporaron con bastante fuerza al consumo de nuestra droga favorita, no cayeron en esa variante: siempre que tuve que combatir por un TPB contra alguien que me lo quiso primerear, fue contra chicas. La verdad que, después de tantos años de asociar a estos eventos con el olor a huevo, da gusto decirle a una mina “Todo bien, llevate vos el TPB de Iron Fist que me falta, ya lo conseguiré en otro lado”…
Mañana hay más NYCC.

sábado, 17 de octubre de 2015

17/10: NEW YORK COMIC CON, 2015 (parte 1)

La que se desarrolló el finde pasado fue la décima edición de la New York Comic Con. O sea que la primera a la que asistí, la de 2012, fue la séptima. Aquella vez, me fue imposible no comparar al evento con las San Diego Comic Con de los ´90. Esta vez, me resulta imposible no comparar a la NYCC de 2015 con la de 2012, por lo cual recomiendo releer los posts del 7, 13, 16 y 19 de Noviembre de ese año.
La primera diferencia está en la cantidad de gente. En 2012, el jueves era el día tranqui, en el que se podía recorrer el predio sin mayores apretujes, avechuchear en los stands, pasear de modo distendido, y evitar los auditorios donde se hacían las charlas, simplemente porque la programación era poco atractiva. Este año, el evento explotó desde el jueves. Para las dos de la tarde de ese primer día, la horda de asistentes había hecho intransitable buena parte del predio, y el Artists´s Alley era casi el único resquicio donde podías colgarte a charlar con alguien sin que te llevara la marea humana.
El viernes, ni eso. Pasé por el Artists´s Alley a saludar amigos y para volver al pabellón de los stands, me encontré atrapado en un embotellamiento humano, una masa de gente trabada en un pasillo, que no era chico, pero estaba totalmente desbordado. Los pibes de la organización y gente de seguridad terminó “dirigiendo el tránsito”, pidiéndole a los que iban para un lado que se tiraran a su derecha, y lo mismo a los que iban para el otro lado, de modo de formar dos “carriles” por los que se pudiera avanzar. Imaginate el kilombo, hasta que esto se pudo organizar. Y no te imagines las agresiones táctiles y olfativas que sufrí en ese amontonamiento de gente, que durante muchos minutos era una cosa compacta, que casi no se movía.
Buena parte del kilombo lo genera el tema de los cosplayers. Había tantos, y algunos eran tan grossos, que la gente paraba a sacarles fotos en cualquier lado. Si la foto era en medio de un pasillo, mala leche: se cortaba la circulación de cientos de personas que trataban de avanzar, para que el pibe o mina le pudiera sacar la foto a su cosplayer favorito. Y eso que en el hall central había espacios especialmente preparados para sacarle fotos a los cosplayers… El tema es que, como ya dije, había demasiada gente y dentro de esa gente, muchísimos disfrazados. Cualquier espacio previsto para casi cualquier cosa se vio desbordado por la brutal cantidad de gente que copó las instalaciones del Javits Center.
Ese fue el principal punto débil del evento. Posta, los organiza-
dores deberían tomar conciencia de que, con esa cantidad de gente, es casi imposible disfrutar de la convención. O venden menos entradas, o venden menos stands y habilitan esos metros cuadrados para zonas de descanso, como para evitar la triste imagen, típica de las dos últimas horas, en las que los pibes se sentaban a descansar en el piso (en cualquier parte, junto a las columnas, en las escaleras, en el medio de los pasillos) y complicaban aún más la circulación del público por el predio. O habilitan más zonas donde los cosplayers se saquen fotos con la gente que viene sin d¡sfraz, para evitar que esto congestione el tránsito por los pasillos.
Lamentablemente, me parece que acá el negocio es tan grande, la cantidad de guita que se mueve entre stands y entradas es tan brutal, que va a tener que suceder una tragedia de proporciones cromañónicas para que alguien ponga freno a esta tendencia de meter cada vez más cosas y más gente en el espacio que ofrece el predio. Me acuerdo que la última vez que hablé (por chat, no personalmente) con Mike Mignola, yo ya sabía que este año iba a ir a la NYCC y le pregunté si él iba a estar, ya que en 2012 nos habíamos encontrado allá. Me respondió algo así como “No, ni en pedo. No voy más a Nueva York. Se fueron al carajo con la cantidad de gente que meten, es un evento totalmente colapsado, en el que no hay lugar ni para respirar”. Yo me imaginé que el prócer estaba exagerando un toque, pero hoy le doy la razón. Así no se puede.
Y no quiero que todo quede en la crítica y el comentario bajón, así que prometo para mañana un repaso por las cosas copadas que me dejó la NYCC 2015, la décima convención yanki a la que tuve el privilegio de asistir.

