el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 8 de noviembre de 2020

NIPPUR DE LAGASH Vol.27

Y no, no podía ser. Ya era muchísimo pedir que este tomo mantuviera el nivel del anterior en materia de guiones. En estos seis episodios vamos a ver a Robin Wood volver a la fórmula clásica de la serie, es decir, a generar aventuras autoconclusivas que no construyen ni para arriba ni para los costados, en las que todo vuleve prolijamente al punto de partida sin afectar en lo más mínimo a Nippur. No pretendo que en todos los tomos tengamos un sacudón como el que vimos en el Vol.26, pero tampoco esta forma tan gastada de patearla siempre a la tribuna. La que más me sulfuró fue la tercera historia, La Furia de las Mujeres. No es una mala aventura, pero en esta serie está más desubicada que chupete en el orto. El relato empieza y termina con Nippur viviendo en pareja con una chica llamada Darana, dedicado a labrar la tierra para los cultivos. Los bloques de texto nos permiten suponer que Nippur lleva muchos meses de esa vida sedentaria, a la que regresará en la última página, una vez vencidos los villanos. ¿Por qué el errante decide abandonar los caminos y la aventura para vivir esa vida? ¿Cómo conoció a Darana? ¿Cómo y por qué se separa de ella para retomar la senda de la aventura en el episodio siguiente? ¿Por qué nunca más se vuelven a mencionar los meses (o años) que pasó junto a Darana? Nada, Robin no nos da la más mínima pista de qué pasó. Lo cual –lamento decirlo así, de modo tan tajante- ESTA MAL. Es una traición al lector que sigue la serie. Esto mismo, narrado en el marco de las aventuras de Juan Carlos el Labriego, o de Darana la Campesina, estaba perfecto. Pero esto es Nippur de Lagash, un tipo que se dedica a vagar por el mundo antiguo y a impartir justicia sin quedarse nunca en ningún lugar. Los guiones de las otras cinco historias son normales, ni brillantes ni catastróficos. Pero con el ominoso regreso de las páginas de 11 y 12 viñetas microscópicas superpobladas de textos kilométricos. En algunas Nippur tiene un poco más de peso, en otras está de adorno, o de mero testigo de situaciones que se desenvuelven a su alrededor, pero ninguna transmite esa sensación de saga, de que están pasando cosas importantes a largo plazo. Siempre hay alguna frase demoledora, alguna descripción fascinante en algún bloque de texto, siempre está esa línea de rebelarse contra la opresión, de bancar hasta la muerte ideales de dignidad y lealtad para con los compañeros… En eso también Wood es coherente, digamos todo. Pero este último tramo de 1978 no ofrece ni por asomo las situaciones extremas y las emociones que ofrecía el tramo inmediatamente anterior. Los dibujos de Carlos Leopardi están muy bien. Lo que pierden en sofisticación lo ganan en fuerza expresiva, en salvajismo. Por momentos, se le va la mano en el grotesco (me imagino cómo lo putearían los fanáticos de la línea más académica, más identificados con la estética más clásica de un Ricardo Villagrán, por ejemplo), pero le pone a la serie esa impronta más dramática y te hace sentir que cuando pinta la violencia se pudre todo, de verdad. En el último episodio del tomo, a Leopardi se le ocurre cambiar la forma en que le dibuja la nariz a Nippur, un detalle pavote, pero que me llamó la atención. Y al igual que Lucho Olivera, dibuja a todas las mujeres con la misma cara. Esta vez me pareció que los coloristas trataron un poquito mejor a los dibujos de Leopardi. Sigue habiendo viñetas todas pintadas de rosa, o todas de celeste, o secuencias en las que el cielo pasa de verde a rojo de un cuadrito al siguiente. Pero noto un cierto cuidado, un leve esfuerzo por no arruinar el trabajo del dibujante. Y bueno, no se pudo. La gloria duró un tomo, que fue el anterior. Me queda sin leer uno solo, que prometo reseñar antes de fin de mes. La colección sigue hasta el sesenta y pico, pero mi hermano tomó la decisión bastante sensata de dejar de comprarla cuando algún delirante decretó que pasara a salir todas las semanas. Veremos con qué me encuentro cuando me toque despedirme (probablemente para siempre) de Nippur de Lagash. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas en este mes temático dedicado a la historieta argentina, acá en el blog.

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