el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 15 de agosto de 2019

JUEVES DE HISTORIAS CORTAS

Hoy tengo para reseñar dos antologías de historias cortas, de esas que a veces se te escurren como el agua entre las manos y sentís que no te duraron nada.
Ese fue exactamente el caso de La Caja Negra, un lujoso álbum que recopila material disperso del maestro español Javier Olivares, relatos muy breves que el ídolo había publicado originalmente en revistas, fanzines o libros en formato “antología temática”. Acá me encontré con una historieta que ya había leído en el libro que reseñé el 04/08/12, otra que está en el libro reseñado el 04/12/13 y unas 15 tiras que ya había leído en la revista U, una de las grandes revistas de información que tuvo España entre fines de los ´90 y principios de este milenio. Ah, y también dos historietas que salieron en otras publicaciones de los ´90, que seguro tengo y leí (aunque hace no menos de 20 años). O sea que arrancamos con mucha figurita repetida.
Pero bueno, es Javier Olivares. Incluso con material repetido, el dibujo de esta bestia es tan inquietante, tan alucinante, tiene un vuelo tan infrecuente en los narradores gráficos de este nivel, que no me molesta nadar en un río en el que ya nadé hace unos años. Fuera del dibujo (que nunca baja de los 10 puntos), los mejores momentos a nivel de los guiones los encontré en las dos historias (muy) cortas escritas por Jesús Gras: Me Ocurrió a Mí, Te Ocurrirá a Ti y Bandera Negra, una joyita que estuvo inédita hasta que en 2001 alguien la incluyó en este libro. ¿Sólo para muy fanáticos de Javier Olivares? Y, sí. Al que todavía no está on fire con este monstruo, le recomiendo empezar a descubrirlo con otros trabajos (se puede hacer click en la etiqueta y releer otras reseñas de obras de Olivares que ya vimos acá en el blog).
Los amigos de la AUCH (Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas) completaron este año la tetralogía de las estaciones del año, con la esperada edición de Primavera. Esta vez, quien tuvo a su cargo la selección y el prólogo fue otro prócer español, nada menos que Enrique Sánchez Abulí. El maestro le dio el visto bueno a diez historias cortas, que paso a sobrevolar:
La primera (a cargo de Magnus y Fiorella Santana) no me convenció demasiado, ni el guión ni el dibujo. Este último pendula mucho entre el exceso de detalles y cierta impericia en el dibujo de los rostros humanos. En la segunda, Alejandro Rodríguez Juele retoma la famosa historia de Frankenstein creada por Mary Shelley, en unas páginas dibujadas de modo muy despojado, con una línea gruesa, de gran dinamismo, gran expresividad, con el efecto (que quizás muchos no entiendan o valoren) de síntesis, de mostrar algo que parece un boceto a mano alzada, pero en tinta. El guión, inobjetable.
De la tercera historia rescato el dibujo de Santiago Musetti (pronto le entraré a su primera novela gráfica) y la última, a cargo de Silvio Galizzi y Gabriel Serra, tiene un dibujo muy logrado y un guión que me costó entender. Cerca del final me cayó la ficha de que la historieta es un enorme gaste a los hinchas de Peñarol, una sátira descarnada a la historia del “Carbonero”, escrita por un fanático de Nacional como Galizzi, y bastante críptica para quien no sabe bastante de futbol uruguayo.
Me quedan por mencionar una historieta en la que no encontré nada para rescatar (la de Pablo Fernández, que me dejó de interesar al segundo error de ortografía) y después hay cinco historietas MUY grossas, sumamente disfrutables: La de Magnus con Pablo Praino tiene una idea limadísima y muy graciosa, desarrollada en la extensión justa y bien dibujada. La de Alceo y Richard Ortiz retoma al carismático personaje de El Viejo (vimos su libro “solista” el 29/12/13) en una historia de romance y mala leche. Rodolfo Santullo y Guillermo Hansz plantean una comedia suburbana que deriva en un bizarro post-holocausto con clima de anti-epopeya y un humor muy filoso. Nicolás Peruzzo la rompe con un guión autobiográfico que mucho le hubiese gustado escribir a Peter Bagge para un número de Hate.
Y la mejor historieta del libro, lejos, es Sakura, una maravilla de ocho páginas escrita con Abel Alves y dibujada a lápiz sin entintar por el imparable Matías Bergara. Esto es bestial en todo sentido (guión, dibujo, ritmo narrativo, enfoques, climas) y justifica por sí solo cualquier esfuerzo que hagas por conseguir el libro. Bien por los hermanos charrúas, que lograron recorrer las cuatro estaciones con sendas antologías de muy buen nivel.

Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

2 comentarios:

Abel Alves dijo...

¡Gracias por tus palabras, estimado!

Mauro Vargas dijo...

Me alucina Javier Olivares, se consigue por acá este broli, Andrés?