viernes, 16 de octubre de 2015

16/10: LAS AGUILAS DE ROMA Vol.2

Empecé a recorrer esta saga creada por Enrico Marini un ya lejano 15/12/13 y recién ahora le entré al segundo tomo. Y no porque el primero no me hubiese dejado satisfecho, sino porque hubo que esperar a que Norma lo reeditara, porque este Vol.2 se agotó muy rápido.
Estamos ante un tomo raro. Hasta la página 43, la trama es muy clásica: Marco Valerio Falco está comprometido con una mina a la que no quiere, en un matrimonio por conveniencia, y lo mismo le pasa a la joven y hermosa Priscilla, con la diferencia de que su prometido es un poderoso político en la antigua Roma. Marco va con todo a tirarle los galgos a Priscilla y rápidamente surgen los obstáculos en la relación, desde la novia despechada de Marco hasta muchachones que responden al novio de Priscilla y lo quieren cagar a palos al lanzado legionario. Para terminar de complicar las cosas, mete la cola Morfea, la meretriz más famosa de Roma, que además es… bueno, no se puede contar sin spoilear un giro argumental realmente impactante.
La acción es más carnal que bélica, pero también hay unas cuantas peleas, como para matizar. Marini es un gran dibujante de escenas de sexo, y acá nos ofrece muy lindos garches y hasta una orgía memorable. El personaje de Marco es, lejos, el más trabajado, el que más protagonismo tiene y el que más consigue la identificación del lector. El otro personaje central de la saga, el rústico (y también muy ganador) Ermanamer queda bastante relegado a un segundo plano y tiene muchas menos escenas importantes que Priscilla. Ojo, no me animo a sacarlo de la discusión. Es muy probable que Ermanamer recupere protagonismo en los tomos posteriores, pero esta vez es claramente un personaje secundario.
Las Aguilas de Roma se reconcilia con su género, el peplum, en apenas tres páginas (44 a 46), donde Marini pela unas escenas de batalla impresionantes. Y de la 47 a la 56, el autor dedica el último tramo del álbum, ambientado cinco años después de la frustrada historia de amor, a sembrar el argumento para el tercer tomo. Se trata de largas escenas de diálogo, signadas por la rosca política y la intriga palaciega, que van tirando al fuego (para que se cocine despacito) una nueva trama de perfil mucho más bélico. Por supuesto, hay un artilugio del guión para que en el próximo tomo, entre combate y combate, Marco se pueda reencontrar con Priscilla, y obviamente con Ermanamer.
Al poder decidir cuántas viñetas van en cada página, Marini opta por cuadros más grandes y se da a sí mismo la comodidad que no tiene en El Escorpión. También ayuda el hecho de tener 56 páginas en vez de 44 ó 46. Lo cierto es que Marini trabaja con páginas que –en general- no tienen más de siete cuadros, con más secuencias mudas, con más espacio para desarrollar la acción y también algunas páginas muy sobrecargadas de texto, sobre todo cuando la machaca y los garches le dejan su espacio a la intriga política.
El dibujo es exquisito y nos invita a disfrutar de un Marini muy afianzado en su estilo, con algunas cositas de Chris Sprouse, de Carlos Pacheco y hasta efectos en el color muy típicos de Milo Manara. A diferencia de aquellos primeros trabajos de los ´90, el Marini de este siglo tiene un repertorio gráfico muy propio, y en Las Aguilas de Roma tanto el tratamiento del color como el manejo de la referencia y la documentación no hacen más que realzar la calidad e incluso la identidad del dibujo del autor.
Con este tomo, tan centrado en la historia de amor y tan alejado de la consigna del Vol.1, Enrico Marini nos está diciendo que en esta serie puede pasar casi cualquier cosa, obviamente dentro de los confines de la historieta realista con ambientación histórica. Esto puede causar que alguno se vaya a las puteadas, sintiéndose estafado porque casi no hay combates, y que otros nos quedemos muy cebados por la destreza con la que el autor abrió el espectro y se animó a sumar romance, runflas y perversiones sexuales a una saga que venía para el lado de la machaca y algún toque de comedia muy sutil. Vamos por el Vol.3, ni bien lo vea a un precio razonable.

