domingo, 10 de enero de 2010
10/ 01: MARVEL 1985
Esto lo leí hace un tiempito, pero me había quedado con la leche de escribir unas líneas al respecto.
Primero, lo obvio: qué grosso que es Mark Millar. Posta, hace más de 15 años que lo sigo y me sobran los dedos de una mano para contar las historietas suyas que no me convencieron. Una de las facetas más increíbles de este escocés es su versatilidad, su capacidad de escribir en los registros más variados. Por supuesto, la gran masa de sus laburos giran en torno a los superhéroes, pero no sólo tiene buenas obras por afuera de ese género, sino que –sin salir de los superhéroes- se da el lujo de producir material tan distinto entre sí como Kick-Ass y sus historias para Superman Adventures.
La historia que hoy nos ocupa, por ejemplo, tiene superhéroes a patadas, pero no sé si es un comic de superhéroes. Por ahí se podía contar la misma historia con héroes y villanos de los pulps, o de las novelas de ciencia-ficción, o de los dibujos animados del Cartoon Network. Lo que importa es explorar la relación entre tres cebados (dos adultos y un pibe de 12 años) y aquello que los ceba, que casualmente son los comics de superhéroes de Marvel. Y el resultado es una gloriosa oda al fan, el comic que cualquier cebado de Marvel quisiera escribir, o –si está muuuy pasado de rosca- protagonizar.
Un detalle muy copado es que Millar ambienta esta historia en 1985, que es más o menos cuando yo empecé a acceder con algun regularidad a los comics de Marvel gracias a las ediciones brasileñas. Es la época de Secret Wars, del Thor de Simonson, de los Fantastic Four de Byrne, los X-Men de Claremont y Romita Jr. y los Avengers de Stern y Buscema. O sea, había muchos motivos para ser fan de Marvel y esa fascinación, esa sensación de estar descubriendo algo nuevo y muy copado, está perfectamente plasmada en esta obra. Y además, como Millar no se pierde una, desliza otro elemento atrapante de 1985: el naciente cisma entre el mainstream y el comic alternativo que empezaba a asomar por aquel entonces en las páginas del Comics Journal y que se fue ampliando con el correr de la segunda mitad de los ´80.
Pero para hacer creíble una historieta ambientada en el mundo real, donde las míticas epopeyas de los Avengers y los X-Men son apenas buenas historietas, hacen falta personajes con verdadera carnadura humana (cosa que Millar logra sin el menor sobresalto) y, sobre todo, un dibujante capaz de reproducir de modo realista el mundo en el que vivimos (o en el que vivíamos en 1985, que se parece poco a este) y aún así transmitir esa fascinación de la que hablábamos antes. No es tarea fácil, pero Millar se sacó la lotería con el inspiradísimo Tommy Lee Edwards. Edwards es un gran dibujante, nunca bien ponderado en el mainstream yanki, que acá sacó chapa de campeón. Se tomó un año y medio para dibujar estas 150 páginas y el esfuerzo, la dedicación y el talento se notan en cada viñeta.
Cada puesta en página, cada enfoque están perfectamente elegidos. La paleta de colores está perfectamente amoldada a cada uno de los climas que plantea el guión y –por supuesto- cambia brutalmente cuando nos metemos en la otra realidad, aquella donde las míticas míticas epopeyas de los Avengers y los X-Men son tapa de todos los diarios (incluso del Daily Bugle). Para lograr ese grado de realismo y esa sensación de estar viendo una película, Edwards recurre mucho a la referencia fotográfica, pero la trabaja de tal modo que no desentona, sino que se integra perfectamente a la página dibujada. Olvidate de esos comics de Marvel de 2010 llenos de fotos por todas partes, que parecen todos obra de un mismo dibujante (el famoso Juan Carlos Flicker) y tienen menos onda que Inés Pertiné. Edwards propone un dibujo sumamente realista que se escapa tanto de esa fórmula chota y decadente, como de la del supuesto capo del dibujo realista, el querido Alex Dioss. Acá los personajes son actores, no modelos. Y cuando pintan el grotesco, la exageración y la desemesura (por ejemplo, cuando se machacan Hulk y el Juggernaut, o cuando MODOK, Ultron, Fing Fang Foom y otros nenes traviesos atormentan a todo un pueblo), Edwards no se ata a esa sobriedad casi pacata de Ross, sino que tira el comic por la ventana y pela como pelaría uno de sus ídolos, el inolvidable Jorge Zaffino.
El balance, como resulta obvio, es absolutamente positivo. La oda al fan es mucho más que una palmadita en la espalda, un “gracias, muchachos, por bancar a los comics de Marvel y vivirlos como si fuesen reales”. Millar y Edwards la convirtieron en una historia intensa, con climas y personajes memorables y un cuidado especial por no dejar pagando al lector que no consumía comics de Marvel en los ´80. Una historieta realmente excelente, de esas de las que cuando cerrás el libro, se escucha la ovación para los autores.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
YES! Como si MARVEL y MILLAR no fueran ya de mis amores mas grandes del mundo comiqueril, se juntan con EDWARDS que hizo muchas ilustraciones para los manuales de ROL de STAR WARS! 1985 es como la Roma a la que conducen mis amores freakiles!
M e parecia que l otenia visto al edwars este,,,
Por ahí de la mini de The Question con guión de Rick Veitch, donde también la descosió...
Hacia rato que no me cebaban con Marvel, nos e que tan bien anda hoy todo en ese universo pero es evidente que mas allá de las épocas los personajes bien trabajados pueden dar para mucho mas de lo que generalmente les da.
jlg
Edwards tambien hizo unas tapas de Daredevil, las que escribía Brubaker creo....
Un capo Edwards, acá hizo un laburo muy fino que me recordó a John Paul Leon también iluminado.
La mini serie es muy buena, pero es más entendible para un comiquero de vieja época gracias a algunos comentarios comiqueros. Muy interesante luego el link que tiene con F4 de Millar, sobre todo porque el personaje... nah, que lo descubran luego de leerlo.
Muy buena reseña Andrés,comenzé a leer este comic y me sorprendió gratamente,Millar tiene hitos memorables (me encanta la etapa de él en Swamp Thing,con Phil hester)y a Tommy Lee Edwards lo había visto en la mini de The Question (majestuoso lo de edwards,lo de veitch me resultó medio flojo en comparación a otros trabajos suyos)y bueno, es grosso en serio. Felicitaciones por el blog,está excelente.
Es genial... muy!
Al principio la estaba leyendo medio reacio al dibujante, pero me fué sorprendiendo página a página y me terminó enloqueciendo.
muy buen comic.
Me encanta Millar, pero por la reseña no me entero de qué trata el comic...
creo q es lo mejor q puede ofrecer aquel que hace una reseña, q no es lo mismo que una sinopsis. Aca vos confias en los gustos de andres, empezas a compartirlos o sentirte totalmente ajeno a ellos, y a partir de ese secreto compartido, de ese "pensamos igual" o "sos totalmente un tarado q recomendas bostas" uno empieza a seguir o alejarse de las cosas que el recomienda. Es lo mas interesante de una buena reseña...Para sinopsis leete la parte de atras del comics o buscala en internet.
Millar hizo esa maravilla que se llama Chosen y que poca bola le dieron, además de darle un rato de lavarropas a Swamp Thing de la mano de Grant Morrison.
Ahora esta medio desvariando pobre.
Publicar un comentario