el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 26 de noviembre de 2020

JUAN SAENZ VALIENTE, EL CÓMICS

No me siento bien, pero este es el único rato que tengo para escribir, así que mala leche. De última, será una reseña un poco más corta que las habituales. Por motivos que no logro entender, vendí muy poquitos ejemplares de este libro. No me voy a poner ahora a sopesar los factores por los que (creo yo) mis clientes no me lo encargaron, pero sí quiero señalar que si en el resto de las distribuidoras Juan Sáenz Valiente, El Cómics tuvo tan poca repercusión como la que muestran mis planillas, estamos ante una injusticia mayúscula, sólo comparable al hecho de que el Diego esté muerto y Carlos Menem no. Juan Sáenz Valiente, El Cómics combina breves historietas humorísticas con chistes de una sóla viñeta, por supuesto todo escrito y dibujado por el autor de La Sudestada y Norton Gutiérrez. El registro elegido por Juan es la autobiografía y así es como lo vemos de principio a fin del libro convertido en personaje. Juan combina anécdotas graciosas de su infancia, adolescencia y actualidad, con secuencias en las que lo vemos flashear, dar rienda suelta a su imaginación, y dibujar no lo que realmente sucede, sino por lo que pasa por la cabeza (bastante sexópata, por cierto) del autor. Este es un efecto cómico muy eficaz, que me hizo acordar a los mejores momentos de El Otro Yo del Dr. Merengue, pero por supuesto “tuneado” para este milenio. Entre guarangadas sexuales, chistes escatológicos y momentos más tranqui, el libro me arrancó varias carcajadas. Lo único que no me cerró es un detalle de los diálogos: Juan usa palabras porteñas como “bondi”, “laburo”, o “garchar”, y las incorpora a diálogos con frases que parecen escritas en ese engendro lingüístico espantoso llamado “castellano neutro”. El resto, todo muy divertido, muy genuino, muy gracioso. El dibujo es excelente. Acá se luce el poder de observación de Sáenz Valiente, su ojo clínico para pescar detalles en el lenguaje corporal, la ropa y los gestos de la gente (y los perros). Además cobra protagonismo esa plasticidad, esa facilidad para deformar los cuerpos, los rostros y los ángulos, que Juan usa para acentuar momentos cómicos y patéticos en igual medida. Acá Juan tira una magia digna de Oscar Grillo o Kyle Baker, a un nivel realmente altísimo. Y por supuesto, algo que en las historietas no se ve tanto, que es la increíble habilidad de Juan para la caricatura, para incorporar rostros de personas reales a su registro gráfico. Desde él mismo y su mamá hasta Mercedes Sosa, el Puma Rodríguez y China Zorrilla, cuando Sáenz Valiente se propone retratar a alguien real, da siempre en el clavo. Recomiendo mucho este libro, de verdad. Para cagarse bien de risa, para disfrutar del dibujo y las ideas de Sáenz Valiente en una dimensión más libre, más salvaje, y para pensar si la autobiografía está realmente liquidada como género, o si con un par de buenos libros (como este) está como para levantarse de la tumba y salir de joda varias noches más.

1 comentario:

claudio g dijo...

un cago de risa de principio a fin, me recontra cague de risa, juan la descoce