jueves, 15 de octubre de 2015

15/10: ULTRAMAR Vol.1

Esta es una publicación gestada en Mar del Plata, con una calidad técnica impecable. Papel de excelente calidad, lomito, 96 páginas (algunas de ellas a color), un tamaño óptimo… pero claro, eso significa tener que cobrar $ 150 el ejemplar y dejar afuera a un montón de potenciales interesados. Con $ 150 hoy te comprás un libro con una historia completa, algo que –a priori- es mucho más que 96 páginas de historias cortas de distintos autores, donde existe la posiblidad de que no te gusten todos. Veamos qué argumentos tiene Ultramar (además de la lujosa presentación) para seducirte y que la elijas por sobre un libro de $ 150.
La portada de Diego Ridao (capitán del proyecto) es excelente. Ridao también tiene a su cargo guión y dibujo de una historieta de 12 páginas con un misterio bien llevado, personajes fuertes, un giro final un poquito predecible, una narrativa muy cuidada y un dibujo al que le falta ajustar un poquito (no mucho) la anatomía.
Después, nos esperan muchos nombres conocidos por el lector de historieta argentina. Emilio Balcarce y Gonzalo Ruggieri nos ofrecen seis páginas muy atractivas, desarrolladas a partir de una muy buena idea de ciencia-ficción. Ricardo Ferrari y Diego Aballay llevan a 12 páginas una idea que hubiese impactado más en 8. El giro de que los humanos son las armas más letales de la historia no es en absoluto novedosa y la vi venir mucho antes de que la dupla la graficara. Por suerte el dibujo está bueno y la machaca te mantiene entretenido.
Julio Falkenhagen tiene apenas cuatro páginas para desarrollar un misterio policial con tintes lovecraftianos… y no le alcanza, termina por contar de modo muy apretado una historia que casi seguro daba para más. Las ilustraciones a todo color de Burda son impactantes, no tengo dudas, pero no es lo que uno viene a buscar cuando se compra una antología de historietas. Lo mismo se aplica a los breves cuentos del maestro Jorge Morhain. Son cosas que en otro contexto están bárbaras y acá parecen páginas de relleno.
Bosalvia, de Hiorsh, me pareció la historia más floja del tomo. El dibujo (rarísimo, con serios problemas para ponerse al servicio de la historia) logró que me dejara de interesar la trama en la tercera o cuarta página y son 12. Hay algunas imágenes lindas, pero parecen metidas medio a presión en un relato poco claro, poco fluído, muy marcado por el capricho. Emilio Balcarce aporta una segunda historia, seis páginas muy bien dibujadas por Silvio Kiko. Lamentablemente, no entendí qué quiso contar, parecía una de guerra, pero el giro del final fue para otro lado y quedé pagando como un salame.
El genial Enrique Breccia, hoy radicado en Italia pero con fuertes lazos con nuestra costa atlántica, quiso estar presente en Ultramar, y mandó… el primer episodio de la segunda saga de El Sueñero, esa que se empezó a publicar en la Fierro en Noviembre de 2006 y rápidamente fue abandonada, sin ninguna explicación ni del autor ni de la editorial. Son seis páginas muy raras, en las que Breccia conecta un artificio narrativo con otro con tal de no mostrarnos nunca la cara del Ñato, el protagonista de la historia. Y dejo para el final la historia que más me gustó, la más redondita, las 12 páginas de Peor que la Muerte, escritas por Roberto Barreiro y dibujadas por Edu Molina, dos nombres importantes de la movida under o alternativa de los ´90. Poniéndose en ortivas, lo mismo se podría haber contado en dos o tres páginas menos, pero en 12 se logra un equilibrio muy atractivo entre caracterización, clima, machaca y giro sorpresa para el final.
En fin, hay cosas para ajustar y para mejorar, pero como primera entrega me pareció muy interesante, por la magnitud de los nombres convocados y por la calidad de las historietas, que en general es satisfactoria. ¿Da para pagar $ 150 por esto? Lo dejo a tu criterio…

