el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 16 de octubre de 2021

11 al 17 de OCTUBRE

Sigo adelante con las lecturas, ya muy cerca de un anuncio que para mí es muy importante y espero que entusiasme a tod@s l@s que leen este blog. Pegué un salto en la lectura de las novelitas de Cybersix y me fui al Vol.37, Notti Selvagge, a ver cómo resolvía Carlos Trillo uno de los plots que habían quedado colgados durante muchísimas entregas: la desaparición de Lucas Amato, el papá del hijito de Cybersix. Acá vemos el regreso de Lucas a Meridiana, ahora totalmente amnésico, como en las telenovelas de los ´80, en las que siempre había alguien que perdía la memoria. El núcleo de esta novelita es cómo reacciona Cybersix (y por ende, Adrián Seidelman) a la reaparición de Lucas, y en el medio hay una trama más aventurera, bastante poco atractiva, en la que la superheroína-vampiro-androide-transexual deberá desbaratar un plan de Helmut, el joven clon de Krumens y esbirro de Joseph. Tanto el aspecto más emocional como el más orientado a la acción sufren el mismo problema: el estiramiento excesivo. Trillo tiene ideas para unas… 56 páginas y las desparrama en 96, o sea que el interés dramático que pueda tener el relato se disuelve entre secuencias innecesariamente largas, o secuencias metidas simplemente para rellenar páginas. El resultado es apenas soportable. A cargo del dibujo tenemos a Gustavo Mazali, mucho más afianzado que la última vez que lo vimos trabajar bajo la órbita de Carlos Meglia. Hay unos cuantos dibujos (fondos y personajes) del prócer quilmeño, y cuando todo lo que vemos es obra del lápiz de Mazali, el contraste no se nota demasiado. O sea que a nivel visual, esto es bastante digno. Me quedan algunos tomitos más de Cybersix, como para leer y reseñar en las próximas semanas.
Nos vamos un ratito a Brasil, donde en 2009 sale un libro que recopila las primeras seis aventuras de Necronauta, el personaje creado por Danilo Beyruth en 2007. A veces con guionistas invitados, a veces solo, en fanzines impresos por él mismo en blanco y negro o en un libro a todo color editado por Image, Beyruth puso en marcha, en muy poco tiempo, una serie interesantísima, donde lo vamos a ver mejorar como dibujante a pasos agigantados. Aún así, el episodio más moderno de Necronauta (de estos seis que componen el libro) todavía está varios pasos atrás de lo que va a mostrar Beyruth en Banda de Dois, que es de 2010. O sea que la evolución de este monstruo va a ser muy notable y sobre todo muy acelerada. Las historias en general son originales, y a pesar de lo que pueda sugerir el aspecto del protagonista, rozan de manera muy tangencial el género superheroico. Necronauta no es ni bueno ni malo, es casi un mecanismo pensado para resolver conflictos que complican la llegada al Más Allá de gente que estiró la pata. Conflictos que pueden ser emocionales o incluso metafísicos, no necesariamente violentos ni de buenos contra malos. Eventualmente, todos los fans de Beyruth (los que lo conocieron gracias a Banda de Dois, o los que lo siguen en sus trabajos para el mainstream yanki) caemos en Necronauta, un poco por curiosidad y un poco porque se trata de una serie realmente atractiva, bien hecha, que explica de modo contundente por qué este autor se ganó el lugar que tiene hoy en el comic sudamericano. No tengo otros tomitos de Necronauta, pero sé que hay más y trataré de conseguirlos.
Allá por 2000, cuando se publicaba muy poca historieta de autores argentinos, irrumpió en San Nicolás una obra que sacudió el avispero y le enseñó a toda una generación que era posible crear y editar novelas gráficas en aquel contexto tan adverso. La obra era Hacia el Hondo Bajo Fondo, de Federico Baert, una novela gráfica a la que el narratólogo David William Foster le pondría sin dudar el rótulo de “existencialista”. Hoy, con más de dos décadas a cuestas, Hacia el Hondo Bajo Fondo ofrece un solo flanco vulnerable, que es el del dibujo. Para el lector actual, el dibujo del Baert de hace 21 años puede resultar crudo, o incluso rudimentario. Pero felizmente existe la remake: otras 90 páginas, con el mismo guion que utilizó Baert en 2000, pero dibujadas por Carlos Aón y coloreadas por Lara Lee. Es decir que a alguien se le ocurrió tomar lo mejor que tenía Hacia el Hondo Bajo Fondo y reemplazar esa faceta gráfica que hoy puede veerse precaria por una 100% nueva, a cargo de un dibujante y una colorista absolutamente afianzados, con amplio dominio de todos los elementos que pueden hacer atractiva a una novela gráfica para el público actual. La nueva versión respeta a rajatabla los magníficos diálogos, el armado de las secuencias y muchas veces hasta la cantidad de viñetas de cada página y los planos elegidos por Baert para la versión original. Por otro lado, Aón cambia bastante el diseño de los personajes secundarios y la paleta de Lee le agrega a la obra climas que la primera versión no tenía. No te digo que estoy para tirar a la mierda la edición del 2000, pero sí afirmo que la de 2021 es muchísimo mejor. Si querés sumergirte en el abismo de la mala leche, el enrosque emocional, el cinismo y la poesía berreta de Ácido Van Rotren, sin dudas te recomiendo entrar por acá. De la mano de Baert, pero también de Aón y Lee, que supieron hacer suya esta obra y pegarle un upgrade notable a algo que ya era un clásico de culto entre los fans de la historieta argentina post-industrial. Nada más por esta semana. Gracias y será hasta la próxima.

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