jueves, 14 de enero de 2010
14/ 01: YOUNG HOODS IN LOVE
Para los que no lo ubican, Ho Che Anderson es un magnífico historietista inglés, que se llama Ho por Ho Chi Minh y Che por el Che Guevara. Desde muy joven vive en Canadá y de ahí sus marcadas influencias por parte de los grandes autores norteamericanos. Sus obras más conocidas son King (la vida de Martin Luther King) y I Want to Be Your Dog (un thriller psicológico agudo y perturbador con garche y tiros). La que hoy nos ocupa es una de sus obras menos conocidas, un recopilatorio de cinco historias cortas realizadas a principios de los ´90.
La primera historia es excelente: una pareja haciendo el amor, charla de sus cosas, discuten a ver quién se levanta a atender a la bebita que llora, se visten, terminan de definir los detalles de su próximo asalto, se calzan los chumbos y salen a robar. Sencillo, profundo, con diálogos maravillosos y un clima digno de las buenas historias cortas de Sin City. La estética también es bastante Milleriana, con más cuadros por página, pero con un manejo del blanco y negro muy afín con lo que veíamos en Sin City.
La segunda es la historia de una prostituta que se enamora de uno de sus clientes con el cual, accidentalmente, tuvo un hijo. Acá el dibujo vira brutalmente hacia la estética de Bill Sienkiewicz, y Anderson se mata para reproducir en blanco y negro todos los truquitos, yeites y pases mágicos que hiciera Sienkiewicz en la increíble Stray Toasters, que era a color. El dibujo de Anderson sale muy bien parado, pero la narrativa se resiente y se torna bastante confusa. Parece que son delirios que sólo Sienkiewicz se puede dar el lujo de plasmar en un comic.
La tercera historia es probablemente la mejor. La suegra visita a la joven esposa para hablar de la relación con el marido de la joven e hijo de la anciana. Lo que empieza como la típica reunión familiar, se descontrola y termina muy mal. Son ocho páginas contundentes, en un estilo que mezcla a Frank Miller con José Muñoz, algo así como el Olimpo del Blanco y Negro.
La cuarta historia es la más breve, y la que parece haber sido dibujada por Anderson bastante antes que las otras cuatro. Son apenas seis páginas en las que vemos cómo una chica se hace cargo de que le gustan las chicas y se decide avanzar a la que le gusta. Lejos del tono idílico del comic romántico, todo tiene un regusto tristón, opaco, casi de trámite burocrático. Una especie de yuri, pero con menos glamour que el Tolo Gallego.
La quinta historia es la más extensa (32 páginas) y la que, lamentablemente, tiene el guión menos interesante. Es la historia de un músico de jazz que ama a dos mujeres y no se decide por ninguna de las dos. Lo que tiene esta historia es que es –lejos- la mejor dibujada. Acá está el Anderson de King y I Want to Be Your Dog prendido fuego. Con esa narrativa perfecta, CALCADA de la de Howard Chaykin, los truquitos limados de Bill Sienkiewicz y algunos toques que nos recuerdan a Cages, la obra maestra de Dave McKean, contemporánea a estas historias y también con músicos de jazz en los roles protagónicos. Visualmente, es un comic devastador, donde el autor hace gala de un manejo virtuoso y sumamente creativo de una amplísima gama de recursos gráficos y narrativos, algunos “prestados” por otros maestros, pero no por eso menos satisfactorios.
Como podrán ver, son todas historias MUY reales, sin elementos fantásticos, que comparten la ambientación urbana, los climas un tanto sórdidos y un detalle que vale la pena mencionar para completar el panorama: los protagonistas (como el autor) son de raza negra. El título del libro nos daba esa pista y el hecho de que Anderson dedicara más de cinco años a narrar la vida de Martin Luther King nos la terminaba de graficar, pero sí: una de las características de la obra de Anderson es que los protagonistas de todos sus comics son negros, con la única excepción de la historieta que realizó para Milestone (White Wolf), donde el personaje que da nombre a la saga es un aborigen norteamericano. No hay muchos grandes historietistas negros (se me ocurren Kyle Baker, Olivier Coipel, Berkeley Breathed, Denys Cowan y varios tercerones), pero Ho Che Anderson es una excepción notable, no sólo por abordar temáticas en las que el protagonismo recae en los negros, sino sobre todo, por su inmenso talento como autor integral. Un capo.
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2 comentarios:
Qué loco esto. Ya desde el nombre el tipo anuncia a los gritos que, al menos, es original. Cómo llega la imagen del Che a todo el mundo es increíble, ojalá que para este muchacho sea algo más que un ícono pop y sepa quién carajo fue (aunque si se cambió el nombre, seguramente sabe). Por lo que contás, y si se parece a Sienkiewicz debe ser muy groso. Voy a ver si consigo esto. Y hablando de Sienkiewicz, ¿en alguna Comiqueando hay algún reportaje a este enorme autor? Adieu!
No, nunca publicamos una entrevista a Sienkiewicz. Yo recuerdo haber charlado con él en el año ´91, pero no sé si fue una entrevista que está inédita desde entonces, o una charla informal...
Y Anderson no se cambió el nombre. Se llama así, los padres lo bautizaron Ho Che, en honor a los líderes revolucionarios de Vietnam y Latinoamérica.
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