el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 8 de noviembre de 2024

VAMOS EL VIERNES!

Sigo a full corrigiendo y diseñando artículos para la Comiqueando Digital, pero me choreo una horita de este hermoso viernes para reseñar los últimos libros que leí. Hace relativamente poco tiempo, alguna investigación, algún artículo de algún colega o alguna casualidad me llevó a descubrir a Raf (Joan Rafart Roldán), un autor español muy de la "Escuela Bruguera", al que -por motivos que desconozco- no tenía para nada en el radar. Fue amor a primera vista. Raf me gustó más que Ibáñez, más que Escobar, más que Vázquez, más que todos. Al toque se convirtió en mi autor español de aventuras cómicas favorito... con la pequeña salvedad de que nunca había tenido en mis manos un álbum suyo, y apenas había leído unas cuantas historietas digitalizadas. Por suerte el año pasado, en España, conseguí un librito de Raf, el primero de Mirlowe & Violeta, una creación del ídolo que aparece a mediados de los ´80, una vez que Bruguera cierra sus puertas. No fue fácil, porque la inmensa mayoría de los álbumes de Raf (que murió en 1997) están descatalogados. Es un autor inexplicablemente ausente en el mercado español actual, pero también inexplicablemente. Imaginate un discípulo muy aventajado de Eduardo Ferro, con cosas de Giorgio Cavazzano, y con esa soltura para irse al carajo en materia de violencia típica de Ibáñez y Vázquez. Es un combo devastador, hoy imposible de reproducir. Creo que el único que autor actual que -si se lo propusiera- podría reproducir la estética y la dinámica de las páginas de Raf es el tucumano Sejo. Para el resto, vengan de la escuela de Ferro o de la de Bruguera, Raf quedó muy lejos, demasiado por encima de lo que se ve hoy en día en los pocos medios donde se publican aventuras cómicas. Mirlowe & Violeta es una parodia al hard boiled clásico, protagonizada por un detective perdedor y bastante inepto que quiere parecerse a Philip Marlowe, y su secretaria Violeta, una chica voluminosa, atrevida, y que fuma unos habanos hediondos. En busca del efecto cómico, Mirlowe subestima y hasta basurea a Violeta, pero (por lo menos en este álbum) es ella la que realmente deduce las pistas que llevan a la resolución del caso. En el medio hay muchos chistes, tanto verbales como de comedia de enredos, condimentados con gags físicos muy violentos, al estilo de Mortadelo y Filemón, pero con sangre. El humor de Raf seguramente era mucho más efectivo en 1986 que hoy, pero Mirlowe & Violeta conserva intactos varios de sus atractivos: la onda de los personajes, el ritmo frenético (la cantidad de cosas que pasan en cada página hoy sería impensable), la sátira aguda a un género clásico, las pinceladas de costumbrismo español que desentonan con la mímesis de una ambientación que quiere parecer yanki, lo descabellado de algunos giros argumentales y -por sobre todo- la altísima calidad del dibujo. Por su dosis de violencia, por su mirada muy crítica (incluso burlona) hacia la policía, y alguna leve insinuación sexual, sospecho que Mirlowe & Violeta no salía en una revista infantil, sino más apuntada a los adolescentes. Tal vez por eso, funciona perfecto como punto de entrada al maravilloso mundo de Raf, un autor del que me gustaría tener muchísimo más material, y que tuvo décadas de enorme producción. Gloria infinita para este genio semi-oculto del comic español.
Me vengo a Argentina, año 2024, cuando se publica Chet Chet y el Abismo Profundo, una nueva saga de fantasía y aventura de las que el inmortal Eduardo Mazzitelli y el mítico Quique Alcatena hicieron durante décadas para las antologías italianas de la editorial Aurea. Esta vez la dupla mágica nos lleva bien al Norte, para introducirnos en una nueva mitología alucinante, esta vez vinculada a las tribus indígenas del norte de Canadá, donde el frío reina supremo. Por supuesto Chet Chet y el Abismo Profundo toma un par de elementos de estas culturas ancestrales y los lleva para otro lado. Mazzitelli -fiel a su estilo- agranda las leyendas y le da a toda la trama una dimensión mucho más épica y más definitiva. De nuevo sus reinos son los más poderosos, sus sabios los más sabios, sus villanos los más malignos y así... pero esta vez hay personajes con dobleces muy interesantes (el tío del protagonista, los héroes legendarios). Otra diferencia con la mayoría de las obras de la dupla es que acá no tenemos un personaje femenino importante. Pero está lo importante: los conflictos de enorme magnitud, el héroe adolescente que aprende, madura y crece, la pátina de mentira y truchada que recubre a figuras supuestamente inmaculadas o incuestionables, tragedias, genocidios, batallas fantásticas y unas sutiles pinceladas de humor y delirio, sumamente bienvenidas. Entre hielos infinitos, veremos morir y resucitar a personajes de infinito poder y a pícaros especialistas en vender humo, entremezclados en una epopeya en la que casi todo se explica por el lado de la magia. Si te molesta que los guionistas resuelvan todo con el uso de conjuros y hechizos, claramente Chet Chet y el Abismo Profundo no se va a subir al podio de tus obras favoritas de Quique y Eduardo. Como siempre, la prosa que despliega el guionista en los bloques de texto está muy por encima de lo que se ve normalmente en un comic de aventuras. Y también como siempre, el trazo del dibujante evoca climas cautivantes mientras da vida a criaturas, palacios, ropas y armas alucinantes, fruto de una imaginación que no tiene límites. El final es impactante (no tanto el epílogo, que es más poético, más descriptivo), la portada está muy bien y la calidad de la edición (a cargo de Historieteca y Puro Comic) es óptima. Así que si sos fan de la dupla que durante 35 años nos llenó los ojos y el alma de la mejor fantasía que podíamos imaginar, seguramente vas a volver muy conforme de este viaje por el abismo profundo de venganzas, redenciones, inocencia, crueldad y magia. Mucha magia. Y hasta acá llegamos, por hoy. Como siempre, reaparezco con nuevas reseñas ni bien tenga un par de libritos leídos. Gracias y hasta entonces.

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