miércoles, 14 de octubre de 2015

14/10: MUTTS Vol.10

Qué loco que en tantos años de blog nunca haya reseñado un tomo de Mutts, la tira diaria de Patrick McDonnell que se mantiene hace 20 años allá arriba, en un nivel al que muy pocas tiras pueden aspirar, y menos después de tanto tiempo. Lo cierto es que conseguí en oferta un tomo de los que me faltaban con tiras que -sospecho- salieron en los diarios en 2004.
Una vez más, me encontré con 120 páginas de una tira maravillosa, que enseguida te mete en su mundo y te hace sentir parte de él. McDonnell maneja a la perfección varios registros distintos para su humor: hay slapstick, hay juegos de palabras, hay chistes basados en los silencios, hay ternura, hay delirio, está el clásico juego de opuestos entre las mascotas y sus dueños, y además hay chistes que toman como disparador situaciones más bien trágicas: el maltrato animal, la extinción de algunas especies, la vida triste de las mascotas abandonadas, que terminan en refugios espantosos a la espera de que alguien los adopte... Sin llegar nunca a la mala leche de Pearls Before Swine, Mutts pela cada tanto chistes filosos, jodidos, ya sea porque te dejan pensando o porque directamente impactan desde el dolor o la incomodidad.
Este libro corresponde al décimo año de la tira, con lo cual McDonnell ya amplió bastante el elenco respecto de los iniciales Mooch y Earl. Los nuevos personajes traen nuevas temáticas, nuevas situaciones para explorar y nuevas variantes para los chistes. Algunos se quedan apenas un puñado de tiras y otros se integran definitivamente al elenco de la tira, aunque sea para aparecer de vez en cuando, como el cangrejo, las nenas o los pajaritos. El libro incluye varias "sagas", varias seguidillas de chistes con la misma temática, de las cuales la que más me gustó fue la parodia a American Idol. Tan bien pensada está la sátira que resiste incluso el recurso de que el remate de los chistes sea básicamente siempre el mismo.
No quiero ahondar mucho en los chistes, porque -como siempre digo- tiene mucha más gracia leer eso que una reseña. Me voy para el lado del dibujo, donde McDonnell nos regala un estilo gráficamente perfecto. El autor busca el minimalismo, elimina los fondos cada vez que no son estrictamente necesarios. Y cuando los pone, se luce con una calidad de fondos que sólo los grandes dibujantes pueden intentar. El trazo de McDonnell es muy suelto, parece hecho a los santos pedos, sin ningún tipo de boceto previo. Pero se nota que debajo de esa aparente simplicidad hay mucha planificación y sobre todo, mucha sabiduría. Este tipo no tira trazos a la marchanta. Con poquísimas líneas, logra que los personajes (humanos y animales) transmitan todo tipo de expresiones, en los movimientos, en los rostros o simplemente estando ahí, inmóviles dentro de una viñeta.
Es obvio que a McDonnell le encantan las tiras clásicas. Cuando dibuja seres humanos, mete infinitas referencias a Bringing Up Father, The Gumps, Polly & Her Pals, Barney Google... y toda esa magia vintage aparece increíblemente aggiornada, integrada sin fisuras a una tira bastante atemporal, pero definitivamente moderna. Las referencias visuales de McDonnell no se terminan ahí. Cada plancha dominical (acá reproducida en blancon, negro y grises) abre con una ilustración en la que el dibujante reinterpreta cuadros clásicos (de pintores de todas las épocas, tanto occidentales como orientales), afiches de películas, avisos publicitarios famosos y portadas de sus comic-books favoritos. La tapa de este recopilatorio, por ejemplo, es un guiño al primer número de Flash Comics, de la Golden Age. Así es como, además de deleitarnos con su propio estilo, McDonnell muta una vez por semana su grafismo (y hasta el logo de la tira) para disfrazarse de alguna otra cosa y sorprender al lector. Un lujo más de una tira que ya de por sí es un lujo.
Obviamente amo a Mutts, la recomiendo a full y espero que no se termine nunca. No es Calvin & Hobbes, claro, pero tampoco se plantea serlo. Mutts es una tira mucho más distendida, con un ritmo más suburbano, más pachorro, donde la inacción y el silencio tienen tanto peso como los diálogos y las tropelías de Mooch y Earl. Si todavía no la descubriste, nunca es tarde para hacerlo, y para enamorarse de los carismáticos cuadrúpedos creados por el inmenso Patrick McDonnell.
Como habrás visto, hoy volvieron las imágenes (el viejo truco de garronear computadoras en las bibliotecas públicas), y mañana vuelven las reseñas desde mi Buenos Aires querido. La seguimos allá.

martes, 13 de octubre de 2015

13/10: MPH

Definitivamente, el comic da revancha. Allá por... 1997, a Mark Millar le tocó escribir algunos numeritos de Flash, y la verdad es que fueron bastante medio pelo. 18 años después, el mismo Millar firma el mejor comic acerca de supervelocistas que recuerdo haber leído.
Como tantas otras obras del escocés, MPH tiene un fuerte tinte realista, diálogos gloriosos y ritmo de blockbuster hollywoodense. Además, en MPH tenemos una notable bajada de línea socio-política, con Millar decidido como nunca a subrayar la exclusión y la pobreza que trae aparejadas el modelo capitalista salvaje tal como se aplicó durante décadas en EEUU. Las ganas de torcer su destino, de no ser toda la vida pobres, es lo que motiva a los protagonistas y lo que los pone todo el tiempo al filo de la cornisa. Cuando comiste tanta pija tantos años (dice Millar y yo suscribo) hablar de buenos y malos, de ética y moral, es medio pelotudo.
Al elemento socio-político (con el que a mí me sedujo en pocas páginas) hay que sumarle uno más, muy bien manejado por Millar: la explicación de la supervelocidad en términos de ciencia-ficción. Y cuando se juega con la velocidad, de alguna manera se juega también con el tiempo, algo que el guionista aprovecha al máximo para sorprendernos con unas paradojas temporales tan brillantes como impredecibles.
Los personajes están muy bien trabajados, con verdadera carnadura, verdadera tridimensionalidad, y esto hace que en ningún momento MPH se reduzca a una pelea entre buenos y malos. Hay machaca, obvio, y tiene mucho impacto y hasta bastante peso en la trama. Pero el espesor del conflicto va mucho más allá y eso es sin dudas un hallazgo.
El dibujo de Duncan Fegredo es excelente, sobrio, para nada estridente. Pareciera como si el británico se estuviera aguantando las ganas de explotar, de irse al carajo como se iba en Hellboy. Acá vemos a un Fegredo más tranquilo, con sus rasgos estilísticos menos enfatizados. Por momentos se parece mucho a Chris Weston, tiene cositas de Bryan Hitch, de Phil Winslade, y hasta en alguna viñeta me hizo acordar a Horacio Lalia. Pero la impronta de Fegredo es inconfundible y acá está muy presente en las expresiones faciales, en las escenas de acción y sobre todo en la composición de las viñetas, en cómo acomoda en el cuadro los distintos elementos que le marca el guión. Peter Doherty (dibujante que nunca me convenció y al que nos cruzamos hace no mucho en aquel TPB de Superman y Batman) acá oficia de colorista y letrista y está muy bien en ambos rubros. Al final no hacía falta pegarle un tiro y arrojar su cadaver a las hienas.
Con ideas muy atractivas y con mucha menos mala leche de lo habitual, Millar volvió a pegarle una vuelta interesantísima al eterno tema de los superpoderes. Después de leer MPH, no vas a poder mirar de la misma manera a Flash, Quicksilver y demás velocistas recubiertos de spandex.

