el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 31 de julio de 2024

TARDE NUBLADA

Pero por lo menos no hace el frío horroroso que hacía anoche... Tengo varios libros leídos, veremos hasta dónde llego con las reseñas en el rato libre que encontré para sentarme a escribir. Me devoré el Vol.8 de Monster, la estiradísima y laberíntica serie de Naoki Urasawa, que ya está ahí nomás del desenlace. En este masacote pasan unas cuantas cosas... y casi todas deberían haber pasado mucho antes. Personajes que estuvieron miles de páginas sin verse las caras se vuelven a encontrar, se resuelven algunos enigmas, gente que había perdido la memoria de golpe la recupera, y así es como en una cantidad de páginas relativamente acotada, cambia el statu quo de la serie. Después de infinitos tomos en los que el esquivo Johan logra burlar todos los que intentan dar con su paradero, ahora se pone de moda averiguar dónde está y tres personajes distintos (Tenma, Eva y Nina) deciden ir a confrontar con él, cada uno por la suya. El único obstáculo que queda entre el villano y sus perseguidores ahora es la policía, porque son los únicos que todavía no entendieron quién es realmente Johan, la magnitud de su maldad, lo oscuro de su pasado y el rol que juega en esa gigantesca conspiración de la extrema derecha para quedarse con el poder político en toda Europa. A unas 100 páginas del final de este tomo, UN policía, el Inspector Weisbach, va a atar algunos cabos que pueden ponerlo también a él tras la pista de Johan, y ahí ya serían cuatro los personajes que lo irían a buscar para el gran final. Por favor, Urasawa, no la cagues, que por primera vez en varios años cierro un tomo de Monster muy cebado por lo que puede llegar a pasar en el próximo. Vuelvo sobre un detalle que quizás se te pasó por alto. El villano más heavy de Monster no juega solo. De hecho, ni siquiera juega para él mismo. Responde a otro villano más poderoso y más hijo de puta que es una conspiración política de extrema derecha. Subrayo esto porque hoy en Argentina gobierna... la extrema derecha. No es una extrema derecha antisemita como la que imagina Urasawa (de hecho, sobreactúa su amor por Israel y el judaismo), pero se le cae la careta cuando reivindica a los milicos genocidas que llevaron adelante la última dictadura cívico-militar, que si no eran más hijos de puta que los nazis, es porque pierden la final en la definición por penales. De hecho, no hace falta forzar demasiado el sentido de Monster para leerlo como un manga sobre Verdad, Memoria y Justicia, porque tenemos secuestros, torturas y hasta pibitos a los que les robaron la identidad. La diferencia es que acá los crímenes de lesa humanidad no los cometen las fuerzas del Estado, sino gente de mierda que opera por la suya. De nuevo, entre esta procesión interminable de escenas que aportan ínfimas gotitas de información para resolver los misterios, hay momentos muy interesantes, un par de escenas de acción vibrantes, muy buenos diálogos (traducidos con jerarquía por Agustín Gómez Sanz) y -sobre todo- un nivel de dibujo descomunal. Realmente prodigioso lo de Urasawa, una cátedra, una proeza, porque nunca se tira a chanta, nunca baja el listón. Lleva miles y miles de páginas allá arriba, y eso es una parte fundamental de lo que hace que el lector se interese por estos personajes. Ya estoy a casi nada del final. Prometo liquidar Monster en Agosto.
Nos vamos al Jasonverso. ¿WTF?!? ¿Hay un Jasonverso? Yo creía que no, pero me topé con Siempre nos Quedará Pamplona, una novela gráfica del astro noruego publicada en 2021, en la que distintos personajes de distintas obras de Jason se conocen e interactúan entre sí. El protagonista es, otra vez, Ernest Hemingway, a quien el autor había puesto en el centro de la acción en la obra que vimos acá en el blog un lejano 13/06/10. El escritor y su grupete de amigos intelectuales y borrachos con sede en París van a conocer a ¡Athos!. Sí, el mosquetero al que vimos protagonizar la obra que reseñé el 05/10/12, que sigue vivo en 1925 (y más allá). Jason incluso aprovecha el detalle de que -en su estilo adusto, con poca variación en los rasgos de los personajes- Hemingway y Athos son casi idénticos, y eso que parece una boludez, tiene peso en un momento de la trama. Pero además, en la segunda parte de la novela, Hemingway se involucra en un plan para... asesinar a Adolf Hitler, algo que Jason ya había hecho en "J´ai tué Adolf Hitler", una obra breve del 2006 que leí de prestado antes de empezar con el blog... en la que el protagonista también tiene los mismos rasgos que Athos y Ernest. O sea que, con un pase de magia, estas tres obras pasan a compartir una misma continuidad. Ojo: que esto no te haga suponer que Siempre nos Quedará Pamplona es una epopeya cósmica tipo Crisis on Infinite Earths. Para nada. Esto es 100% Jason. O sea, tenemos personajes que hablan, que escabian, que se enamoran, que cada tanto cogen, que de vez en cuando se enojan y se agarran a trompadas, o que simplemente se quedan en silencio. Sin dudas es Hemingway el personaje que más le interesa desarrollar al autor, y lo hace con ese ritmo pachorro, con la grilla de cuatro viñetas iguales que no se rompe prácticamente nunca en las 150 páginas que tiene el libro, y con ese dibujo prolijito, estático, despojado, pensado para des-enfatizar la acción y la violencia en los -no tantos- momentos en los que aparecen. Me cuesta postular si al lector que no conoce a Jason y sus obras anteriores esto le resultará atractivo o no. Probablemente se enganche más con la segunda parte (la misión para infiltrarse en Berlín y cargarse al führer) que con la primera, que es más un slice of life casi existencialista, donde todo pasa por los vínculos entre los personajes, sus reflexiones, miedos, inseguridades, romances, secretos inconfesables, borracheras, chistes pelotudos y demás. Pero me animo a afirmar que si ya estás adentro, si ya te enganchaste con la forma de urdir ficciones de este autor, y más si leíste las obras a las que resignifica en esta novela, Siempre nos Quedará Pamplona te va a resultar cautivante y no la vas a querer soltar hasta el final. Como no soy muy conocedor de la obra literaria de Ernest Hemingway, en una de esas me estoy perdiendo muchas referencias más, a cosas que escribió este excéntrico personaje en la vida real. La verdad que no lo sé. Pero me encantó reencontrarme con el Hemingway de Jason, al que recordaba haber querido mucho cuando leí el otro comic del noruego que lo tiene como protagonista. Y nada más, por hoy. Nos encontramos esta noche en el canal de YouTube de Comiqueando, para una nueva emisión de Agenda Abierta. Y muy pronto volvemos con nuevas reseñas en este espacio cuya longevidad es más inexplicable que la de Athos.

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