Me engañaron como a una quinceañera. Vi esa portada, en la que Ted Benoit imita milimétricamente el estilo de Hergé (de hecho, el paciente que sale disfrazado de médico parece un tercer hermano gemelo de Hernández y Fernández) y, como buen fan de la línea clara, dije “adentro”.
Al abrir el libro, me encontré con que esta es la primera obra de Benoit y data de 1979, cuando el autor todavía no militaba en la línea clara. El dibujo es una mezcla entre Jacques Tardi, Moebius, Enki Billal y François Boucq, sin la genialidad de ninguno de los cuatro. Una cosa bien del montón, correcta pero sin sorpresas.
Y el guión… un caos enroscado más allá de la comprensión humana, con varias tramas paralelas, de las cuales la mitad son en serio y la mitad en joda, con lo cual no se termina de entender si es una sátira, un thriller o un comic de denuncia. Los personajes van y vienen, el que parece ser el protagonista por ahí está cuatro o cinco páginas sin aparecer, atrás de una escena claramente picaresca (con minas en bolas y tipos pelando la chota) viene una dramática… No se entiende muy bien qué quiso hacer Benoit con esta obra.
Y como yo no la entendí, tampoco la puedo analizar demasiado. Olvidémosla, mejor, y no se la recomendemos a los que disfrutan de ese otro Benoit, el más irónico, el que se esforzó (y mucho) por preservar la estética de Hergé sin aferrarse a la solemnidad ni a la pacatería que (leída a fines del Siglo XX) transmite la obra del mítico creador de Tintín.
viernes, 23 de octubre de 2015
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2 comentarios:
Gua, me encanta como escribís, y el amor que tenes por los comics.
En mi mundo son un refugio contra todo lo malo, fundamental y muy importante. Agradezco todavía al ex que me introdujo en esta selva regalándome unos ejemplares de minutemen re copados. Saludos!!
Gracias, Ivana.
Y bien por los novios que les inoculan el virus del comic a sus novias!
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