Tengo varios libritos leídos como para reseñar. Veamos hasta donde llegamos…
El Vol.1 de Los Escorpiones del Desierto, del maestro Hugo Pratt, es uno de esos comics que mil veces me pasaron frente a la nariz, y mil veces dije “nah, no me ceba demasiado, mejor me compro otra cosa”. Finalmente lo vi el año pasado muy barato en una librería de usados en Santiago de Chile y dije “ya fue, me lo llevo”. Tenía razón yo: no me ceba demasiado.
Estas historietas de 1973, realizadas por Pratt para el semanario Tintin, son aventuras bélicas clásicas, donde los valientes muchachos del bando aliado le escupen sistemáticamente el asado a las milicias italianas apostadas en África durante la Segunda Guerra Mundial. Hay algunos personajes bien desarrollados y UN argumento muy logrado (el de Kord). Pero nada que me emocione demasiado. Es para tenerla sólo por los dibujos, que están buenísimos (lógico: esto es de la mejor época de Pratt a nivel gráfico).
Lo que más me sorprendió (además la pésima calidad de la edición española de los ´80) es la cantidad de texto, la extensión de los bloques de texto y de algunos diálogos. Una cosa muy loca que ya le había visto hacer a Pratt, acá me pegó más fuerte. Aparece un personaje nuevo, una mina que es espía. Entabla un diálogo con los protagonistas en un viaje en tren, y en pocas viñetas te cuenta dónde nació, qué estudió, en qué universidad, hasta cuándo vivió ensu ciudad natal, por qué se fue, con quién se casó, cómo terminó esa relación, cómo se hizo espía… todo con nombres, apellidos, fechas y chotocientos detalles más. En un momento pensás “ah, bueno, toda esta data debe ser relevante para la resolución del argumento, si no Pratt no la pondría”. Pero no. Diez páginas después, la minita es boleta y nada de lo que nos narró afecta a la trama en lo más mínimo. Ahí entendí que todo ese secret origin del personaje está ahí para dar un efecto de realismo, porque –es posta- cuando la gente del mundo real entabla un diálogo en un viaje largo, casi involuntariamente intercambia data acerca de su vida, de su pasado, de lo que hace o hizo, etc. ¿Está mal que los personajes de historieta también lo hagan? ¿O todo lo que dice un personaje tiene que estar ahí en función de la historia? No sé, no me decido por una respuesta…
Me voy a EEUU, de la mano del Vol.3 de Catwoman que va justo después del Vol.4 que vimos el 08/05/15. ¿El 3 va después del 4? Sí, esta es otra edición que trae más episodios por tomo. De hecho, en este mega-broli (más de 300 páginas) está completo el último año de Ed Brubaker al frente de la serie, todo material que no se había recopilado en los TPBs anteriores.
A nivel argumental, esto está lejos de los mejores trabajos de Brubaker. El guionista insiste con Philo Zeiss, el villano que había creado durante su paso por la revista de Batman (lo vimos en la reseña del 15/02/11), suma a más capos mafiosos de los que pululan por Gotham y se va medio al carajo con una saguita con onda “realismo mágico, romance y cimitarras ” en la que resuelve el plot de los chabones vestidos con túnicas y turbantes árabes que venía del tomo anterior. En el último tramo, tenemos tres episodios muy vinculados a la saga War Games, por la que desfilan un montón de personajes (buenos y malos) de Gotham City en una aventura que a Selina realmente la afecta poco y nada. Y después viene un unitario casi sin piñas ni patadas, en el que Brubaker cierra su etapa al frente de esta serie.
Lo grosso de todo esto es cómo el guionista encuentra espacios para trabajar lo que a él más le interesa, que es el desarrollo de los personajes. Selina, Slam Bradley, Holly Robinson, en menor medida Leslie Thompkins… todos salen profundamente transformados después del paso de Brubaker por la serie. Como siempre digo, Catwoman me gusta más como villana que como justiciera, pero Brubaker se esfuerza por subrayar que, pase lo que pase, Selina no va a ser nunca una heroína. La mina tiene sus propios códigos, sus propios métodos (que no son los de Batman), y una consigna también muy propia, que es la defensa del barrio más pobre y más heavy de Gotham. Hasta en estos últimos episodios, donde se des-enfatiza bastante la onda “serie negra”, Catwoman se niega a ajustarse al molde de la heroína tradicional. Y eso es lo que la mantiene interesante.
