el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 14 de julio de 2018

SABADO EN BUENOS AIRES

Qué mala leche, la puta madre… Único sábado del mes que estoy en Buenos Aires, la noche está bárbara y yo estoy con una congestión espantosa que no me deja respirar. Vamos a ahogar las penas en reseñas…
Ordenando las pilas de lecturas pendientes, encontré dos libros más editados en Argentina en 2017 que me faltaba reseñar. Arranco por ahí.
El Vol.4 de Amuleto, de Kazu Kibuishi, es (hasta ahora) el más Star Wars de la saga. Tiene más elementos de ciencia-ficción, hay una ciudad en las nubes, un amigo que traiciona, un consejo integrado por guerreros con poderes extrasensoriales, naves espaciales, androides… y hasta termina para el orto, como The Empire Strikes Back. Otro recurso de dicha peli que se ve en este libro es el de separar a los buenos en varios sub-grupos para narrar en paralelo las mini-historias de cada uno. Bueno, ese es el punto flojo de esta entrega de Amuleto: Kibuishi divide a los protagonistas en tres, y el tramo en el que va saltando de un grupito al otro se hace desparejo, porque no todas las sub-tramas generan el mismo interés.
Lo bueno es que Amuleto mantiene siempre un ritmo, un dinamismo en el avance de las tramas que hace que no tengas tiempo de aburrirte. El desarrollo de los personajes sigue presente como una preocupación central para Kibuishi y –como siempre- logra introducir, explicar y hasta explorar a fondo conceptos nuevos (algunos bastante elaborados, si pensamos que Amuleto está apuntado a lectores de hasta 13 años) sin atentar contra esta sensación de aventura constante, que va siempre para adelante sin parar.
Del dibujo no tiene mucho sentido hablar, porque ya es el cuarto tomo y el autor se mueve siempre dentro de los mismos parámetros. Este año salió el Vol.5, que está ahí, esperando su turno.
También a fines de 2017, se editó Humor al Diván, recopilatorio de chistes e historietas de Tute, con material del que aparece en el diario La Nación y su revista dominical. Le encuentro un único problema al libro, que son las páginas en las que sólo aparece un chiste, flotando en el medio, con mucho espacio arriba y mucho espacio abajo. En el mismo libro hay unas cuantas páginas con DOS chistes, y hubiese sido mucho mejor que fuera todo así, con dos chistes (o una historieta) por página, para no sentir que nos están mezquinando contenidos, sobre todo cuando uno piensa que estos libros no son baratos.
El resto, impecable. Uno supone que ya se hicieron todos los chistes posibles sobre psicoanalistas y pacientes, pero Tute siempre tiene algo nuevo para sorprendernos. Por suerte no son TODOS los chistes de esa misma temática. El libro va mechando también algunos cartoons más reflexivos, o introspectivos, o centrados en el otro tema que Tute domina a la perfección, que son los vínculos afectivos. Y además están las historietas, que no giran en torno al psicoanálisis, sino que son mucho más libres. Algunas se centran en estos romances (casi siempre frustrados) entre hombres y mujeres, y otras levantan un vuelo más raro, más personal, a veces para el lado de la poesía, otras veces para el lado del sinsentido. En las páginas de historieta el dibujo de Tute suele reducirse a su mínima expresión, con personajes dibujados tan chiquitos que ni siquiera tienen rasgos faciales, y el foco está puesto en los diálogos, que están buenísimos, más allá de la desprolijidad del autor a la hora del rotulado.
Sin personajes recurrentes, sin chistes pensados para arrancarte carcajadas, sin rozar coyunturas socio-políticas ni tirar referencias a famosos o a consumos culturales, sin escatología, en un estilo que muchas veces pareciera escaparle adrede al virtuosismo gráfico, los chistes e historietas de Tute tienen un encanto muy especial, que creo que pasa por la libertad, por lo mucho que se nota que el autor está haciendo lo que se le cantan las pelotas, ni más ni menos. Después hay reflexiones agudas, situaciones con las que uno se puede identificar, algunas frases brillantes y algunas ideas gráficas de alto impacto. Pero lo que a mí más me llega es la idiosincracia, la forma en la que Tute se aferra a la idea de ser autor, de sacar a relucir mediante el humor gráfico su mundo interior, de contar lo que tiene ganas de contar y dibujarlo como se le da la gana, caiga quien caiga, pasándose por el orto los condicionamientos que uno supone que pueden existir en un medio careta como es el diario La Nación. Si nunca te aventuraste en el universo de Tute, dejá terapia y conseguite un buen psiquiatra.
Tengo un librito más para reseñar, pero me dio fiaca. Lo dejo para la próxima. Aprovecho para invitarlos el finde del 21 y 22 a Villa Viñetas (en Villa Constitución, cerquita de San Nicolás) y el del 28 y 29 a Comarca Fest, en Viedma, provincia de Río Negro. ¡Gracias y hasta pronto!

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