lunes, 12 de octubre de 2015

12/10: EL AMO DE LA NOCHE

Esta especie de novela gráfica de principios de los 80 es en realidad la secuela de otra anterior, llamada El Hombre del Tridente, serializada en su momento en las páginas de la Metal Hurlant española. Esa historia terminaba con la aparente muerte de un peligroso criminal, y la consigna que dispara a esta secuela tiene que ver con la reaparición (en un rol distinto) del trastornado Balthazar Saint-Paul.
A lo largo de casi 60 páginas, la afianzada dupla de Rodolphe y Ferrandez plantea un thriller sin concesiones, basado sobre todo en la intriga y en el ritmo, que es intenso del principio hasta el final. Recién en la página 31 le vemos la cara al verdadero villano y empezamos a descubrir sus motivaciones. Todo lo anterior es un in crescendo en el clima ominoso, en el misterio a la antigua, a medida que el Inspector Raffini y sus aliados exploran y descartan pistas que podrían ayudarlos a resolver el misterio de las siniestras pesadillas que miles de personas sueñan a la vez.
Ese primer tramo, el más difícil, está muy bien manejado y quizás lo único que le falta es meterle rasgos de personalidad más fuertes a Raffini, Thompson y Alfred Saint-Paul. El segundo tramo, con las pistas más claras y el plan del villano más cerca de concretarse, adopta un perfil mucho más aventurero, con persecuciones, tiros, piñas y un círculo que se empieza a cerrar en torno a la misteriosa casa en las montañas. La resolución es verosímil, el costo que pagan los buenos para frenar a los malos no es barato, y el rulito del final es brillante. Sin tetas, sin excesos a la hora de mostrar sangre y muertes medio escabrosas, esta podría haber sido tranquilamente una gran aventura de Blake & Mortimer.
El dibujo de Ferrandez toma como base la línea clara de Edgar-Pierre Jacobs, a la que le agrega toda una serie de maravillosos recursos gráficos que tienen que ver con el hecho de que esta historieta está pensada para blanco y negro, y con otro hecho muy notable, que es que la mayoría de las secuencias transcurren de noche. Ferrandez demuestra cómo un autor de línea clara la puede romper aplicando masas negras, sugestivas, potentes, por momentos más cerca de José Muñoz que de Herge. Aún con esta fuerte presencia de la mancha y las sombras, el equilibrio entre blancos y negros está logradisimo. Para las caras, y sobre todo para las expresiones faciales, Ferrandez se aleja un poco más de Jacobs para encolumnarse detrás de Jacques Tardi. La combinación funciona sorprendentemente bien.
Realmente fue muy placentero reencontrarse con esta dupla y con esta forma de contar historias, muy clásicas desde lo formal, pero con espacio para la sorpresa y para que los autores muestren su impronta personal.


