el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 2 de noviembre de 2020

BOLA NEGRA

A lo largo de varios años, Liniers trabajó en la adaptación al comic de este cuento del autor mexicano Mario Bellatin, ahora transformado en una novela gráfica. Fiel a su estilo innovador y cercano al disparate, Liniers se puso una regla: iba a adaptar en cada página del comic dos renglones de cuento. O sea que si en dos renglones Bellatin contaba poco o nada, lo mismo sucedería en la historieta. Incluso cuando el renglón termina con una palabra cortada en alguna de sus sílabas por un hiato, Liniers reproduce ese corte y la palabra inconclusa continúa en la página siguiente de la historieta. Sí, ya sé. Un delirio total. Ya el sólo hecho de no modificar el texto en lo más mínimo, no sintetizar frases, no dejar afuera ni una coma, es un salto al vació absoluto. Lo que hace Liniers, al final, no es exactamente una historieta: es acompañar con ilustraciones un texto que ya existe exactamente igual en su versión literaria. Las páginas están armadas (casi siempre) como si fuera una historieta: varias viñetas yuxtapuestas, con globos de diálogo (que a veces contienen menos de una palabra entera) y bloques de texto. Pero en ningún momento hay secuencias mudas, en las que el dibujo se aventure a contarnos algo que el texto no cuenta y en general vemos muy pocas transiciones de acción a acción, o de momento a momento. Este detalle y el de las palabras cortadas en cualquier lado (y continuadas en la página siguiente) son las que transmiten la sensación de estar leyendo algo que más que una historieta es un experimento, o –visto con mala leche- un capricho. No voy a descubrir nada nuevo si digo que Mario Bellatin escribe muy bien. En este relato hay muchísimas frases preciosas, ideas muy locas, un misterio que se nutre tanto de elementos místicos como científicos, cierta ironía, cierto juego con lo asqueroso, cierta mirada satírica a las tradiciones milenarias de Oriente… Falta un poquito más de profundidad psicológica en el protagonista (el entomólogo japonés Endo Hiroshi), pero ahí sí, a la hora de definir el aspecto de los personajes Liniers logra darles una carnadura que por ahí en el texto de Bellatin no tenían. El relato es atractivo, no lo discuto para nada. Entiendo por qué Liniers se cebó con el cuento al punto de querer transformarlo en una historieta. Lo que me parece es que no era un cuento idóneo para este tipo de traslación y que, al imponerse esas reglas tan bizarras, Liniers inclinó todavía más la cancha a favor de los rivales. El resultado no es exactamente malo, pero comete un pecado que ningún libro debería cometer: jamás te convence de que estás leyendo algo trascendental. Incluso si te engancha la historia de Endo Hiroshi, incluso si te intrigan o fascinan las bizarreadas que manda Bellatin para enroscar un poco más la trama, incluso si te maravillás con los recursos gráficos y con la calidad del dibujo de Liniers (que es sublime), Bola Negra no te termina de involucrar por completo. Todo el tiempo aparece el tema del capricho, a veces de manera subyacente, otras de manera muy, muy conspicua. Y al final gana esa sensación de que Liniers la pasó bomba poniéndole dibujos a su cuento favorito de ese escritor con el que pegó onda cuando se conocieron en Tierra del Fuego, pero que uno, como lector, nunca termina de ser parte de esa fiesta. Hay dos tipos talentosos, cada uno hizo lo que se le cantaron las bolas, los dos le pusieron imaginación, pasión y jerarquía a su labor artística, y sin embargo el resultado es algo que (por lo menos desde mi óptica de fan de las historietas de Liniers) no logra llegar a buen puerto. No logra lograr ese logro (diría un especialista en rebuznancias) que la convierta en una novela gráfica potente, atrapante, compacta, satisfactoria de punta a punta. Si sos muy fan de Bellatin, quizás te interese como pieza extraña en la bibliografía del escritor mexicano, y si sos fan de Liniers acá vas a ver al ídolo dibujando, coloreando y planificando páginas en un nivel extraordinario. Con la adaptación al comic de Bola Negra, el consagrado autor de Macanudo propone una timba muy loca y muy arriesgada, pero con la que en varios momentos me costó conectar, por eso hoy me cuesta recomendar. Nada más por hoy. Este mes, vamos a tener 10 reseñas de sendos libros a cargo de autores argentinos, o por lo menos UN autor argentino. Nos reencontramos pronto, acá en el blog.

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