el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 2 de diciembre de 2020

HEROES

Terminado el mes temático dedicado a la historieta argentina, volvemos a la senda del eclecticismo y la mescolanza para este último mes del año. Héroes es un manga autoconclusivo del maestro Inio Asano, doblemente atípico. Por un lado, no se parece en nada a las otras obras de este ídolo fundamental para entender el manga del Siglo XXI. Esto va totalmente para otro lado, no tiene nada que ver con Oyasumi PunPun, ni con Solanin, ni con ningún otro manga de los muchos que reseñamos previamente en este blog. La única similitud que le encuentro con las obras anteriores de Asano es que, entre los pliegues de la trama, el autor deja traslucir un mensaje, tiene una línea consistente para bajar. De modo vago, si se quiere, desde un lugar más irónico que militante, pero Asano nos propone cierto grado de reflexión, cierto meta-comentario que trasciende la innegable gracia que tiene la historia. Por el otro lado, Héroes es una marcianada en comparación con lo que se ve habitualmente en los otros mangas, sean los clásicos hitazos comerciales o las obras más raras, más idiosincráticas. No se me ocurre con qué otros títulos vincularla, es como una categoría en sí misma. La estructura episódica de la obra está utilizada como un recurso discursivo, y es por ahí donde se filtra la pésima leche con la que Asano aborda el género en el que –supuestamente- se encuadra Héroes. El autor reitera una fórmula, una y otra vez, con lo cual logra que le prestemos atención a los detalles que no se repiten de un episodio al otro, a la vez que nos subraya el mecanismo que está poniendo en práctica. Yo escuchaba la voz de Asano diciéndome “mirá lo que voy a hacer ahora”. No sé si esto funcionará igual leyendo Héroes de a capítulos, en distintos números de una revista. Pero leído así, en libro, todo de un saque, el efecto es hipnótico. Después está el factor bizarro. Si la gracia está en satirizar al género de las gestas heroicas, en las que enormes paladines se embarcan en misiones a todo o nada de las que no siempre salen indemnes, Asano le suma una cuota de delirio al armar el equipo (el once inicial, digamos) con unos personajes extrañísimos, que rompen todos los moldes. En un punto me resistí a seguir avanzando en la lectura, porque entendí que en cada capítulo iban a ser menos (no más) las posibilidades de indagar más a fondo en este elenco disparatado, lleno de ideas geniales. Me quedé con las ganas de disfrutar de más diálogos e incluso de ver más de las aventuras de estos personajes increíblemente limados. Pero me divertí mucho, me atrapó la idea, esto de moner en marcha un mecanismo y sostenerlo capítulo a capítulo, en una progresión que nunca imaginé dónde (ni cómo) podía llegar a terminar. Por el lado del dibujo, también me encontré con un montón de sorpresas: las ilustraciones de doble página a todo color que separan a los capítulos son obras maestras, con un trabajo alucinante de color y de composición. En las historietas en sí, Asano incorpora tonos de rojo y rosa que no vemos en sus otras obras y les saca un jugo riquísimo. El dibujo es suelto, dinámico, con una vitalidad y una frescura cautivantes. Y además, al estar todo ambientado en un mundo fantástico, con personajes que en su mayoría no parecen humanos, Asano manda al freezer por un rato la referencia fotográfica (que en los últimos tiempos se habí convertido en su marca de fábrica) y se larga a inventar prácticamente todo lo que vemos. Del reflejo minucioso de una realidad urbana agobiante, nos vamos a un despliegue de imaginación sin límites, con bosques, monstruos, criaturas raras, caballeros medievales con armaduras tipo Saint Seiya y vórtices místicos de oscuridad primal. Todo dibujado en un plan más cercano a la joda que a esa intención casi documental que tienen los otros mangas del ídolo. Repito: esto es rarísimo, es Asano probando otras cosas (otras drogas), incluso a riesgo de dejar de garpe a sus seguidores de siempre, porque acá hace todas cosas que no había hecho nunca. No quiere que te identifiques con los personajes, no quiere que sientas que es una historia que podría estar pasando en tu barrio, no quiere hacerte reflexionar acerca de tu vida cotidiana. Se quiere escapar, irse a la mierda y buscarle el costado absurdo a la epopeya, a elementos fantásticos propios de los relatos que (hasta ahora) no le habían interesado en lo más mínimo. Si no te molesta esa desconexión brutal con el resto de la bibliografía del mangaka, Héroes seguramente te va a atrapar y a robarte más de una risa y más de un “nah, no podésss”. No estamos hablando de una Obra Maestra del Noveno Arte, sino de un momento extraño en la carrera de un genio, que un día decidió mostrarnos que, si se lo propone, puede encarar historietas muy distintas a las que nos viene ofreciendo en los últimos años. Ojalá todos los autores consagrados tuvieran los huevos para (de vez en cuando) salir de su zona de confort y aventurarse con ideas más locas, a años luz de lo que sus lectores más fieles esperan de ellos. Asano lo hizo, y le salió muy bien. Demostró que podemos ser Héroes, por una vez… Nada más por hoy. Nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas, acá en el blog.

3 comentarios:

Benji Gregory dijo...

Sus personajes son adorables. Y, como nos tiene acostumbrados el autor, nos los termina arruinando, o quitando de manera horrible. El dibujo invita a hojearlo de nuevo tras terminarlo, pero el corazón te reclama cerrar el libro para siempre.

Emol Dandriel dijo...

Una genialidad. Fue lo primero que conocí de Asano, y me volvió loco.

El Critico Citrico dijo...

De las pocas cosas del autor que me gustaron.