miércoles, 7 de octubre de 2015

07/10: QUIMERA Vol.3

La verdad, no me acuerdo si leí el Vol.2 de esta antología gestada en Rosario. Pero seguro leí el Vol.3 y quiero compartir sintéticamente mis impresiones.
La primera historieta, escrita por César Libardi y dibujada por José Ballester, me dejó más dudas que certezas. El guión me pareció algo obvio, pero disfrazado de algo complejo y sofisticado, que a la larga no se sostiene. Y el dibujo tiene técnica, tiene un buen manejo de algunos efectos gráficos, pero le falta una base más sólida.
El Mago se engalana con el dibujo sobrio y elegante de Sergio Tarquini, que sin ser perfecto, está muy bien. El guión de la dupla Barreiro-Ferrua arriesga bastante al no explicar exactamente cómo se resuelve el conflicto y hace un buen uso (casi al limite del abuso) de la ambientación elegida. En promedio, me parece que está bien.
En las 9 páginas siguientes, el guionista Ariel Grichener ensaya un burdo pastiche de Scalped, llevado a un futuro no muy lejano para disimular mínimamente los amaños. A años luz de las glorias de Jason Aaron, esto naufraga en una mala leche tibia, con gusto a poco, a la que no redime ni por casualidad el dibujo tosco de Nicolás Zuliani. Ojo, no es irredimible. Tiene un buen equilibrio entre Blas, negros y grises y en general el entintado está bien. Pero le falta mucho, no tengo dudas.
La siguiente historia es muy breve (solo cuatro páginas) y está bien, porque el guión no lo entendí y el dibujo me pareció calamitoso. Pesquisa Criminal, en cambio, tiene una buena idea bien desarrollada por Gastón Flores, y el dibujo de Pablo De Bonis no desentona, de hecho tiene unos cuantos puntos altos. Atenti a este muchacho, que tiene pasta para despegar en cualquier momento y pasar a las ligas mayores.
Y quedó para el final la mejor historia de la antología, la de Walter Koza y OsoZeth, que es la que logra la mejor combinación entre guión consistente y dibujos atractivos. Tiene un problema que es la sobrecarga de información, de detalles y de texto que ofrece cada viñeta. Acá leemos en 13 páginas lo que se podría haber contado en 16 o 20. Pero bueno, es un defecto muy menor, que queda opacado por los logros de la dupla.
No mucho más. Ojalá este proyecto siga creciendo y ajustando tuercas hasta convertirse en una de esas publicaciones que uno no puede darse el lujo de desconocer.

martes, 6 de octubre de 2015

06/10: DAGO: AMAZONAS

Sigo sin encontrarle la vuelta al tema de las imágenes,pero ya lo voy a solucionar. Mientras tanto, sigo con las reseñas, acá cerquita del Central Park.
En este libro, Robin Wood y Carlos Gómez nos muestran las peripecias de Dago posteriores a su paso por Perú, que vimos en el tomo anterior (no me acuerdo cuando lo reseñamos, pero podes hacer click en la etiqueta de Dago y te aparece al toque). Por primera vez, el guacho-winner está totalmente descolocado. Un europeo solo en la América joven, casi sin armas, sin brújula, sin comida, sin caballos, mucho no puede durar. Y Dago se da cuenta. Eso me pareció lo más interesante a nivel guión:la instancia de profunda vulnerabilidad de un personaje al que vimos ganar demasiadas veces, de local, de visitante, de taquito y hasta de ojete.
En cuanto a las aventuras en sí, me cerró bastante la segunda,la de las amazonas bravas e inclementes, donde hace su primera aparición Joao, el portugués que acompañará al veneciano en varias sagas posteriores. La verdad es que Dago hace poco; más que nada lo vemos esforzarse por seguir vivo, sin un plan ni una esperanza para modificar la realidad tremenda que le toca presenciar. En definitiva,Wood nos ofrece más climas y más descripciones que peripecias,y ese cambio de registro cada tanto viene bien.
La otra parte del libro, en la que Dago interactúa con esos indios rubios y pelirrojos que descienden de los vikingos,me pareció un disparate sin pies ni cabeza; de hecho me hizo acordar a esas aventuras frutihorticolas de Tarzan, en las que se topaba con civilizaciones pérdidas en la jungla, siempre integradas por blancos. La historia arranca bien, pero cuando aparece ese drakkar navegando por el Amazonas, el verosímil se desploma como nunca antes se había desplomado en una historieta de Dago.
Después de años y años de dibujar castillos, aldeas, catedrales, palacios y templos, había que ver cómo se adaptaba Gómez a una historia donde los verdaderos protagonistas son el río y la selva. Una vez más, el cordobés demostró estar a la altura del desafío y nos regaló un montón de páginas memorables, pobladas de recursos gráficos que no habíamos visto antes y que le sirven para resolver con categoría el notable cambio en la ambientación.
Amazonas es un tomo sumamente atípico dentro de lo que es la saga de Dago y ni drogado me animo a ponerlo entre los fundamentales. Lo cual no significa que me haya resultado flojo o decepcionante.


