el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 15 de septiembre de 2022

NOCHE DE JUEVES

Mientras repaso la larga lista de ciudades que me toca visitar en Octubre y Noviembre (síganme en Instagram o estén atent@s a la Agenda Argenta de Comiqueando, que ahí va a estar toda la info), tengo un par de libritos más para reseñar. Arlekín y Cascabel, de la editorial Utopía, reúne dos series realizadas por Quique Alcatena para la revista Anteojito en los años ´80. Son historietas cuyos originales no se conservaron, por lo cual hubo que hacer un trabajo complejísimo de restauración en base a las páginas digitalizadas de las revistas de los ´80. Esta tarea estuvo a cargo del gran J.J. Rovella y la verdad es que fue estupenda: las historietas se ven muy bien, los colores están en sus tonos justos, la línea no se ve mordida ni empastada... una maravilla. Pero el libro tiene varios problemas en rubros vinculados a la edición, principalmente dos: 1) una cantidad grosera de errores en los textos. Faltan o sobran letras en algunas palabras, faltan algunos espacios entre palabras, no hay un criterio coherente para cortar las palabras con los guiones, algunos "continuará" con los que terminaba cada entrega fueron eliminados para el libro y otros no, y cosas así que complican un poco la lectura (que ya de por sí puede ser intrincada porque los diálogos están escritos en español clásico, y los personajes usan el "vosotros"). Es increíble, realmente, cómo no se supervisa mejor el tema de los textos en ediciones lindas y chetas como esta. El problema nº2 es menor, pero me hincha las pelotas: ya que se trabajó sobre las revistas originales, ¿tanto costaba poner un rengloncito de texto que dijera "esta historieta se publicó en Anteojito entre Tal Mes y Tal Mes de Tal Año"? ¿Por qué tenemos que adivinar esa data tan importante para darle contexto a las obras? De hecho, en el libro aparece primero la aventura de Arlekín y después las de Cascabel, pero Alcatena las publicó en Anteojito en el orden inverso. Cascabel es bien de principios de los ´80 (ahí el trazo de Quique está más emparentado con sus trabajos para la DC Thomson de Escocia) y Arlekiín es de la segunda mitad de los ´80, y visualmente está más cerca de La Fortaleza Móvil y demás series escritas por Ricardo Barreiro con las que Quique ganó protagonismo en las páginas de Skorpio. Pero de eso me enteré porque se me ocurrió preguntare a Quique en qué orden dibujó el material que incluye el libro, y lo lógico sería que esa información apareciese en la propia publicación. En cuanto al material en sí, se trata de historietas para chicos de 8 a 10 años, que al salir en entregas de una página en una revista semanal tenían que generar un poquito de intriga y hacer avanzar un poquito la trama en muy pocas viñetas. Y está bien, tienen ritmo, están repletas de personajes y conceptos muy originales, muestran ese interés en las distintas mitologías y las distintas civilizaciones que suele desplegar Alcatena en sus obras para adultos, la violencia no está enfatizada, y tanto el dibujo como el color están bien logrados, más allá de que el Alcatena de los ´80 no tenga la destreza narrativa ni la imaginación explosiva del Alcatena más reciente. Como curiosidad, como "Year One" de la ilustre trayectoria del maestro, Arlekín y Cascabel es un lindo libro. Y probablemente hasta pueda entusiasmar y estimularle la imaginación a los niños y niñas del Siglo XXI porque las historias, si bien son ingenuas, no son pelotudeces. Para los que creíamos que nunca se iban a reeditar los trabajos de Quique para Anteojito, Arlekín y Cascabel es un milagro que vale la pena celebrar.
En 1999, cuando la editorial estadounidense Kitchen Sink se fue al descenso, dejó sin recopilar una miniserie de Atomic City Tales, la gran creación del capo canadiense Jay Stephens. Por suerte, unos años más tarde entró en escena Oni Press y publicó este Vol.2 de Atomic City Tales, que lamentablemente sería el último. Acá tenemos, en maravilloso blanco y negro, una excelente historieta de Stephens, que disecciona de manera divertida y por momentos transgresora el funcionamiento de la pica entre superhéroes y supervillanos, los romances entre compañeros de equipo, los cambios en trajes y poderes de los superhéroes y demás tropos de las aventuras de este género inagotable. Pero además Stephens se suma a la saga como un personaje más, un dibujante de historietas que en el mundo de los Astonishers y la Maniac Gang trabaja como "cronista" de las aventuras y las registra a modo de comics. La historia avanza a muy buen ritmo, si bien se caga olímpicamente en las convenciones del típico relato superheroico para concentrarse en la faceta más humana de Big Bang, Doc Phantom y demás personajes de ambos bandos. El libro incluye unas páginas adicionales en las que Stephens cierra de alguna manera el universo que quedará trunco con la desaparición de Kitchen Sink, muchos bocetos, páginas descartadas, y una breve historieta protagonizada por un personaje llamado The Stiff, más para el lado del hard boiled, donde las tintas corren por cuenta del glorioso Mike Allred y las tonalidades de gris las agrega Laura Allred. Una perlita más para un TPB que visualmente es una fiesta, porque está todo puesto al servicio del lucimiento de un dibujante como Stephens, que es descomunal. Además de su vasta producción en el campo de la historieta infanto-juvenil, en sus trabajos para adultos (como este) el canadiense desarrolló un estilo donde se mezclan el ya citado Allred con Seth y Jaime Hernández, con unos resultados formidables. Además, en este tramo final de Atomic City Tales tenemos hallazgos en la narrativa, en la aplicación de grises y hasta en el rotulado y las onomatopeyas. Hoy que cualquier gil se hace el banana deconstruyendo los mitos superheroicos, no está mal ir 25 años para atrás y ver cómo lo hacía este monstruo superdotado que es Jay Stephens. Un trip agridulce, porque hace años que el autor abandonó el Noveno Arte para laburar en dibujos animados, pero muy divertido, muy flashero, muy original y muy recomendable tanto para los fans de los superhéroes atípicos como para los que se copan con una historieta de perfil más autoral. Y nada más por hoy. En cualquier momento arranco con un experimento medio bizarro que se va a desarrollar a lo largo de siete días consecutivos, acá en el blog. Guarda que va a ser un desconche. Ah, sí, me olvidaba: junto a Gonzalo Ruiz revivimos en podcast Distinguida Competencia, ahora centrado en la producción de DC Comics entre el año 2000 y el 2011. Se puede escuchar gratis en https://anchor.fm/distinguida-competencia/episodes/0-Vol--2-Del-Y2K-al-N52-e1nqfap

1 comentario:

fyhkkfhkfhkfykfyh dijo...

Van a hablar del Spirit de Darwyn Coocke en el podcast? :D