Tercer tomo de esta gran serie del genio británico Paul Grist que, según tengo entendido, consta de seis libros.
En esta tanda de episodios, Grist se juega a desplazar el foco del relato hacia el villano, Oscar Darke. Alguien le pega un tiro a quemarropa y, mientras convalesce en el hospital, Kane y los canas tratan de deducir qué fue lo que pasó mientras los medios repasan la vida de este “polémico empresario” sin animarse a señalarlo como el criminal inescrupuloso que es. Así como en el tomo anterior (ver reseña del 16/07/15) Grist homenajeaba al Frank Miller de Sin City, esta vez toma el recurso de las pantallitas de TV para homenajear al Miller del Dark Knight, e incluso aparecen hojitas manuscritas “arrancadas” del diario de uno de los personajes, como en Batman: Year One.
Lo mejor del tomo es, lejos, las revelaciones acerca del pasado de Oscar Darke. Su infancia, su vinculación temprana con el hampa, la construcción de su mascarada como miembro respetable de la comunidad de Eden City, todo eso es brillante. La toma de rehenes por parte de la minita que le pegó el tiro a Darke es otra escena particularmente bien resuelta. En la segunda mitad del tomo, Grist arma una intriga en el seno de la propia policía, donde parece haber canas claramente comprados por Darke, pero no está tan bien planteada, o a mí no me terminó de enganchar, creo que porque los personajes son muy parecidos entre sí y hay que prestar demasiada atención para no confundirlos.
Y sobre el final, Grist narra en paralelo dos secuencias: una en el presente, en la que Kane visita a Darke en el hospital, y una en el pasado, donde nos revela el origen de la extraña relación entre el “héroe” y el “villano”. Esas últimas 28-30 páginas vuelven al nivel espectacular de la primera mitad del tomo y además abren puntas muy atractivas para explorar en episodios futuros.
Gráficamente, este tomo es apasionante. Sin irse nunca de su particularísimo estilo, Grist mecha (además de los homenajes a Miller) guiños a Charles Schultz, a Marjorie Henderson Buell (la autora de Little Lulu), a José Muñoz, a David Mazzucchelli y por supuesto a Dave Sim, principal referente de Grist en materia de narrativa. En un momento, el autor impacta con un nuevo salto al vacío: en el último episodio, durante una conversación entre Kane y Darke, Grist llena cinco viñetas… sólo con los globos de diálogo. No se ven los personajes, sólo lo que “dicen”. A tal punto que, cuando los dos hacen una pausa, tenemos una viñeta totalmente en blanco. Impresionante. Y a lo largo de todo el libro, tenemos un uso de los silencios tremendamente potente en términos dramáticos.
Y tengo poco tiempo, así que la cierro acá. Ya conseguiré los tomos que me faltan para completar esta serie, que hasta acá me viene sorprendiendo tomo a tomo, porque es mucho más que el típico comic policial. Impresionante lo que hace Grist en esta serie, de verdad.
sábado, 24 de octubre de 2015
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2 comentarios:
¿Quién publica estos que lees? yo tengo los de dolmen y aparentemente son mas grandes que estos, la historia de darke es la que inicia el tomo 2, y son al menos 5.
btw, que maestro el pelado con el tono y el uso del espacio negativo.
Yo estoy coleccionando la edición de Image.
Ni idea de qué trae la edición de Dolmen...
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