lunes, 5 de octubre de 2015

05/10:SALTO LA FURIA

Esta es la primera vez que leo un trabajo de Mariano Antonelli. Las veces anteriores que tuve historietas suyas en mis manos, me fui al mazo porque los dibujos me parecieron muy crudos, muy precarios, y no lo quería masacrar. Esta vez el dibujo también me pareció precario, sobre todo en el entintado. Pero me lo fume porque la trama me resultó muy atractiva.
Saltó la Furia es una breve novela gráfica ambientada en Buenos Aires durante las protestas del 19 y 20 de Diciembre de 2001,cuando tantas cosas estaban por cambiar. Antonelli le saca buen provecho a esa ambientación y la usa para darle dramatismo y ritmo frenético a un relato muy sencillo,de una nena y un padre perdidos entre una multitud. Lo mejor que hace el autor es no tratar de explicar el conflicto. Ofrece algunas pistas acerca de qué carajo está pasando a través del recurso de la tele (otro que tiene una deuda con Howard Chaykin) y el resto no se explica en profundidad: si no sabes qué pasó en aquellos días, Antonelli no te va a desasnar (para eso está la introducción de Ricardo De Luca).
El lector incautó podría suponer que la protagonista es Romi, la nena perdida entre los manifestantes. En realidad es sólo un artificio del guión. El verdadero protagonista es Diego, el papá de la nena, que es a quien el autor hace replantearse cosas, cuestionar su propia mirada acerca de esta crisis, y en última instancia, crecer. Increíble el final que le reserva la historia al personaje que más evolucionó a lo largo de la misma.
Destaco entonces el ritmo del relato, que no decae nunca, y los diálogos, que suenan reales y afilados. Esos dos ítems, junto a la progresión en el personaje principal, hacen de este trabajo una lectura ganchera, ágil, que nos logra involucrar rápidamente en su planteo y en su devenir. En el dibujo hay más buenas intenciones que logros, pero en ningún momento esto se convierte en un obstáculo para dejarse llevar por la trama.
Sin ser la gloria, Saltó la Furia se parece poco a las obras que suelen aparecer entre los autores emergentes de nuestra historieta, por la temática y por la intensidad de un relato que no se cuelga en boludeces, ni se mira el ombligo. Se le puede dar una oportunidad, a pesar de que visualmente todavía le falta.

domingo, 4 de octubre de 2015

04/ 10: OTRA VEZ A NUEVA YORK

Como hace tres años (y también como hace ya casi 31), me toca viajar de nuevo a la ciudad de Spider-Man y Alack Sinner. Entre el 8 y el 11 de este mes voy a estar partici-
pando de la New York Comic Con, más que nada como público. Estoy acreditado como periodista, pero no me interesa demasiado cubrir el evento. La idea es hacer sociales, charlar con autores y editores amigos, conocer a otros a los que me interesa conocer, presenciar algunas charlas y comprar comics a lo pavote, aprovechando las ofertas delirantes que suelen aparecer en este tipo de eventos.
Y para los días restantes, el objetivo es pasear un poco, comprar algunos discos, algo de ropa, visitar museos, en una de esas visitar las oficinas de Marvel (a las que no fui nunca), ir a trasnochar a un emblemático boliche ochentoso (el que conocí en 2012 gracias al maestro Will Dennis como consta en la “reseña” del 10/11/12) y en la medida de lo posible, descansar.
Somos una banda: van argentinos de varias provincias, uruguayos, chilenos, peruanos… hasta Jean-David Morvan y la profe Yuriko Fujimoto, que estuvieron de visita en Buenos Aires el mes pasado, van a estar esta semana en Nueva York. Será el momento de reencontrarse con ellos, con amigos de EEUU, y hasta con amigos de acá que viven allá, o incluso en Europa, pero para estas fechas se van a disfrutar de la Comic Con. Así que también va a estar bueno para hacer sociales y pasar por lo menos cuatro días rodeado de gente del palo comiquero, de distintas latitudes. Los días sin Comic Con, veremos. Capaz que pinta juntarse, capaz que pinta desintoxicarse un poquito de tanto comic y explorar otras propuestas. Igual hay un par de comiquerías y librerías a las que SEGURO voy a ir a depredar antes o después de la convención.
Pero si pinta explorar otras ondas, Nueva York es muy generosa: casi todo lo que se te ocurra ver, hacer o comprar, ahí lo vas a encontrar. La única cagada es la comida. Ni en pedo vamos a comer tan rico como acá, ni mucho menos como en Lima o La Paz. Y yo además tengo el problema de mi columna baqueteada, que espero no joda mucho a la hora de caminar, porque la verdad es que Nueva York es una ciudad alucinante para caminarla de punta a punta.
Lo cierto es que mañana lunes tendremos una reseña posteada a pocas cuadras del Central Park, no sé si desde una compu prestada o desde la tablet que me entregaron el viernes y a la que estoy aprendiendo a manejar. Y lo mismo sucederá el martes, el miércoles y los días 12 al 15. Entre el 8 y el 11, que voy a estar mil horas metido en el predio de la convención, no creo que haya posts.
Bueno, me voy a grabar un podcast de Comiqueando y de ahí a Ezeiza. La seguimos mañana desde allá.

