Superado el escollo que me resultò el primer tomito de Century, juntè huevos para entrarle al segundo, y sì, me gustò mucho màs. Sigue sin ser una aventura de la League of Extraordinary Gentlemen “de las de antes”, pero està muy, muy lograda. Ya de movida, el tono es mucho menos oscuro y solemne que en 1910, de hecho hasta me sorprendió leer un comic de Alan Moore en el que tiene tanto peso la comedia, incluso el humor verbal. Acà el misterio del culto satánico està mucho mejor explicado, y la amenaza se siente màs palpable, màs real. La historia casi no està estirada, y cuando el Mago se cuelga en detalles irrelevantes, son detalles que me suscitaron un gran interés, porque siempre me atrapò el tema de los swinging sixties y el auge de la cultura del “sexo, droga & rockanrol” en la hasta entonces muy tradicional ciudad de Londres.
La convulsionada escena del rock se va a convertir en un terreno sumamente fértil para los planes de los malos, y el sexo y la droga (presentes en muchísimos aspectos de la obra) le brindan a Moore un nuevo prisma a través del cual mostrarnos a Mina Harker y sus adláteres (Orlando y Allan Quatermain). Esta vez los protagonistas son sòlo tres, y eso le da espacio al Mago para desarrollar màs a cada uno de ellos. Ahora sì, hay una justificación màs coherente para que algunos personajes canten, y el tema que “suena” en el epìlogo (ambientado en 1977, pleno furor del punk) es una de las cosas màs geniales que escribió Alan Moore en su vida.
Kevin O`Neill se luce como pocas veces, obviamente alejado de su zona de confort. Acà casi no hay secuencias de acción (a menos que contemos como “acción” los garches de todos contra todos), casi no hay elementos fantásticos, ni tecnología futurista. Acostumbrado al grim `n gritty, el maestro da cátedra también en esta comedia luminosa, llena de colorido, con la psicodelia hippie como único elemento capaz de romper una estètica urbana muy real, bastante cercana en el tiempo (hasta yo estaba vivo en 1969), que es algo que rara vez aparece en los trabajos de O`Neill. Toda esa secuencia de Mina bajo los efectos de un àcido quedó grabada para siempre en mis retinas. Gran segunda parte de Century… y ahora a ver còmo la rematan.
Breve glosa para el Vol.2 de Y, Viste Còmo Es, segundo recopila-
torio de las tiras de Szoka, joven humorista gràfico argentino, que hace un tiempito saltò de las redes sociales a los libros. Szoka maneja un humor muy reader-friendly, muy prolijo, que a veces se anima a ser reflexivo, pero nunca resulta críptico ni llega a opacar la comicidad con la bajada de línea. Muchas tiras tienen una única viñeta y ninguna tiene màs de cuatro. En las tiras en las que Szoka recurre a la secuencia de imágenes (mis favoritas), la información està muy bien organizada y el timing bien controlado para lograr el efecto còmico buscado. El dibujo es simple, bonito, amistoso, està muy bien complementado por el color y el rotulado, y lo único que lamento es que Szoka casi no dibuje fondos, porque las pocas veces que sì lo hace, le salen muy bien. Lindo librito para pasar un rato (corto, en 20 minutos lo re-despachaste) o para quedar como un duque con alguien que no consuma habitualmente historietas, pero se cope con Quino, Liniers o Maitena.
Y cierro con un misterio insondable, algo que parece una novela gràfica, pero no sè si realmente lo es. Ciber-City, de Juan Vegetal, me llamò la atención por el dibujo, esa cosa entre naîf y podrida tìpica de Ayar B., con unos colores alucinantes que parecen puestos con marcadores medio crotos. Vegetal tiene un control notable de esta estètica y lo demuestra en todo, desde dibujitos onda meme hasta en paisajes urbanos complejísimos. Nada se ve muy real, pero no es la idea. El autor tiene su propia versión de la psicodelia, y la combina con un amplio abanico de referencias al mundo de la informática y los videojuegos, con una pàtina retro, o de berretada de fines de los ’90. Visualmente, lo único que no me gustò es el rotulado, muy precario, con tacahaduras y varias faltas de ortografía. El resto, me resultò muy atractivo.
En cuanto al guiòn… ahì sì, no entendí nada. Me gustaron algunos diálogos, pero no terminè de descifrar la estructura dramática de la obra, cuàles son los conflictos… Hay páginas que se leen como si fueran una historieta unitaria, o un chiste… otras que amagan con ir para ese lado y terminan por ser una especie de aviso publicitario, otras donde no me quedó claro cuàl es el vìnculo entre las distintas viñetas o grupos de viñetas… Claramente no hay una narrativa lineal, y el propio autor hace referencia a esto, blanquea de un modo bastante irónico que no hay una forma diáfana de leer Ciber-City y entenderla como se entiende una historieta normal. Incluso el propio Vegetal subraya las inconsistencias del “guiòn”, los cambios inexplicables en la apariencia de algunos personajes… Sumale los dibujos (o secuencias) que se repiten sin ningún sentido , las páginas con viñetas donde sòlo se ven masas negras… y es todo muy raro, muy freak.
Me imagino que habrá un público lo suficientemente joven (o bajo los efectos de las drogas correctas) como para sintonizar la onda de Ciber-City y decodificar sin mayores inconvenientes esto que para mì es un enigma narrativo complejísimo. Yo, por mi parte, creo que sòlo vuelvo a apostar por un comic de Juan Vegetal si forma equipo con un guionista.
Creo que mañana vuelvo a postear videos en YouTube, asì que atenti. Y en Mayo, no menos de 10 posteos acà en el blog. Gracias y hasta pronto.
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