el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 16 de mayo de 2017

OTRO MARTES A LA NOCHE

Bueno, por fin un ratito libre para escribir un par de reseñas.
Empiezo en 2015, cuando el sello Icon de Marvel recopila la miniserie Men of Wrath, una obra autoconclusiva, re-convertible en película y propiedad de sus autores, nada menos que Jason Aaron y Ron Garney, una dupla que ya había colaborado en más de un comic de superhéores.
Pero en Men of Wrath no hay superhéroes… y tampoco héroes. Es un drama familiar atravesado por tiros, cuchillazos y violencia de todo tipo, y además una historia de acción bastante vertiginosa, con un ritmo intenso y sostenido. Hay dilemas morales espesos, mezclados con un nivel de mala leche visceral y varios volantazos imprevistos cerca del final, que no se parece en nada a lo que uno imagina al principio. Si te parecía que Aaron se iba un poquito al carajo con el nivel de sordidez de Scalped, te cuento que Men of Wrath sube la apuesta respecto de la ya mítica serie de Vertigo. La sube tanto, que la violencia y la crueldad se perciben como exageradas casi al punto de la caricatura, como en las mejores sagas de Sin City. De hecho, a lo largo de toda la lectura de Men of Wrath me sobrevoló el fantasma de Sin City: esa impronta fatalista, casi melancólica con la que Frank Miller barnizara aquellas masacres en las que la sangre salpicaba de las viñetas al lector, está presente en esta obra. Y como en Sin City, son masacres “larger than life”, casi superheroicas por la magnitud dramática que las rodea, pasadas de rosca por el nivel de crudeza, por el altísimo impacto, porque se nota mucho la búsqueda del “shock value” por parte de los autores.
La trama está muy bien armada y sin embargo no opaca lo más atractivo que tiene Men of Wrath, que es la construcción de los personajes (perdón que no sea más específico, pero es una obra reciente y no quiero spoilear). En ese rubro y en los diálogos están los puntos más altos de un trabajo muy logrado por parte de un Aaron que (dicen, todavía no la empecé) se volvió a superar a sí mismo en Southern Bastards.
El dibujo de Ron Garney no es perfecto, pero bueno… es Ron Garney tratando de dibujar un mundo sin superhéroes, algo que jamás pensé que iba a ver en mi vida. Por momentos hay una sobrecarga de detallitos al estilo Leinil Francis Yu que me rompe un poquito las pelotas, pero una vez que Garney entiende qué carajo está haciendo Aaron en el guión, empieza a probar con yeites de los que usaba Miller en Sin City, a los que integra muy bien a su estilo, y ahí sí, la cosa se pone realmente potente. Si te da el estómago para bancarte una historia descarnada y atroz, entrale a Men of Wrath, que está muy, muy buena.
Me voy al otro extremo, a una historieta para chicos (y no tan chicos) escrita y dibujada por Lubrio: Lucy Niestra es una chica de 14 años que vive en Rosario y resuelve misterios vinculados a las pesadillas de la gente. Un concepto digno de un comic de Vertigo, propenso a derrapar hacia el horror onírico más desbocado, pero aplicado a una historieta amistosa, linda de ver y fácil de compartir con chicos y chicas de 9 a 13 años (ponele) a los que Vertigo todavía les queda un poco lejos.
El libro se compone de seis aventuras cortas, con un plot mayor que las atraviesa a todas y se resuleve en la última, algo que a los guionistas argentinos actuales les cuesta un huevo planificar, pero que Lubrio concreta con categoría. Dentro de los episodios 100% autoconclusivos, me parece que el segundo no sólo es el mejor del libro, sino que creo que es el mejor guión de Lubrio que leí en mi vida. El tono simpático de las historias está muy bien balanceado con ciertos elementos más espesos, o más oscuros y el hecho de que las historias transcurran en Rosario tiene sentido a nivel argumental.
Una vez más, el dibujo de Lubrio se debate entre aggiornar mucho, poco o nada la estética de los cartoons clásicos de los años ´60, a los que sigue exhibiendo como principal influencia. A veces los personajes le quedan demasiado distintos entre sí, como si no pertenecieran todos a un mismo universo gráfico, pero eso no llega a obstaculizar la lectura. La narrativa está mejor que en obras anteriores (se ve que mejoró mucho el criterio a la hora de ubicar los globos de diálogo en las viñetas) y el color está impecable. Y a diferencia de otros autores de historieta infanto-juvenil, a Lubrio no le tiembla el pulso a la hora meter una cantidad de texto muy similar a la que solemos ver en las obras apuntada al público adulto, algo que yo valoro muchísimo. Ojalá se vengan más álbumes con nuevas aventuras de Lucy Niestra.
Y hasta acá llegamos. Este finde voy a estar en Montevideo Comics junto a un montón de autores grossos de Uruguay, Argentina, España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, así que si andás por la zona, acercate a saludar. Y la incógnita es si llegaré a leer y reseñar un par de libros más antes de viajar, o si habrá que esperar a la noche del lunes para reencontrarnos. Veremos qué pasa…

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