Obviamente suma muchísimo que 10 de los 12 episodios tengan como dibujante al maestro Paul Gulacy, siempre infalible en la narrativa, generoso en los fondos, jugado en las expresiones faciales, impactante en el manejo de las escenas de acción. Y uno de los suplentes es nada menos que Sean Phillips, el compañero perfecto de Brubaker, al que le toca un episodio sin machaca, totalmente introspectivo, centrado en una cita romántica entre Selina y Bruce Wayne, que es de lo mejor que tiene para ofrecernos este tomo.
Si sos muy fan de Catwoman, podés seguir esa serie más allá del nº37, que es el último de Brubaker. Si lo que te atrae es el laburo de este prócer del guión, bajate en esta parada y despedite de la gata de Gotham, que nunca volvió a protagonizar historias a este nivel.
Volvemos pronto con más reseñas. ¡Hasta entonces!
lunes, 24 de abril de 2017
TARDE DE LUNES
Etiquetas:
Catwoman,
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11 comentarios:
Andrés, si no leíste la Catwoman de Genevieve Valentine dale una oportunidad, para mi personalmente casi que esta al nivel de la de Brubaker
Muy buenas las reseñas!
En mi opinión una charla tan extensa entre dos personajes tiene que estar vinculada a la historia sino aburre, sentís que hay páginas de más. Salvo que esa charla aunque sea un poco haya enamorado al personaje o busque venganza, o lo haya modificado de alguna manera como para que esa intimidad que logró la escena esté justificada
Pena que te llevaste esa edición barata. Hay otra de Totem de la misma época que, si no me equivoco, es más extensa (estoy casi seguro de que incluye la historia de Cush en la que cuenta la muerte de Corto), y está impresa en impecable blanco y negro (aunque el papel y la calidad son los clásicos de Totem, claro).
Para mí toda la escena post atentado, con Koinsky encarando en silencio a Kord y resolviendo la traición es hermosa.
Creo que los diálogos banales (al menos para la trama) si están bien hechos son un lindo recurso para la historieta. Pero, en mi opinión, a Pratt no se le daba bien eso. Más que diálogos solía hacer monólogos que ocupaban varias viñetas enteras (con la cara del que habla relegada a una esquina) y plagados de todos esos datos metidos de una manera muy forzada que creo que incluso que le jugaban en contra del realismo. A veces más que realismo pareciera buscar mostrar todo lo que sabe de historia, geografía o mitología. En cambio las secuencias mudas que hacía Pratt o donde mezquinaba las palabras son maravillas.
Hola Andres una pregunta ajena al post, quiero conseguir algun libro de Mordillo para regalar, pero no lo puedo conseguir, me podrias sugerir ¿donde podria comprarlo?
Mmm... muy difícil...
¿En Amazon España no lo viste?
Comprar por amazon era mi ultima opción, esperaba conseguirlo acá, pero me parece que voy que pedirlo por online, ahora es una cagada y una pena que no se pueda conseguir nada en Argentina.
No, acá no se me ocurre quién pueda tener a la venta libros de Mordillo... Lo cual no significa que no haya...
Nada q ver, pero si alguien es dibujante o conoce a alguien q losea y tiene interés en participar en una antología, por favor q me mande un privado a https://www.facebook.com/facundo.wilgenhoff. Desde ya, gracias. Salú'.
Hugo Pratt es uno de los artistas más sobrevalorados del medio. No era un gran dibujante y sí un pésimo guionista. El personaje de Corto Maltés es atractivo, pero sus guiones apestan. Lentos, pedantes, pretenciosos...
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