sábado, 3 de octubre de 2015

03/ 10: PORTUGAL

Allá por el 05/12/12 yo me prendía fuego con Tres Sombras, una novela gráfica del francés Cyril Pedrosa que me convirtió en fan de por vida de este virtuoso del dibujo y del relato gráfico. Varios años después, logré hacerme con su siguiente novela gráfica, que es la que me toca reseñar hoy.
Lo primero que impacta de Portugal es el tamaño. Parece una lápida, más que un libro. Es enorme, con tapa dura, excelente papel, tirita de tela para usar de señalador… pornografía para estanterías, como dicen los yankis. La verdad, no me copa mucho tanto lujo. Esto se podría haber editado un toque más chico, o en softcover y no hubiese sido una falta de respeto al inmenso talento de Pedrosa. Pero bueno, Norma puso toda la carne al asador y Portugal se convirtió en un libro zarpado en peso y tamaño (como esssta) que obviamente vale una fortuna.
Vamos a la historia, mejor. Cyril Pedrosa se toma más de 250 páginas para narrar un fragmento de la vida de Simon Muchat, un muchacho de treinta y pico, dibujante, que a pesar de tener algunos álbumes publicados y un talento considerable, está a la deriva, sin ganas de hacer un carajo. En algún momento, cerca de tocar fondo, se propondrá viajar a Portugal en busca de datos sobre su abuelo Abel y para el final encontrará… algo de eso, algunos testimonios sobre la vida de su antepasado, al que nunca conoció.
Todo esto, contado a un ritmo MUY pachorro, con decenas de páginas en las que no pasa nada. Simon viaja a un pequeño festival de comics en un pueblito, a la vuelta tiene un cortocircuito grosso con su esposa, después se va con su papá al casamiento de una prima en un campo de Borgoña, después se va a Portugal a investigar sobre su abuelo, conoce tías, primos lejanos, amigos de sus tíos y abuelos, a veces dibuja, a veces se cuelga, sobre el final se garcha a otra minita, viaja en tren, en avión, en auto, en micro, en bicicleta… y todo va muy lento. Pedrosa se cuelga en eternas escenas de charlas entre Simon y sus parientes (su padre es, lejos, el personaje secundario más atractivo), cenas, fiestas, borracheras, paseos… Nada de lo que pasa se presenta en forma de un conflicto. Por el contrario (y como en la vida real) todo está mezclado, diluido en esta suculenta sopa de slice of life, en este devenir de hechos que se sienten tan reales, tan genuinos, que cuesta creer que Perdosa no nos está contando un capítulo de su propia biografía.
El argumento es menos que pobre, es indigente. Lo atractivo, lo que te engancha de punta a punta es el guión, es cómo cuenta Pedrosa este cachito de historia. Las pausas, los silencios, los flashbacks, las escenas flasheras que suceden en la mente de Simon, incluso los diálogos (que son infinitos) tienen onda y ayudan a mantener el interés en esas largas secuencias en las que no pasa absolutamente nada. Está claro que Pedrosa maneja una cantidad de recursos narrativos enorme, porque la trama se arrastra a un ritmo parsimonioso, casi exasperante, por momentos incluso desaparece, y sin embargo uno lo disfruta, se identifica con los personajes, se divierte con ellos, no está todo el tiempo diciendo “bueno, ya fue la charla, el morfi y las anécdotas graciosas, ahora que pasen cosas”. Eso es lo más notable que tiene el guión de Portugal.
Pero claro, ¿a quién carajo le importa el guión cuando tenemos más de 250 páginas dibujadas por Pedrosa? Si la cantidad de recursos narrativos te ponen los pelos de punta, el arsenal que te detona Pedrosa desde la faz gráfica es sencillamente indescriptible. Si el dibujo fuera sólo la línea (esa línea vibrante, nerviosa, elegante) ya estaríamos hablando de una genialidad. Pero además están las tramas, los sombreados, las manchas y un upgrade impresionante respecto de Tres Sombras, que es el color. El color puesto al servicio de los climas, fundamental para darle su impronta propia a cada escena, presente hasta en los globos de diálogo, y además con sus propios efectos, con formas y fondos logradas con pinceladas y manchas que son 100% color, sin línea negra en los contornos.
Portugal ofrece más introspección y más poesía que aventura y confictos, con lo cual no está pensada para seducir a todos los públicos. Pero desde lo visual hay tanta magia, tanta onda, tanto virtuosismo fuera de control, tantos hallazgos, que si no te emociona la trama seguro te va a emocionar el dibujo. Y si sos de los que bancan los relatos largos, a fondo, con un tratamiento exhaustivo de los mambos y los procesos internos de un personaje, con apuntes costumbristas y autobiográficos, en los que no importa que “pasen cosas” o que nos ceben a fuerza de ritmo y sacudones imprevistos, seguramente te vas a convencer de que Cyril Pedrosa es uno de los nombres 100% imprescindibles que tiene hoy la novela gráfica.