el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 4 de enero de 2010

04/ 01: ZIZI Y PETER PANPAN


¿Se puede hacer una historieta de garche que no sea porno? Y, sí, pero hace falta un genio…
No me quiero extender acá hablando maravillas de Gerard Lauzier. Por ahí alcanza con decir que explotó a principios de los ´70, que retrató y satirizó a la clase media francesa con una agudeza y una mala leche irrepetibles y que, tras un período sumamente prolífico, abandonó el campo de la historieta para dedicarse a escribir cuentos, obras de teatro y guiones para cine. En todo le fue bárbaro, tanto que para cuando falleció, en Diciembre de 2008, era para la cultura de Francia algo así como lo que el inolvidable Negro Fontanarrosa fue (y será siempre) para nosotros.
De la mano de este prócer nació en 1974 la historieta “de garche no porno” que hoy nos ocupa. Si le sacamos los polvos, el guión no avanza ni tiene el menor sentido. Y sin embargo, el sexo (abundante) no está pensado para calentar al lector. No hay primeros planos de genitales, ni de fellatios, ni de eyaculaciones. Pero se habla TODO EL TIEMPO de esas tres cosas, y de muchas más.
Zizi y Peter Panpan son una pareja que, mediante un experimento científico de vanguardia, logran vencer sus traumas sexuales: la eyaculación precoz y la frigidez. De paso descubren algo inédito: El Orgasmo Total. Los resultados del experimento se exponen en un congreso de sexología, donde –acá empieza la sátira sociopolítica- están representadas todas las minorías sexuales: voyeurs, sadomasoquistas, lesbianas, exhibicionistas y hasta el Frente de Sumisión de Hermafroditas Pasivos. El Orgasmo Total se politiza, se radicaliza y pronto estalla en todo París un alud de manifestaciones por los derechos sexuales. Obviamente, cuando la gente empieza a garchar por la calle como si fueran conejos ebrios y en pleno viaje de egresados, el Gobierno se ve obligado a tomar cartas en el asunto y los acontecimientos se precipitan. Aparecen –miren lo que es la sincronía- guerrilleros sexuales, secuestros con sodomización, represión ilegal por parte de la policía, presos políticos, y por supuesto, el Boca-River entre fachos y bolches, que tan de moda estaba en los ´70 y que tanto le gustaba a Lauzier, que lo metía en todas sus historietas para mofarse descarnadamente de ambos bandos.
Al mejor estilo de los cuentos de Fontanarrosa, el absurdo empieza a ganar terreno, y ya para el final estamos sumidos en el disparate más absoluto, con el clima festivo al palo (nunca mejor dicho) y la infaltable reflexión amarga (otro clásico de Lauzier) como corolario, chiquito y casi oculto entre tanta nerca prendida fuego.
Por supuesto, más gracioso que ver gente garchando por la calle, o manifestantes que marchan en bolas con sus pancartas, es ver cómo reaccionan las clásicas facciones reaccionarias (de ahí su nombre), como la Iglesia, los milicos, la policía, etc. Lauzier les dedica bastante atención y –lógicamente- los deja en ridículo. Pero lo más lindo es ver cómo, a medida que el movimiento de derechos sexuales crece y gana protagonismo, se van sumando los medios, la gente común de clase media y hasta parte de los sectores reaccionarios (incluso la embajadora de los EEUU!). El sexo (o en realidad, cualquier cosa vinculada al placer) es una ola irrefrenable que se propaga, potenciada por la libertad, la alegría y –cómo no- la ideología. Lauzier juega mucho con esto, y logra un efecto muy cómico al contraponer el desenfreno sexual con los discursos de barricada tan típicos de los ´70, cuando había una sociedad movilizada, dispuesta a ganar las calles y pelear por las causas más diversas, incluso algunas más nobles que el plazo fijo que quedó en el banco.
Les Sextraordinaires Aventures de Zizi et Peter Panpan (tal el título completo de la obra) se publicó por episodios en la revista Lui (una onda Maxim, pero bien) y le trajo más de un problema con la censura. Después fue recopilada en álbum por Dargaud y no pasó nada. El sexo salvaje, sin barreras y por todos los orificios, mezclado con una buena dosis de sátira política y social, puede lograr que nos caguemos bien de risa y hasta que, cuando se apaga la luz, se encienda una reflexión. Para eso hace falta un genio, pero claro, en los ´70 lo teníamos a Lauzier…

3 comentarios:

fmlobito dijo...

Que buenas tus notas que ofrecen tantas capas de lectura, como las bajada de lineas del tipo "cuando había una sociedad movilizada, dispuesta a ganar las calles y pelear por las causas más diversas, incluso algunas más nobles que el plazo fijo que quedó en el banco."
Muy interesante de leer cosas asi!

PD Mirá que la clse media no termino con sus reclamos egoistas ni apoyos a sectores chotos insospechados!

Andres Accorsi dijo...

No, obvio. La clase media argentina sigue movilizada básicamente por el miedo. Miedo a que no te devuelvan el plazo fijo, a que el kilo de carne valga $ 50, a que te afanen a la salida del banco... El miedo es LO UNICO que los saca de su rutina pelotuda de nueve horas de oficina, Clarín y Showmatch.
Asustalos con alguna boludez (la Gripe A, el impuesto al celular, lo que se te ocurra) y enseguida se te llena la calle de mediocres capaces de aplaudir a impresentables como De Angeli o (hace no tanto, pero parece que ya se olvidaron) el falso ingeniero Blumberg.
Así estamos...

Martin Fucci dijo...
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