el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 14 de febrero de 2017

DOS JOYITAS

Sigo avanzando en las lecturas del material que se publicó en Argentina durante el segundo semestre de 2016, aquel período mágico e idílico que pasó a la historia porque fue cuando vimos la luz al final del túnel y se terminaron la inflación, la recesión, los despidos, los tarifazos, la fuga de capitales, la inseguridad y el impuesto a las ganancias.
Y así llegué a Los Visitantes del Agujero del Comedor, otra excelente colaboración entre Federico Reggiani y Angel Mosquito, una de las grandes duplas que tiene hoy el comic, me animo a decir a nivel mundial. Esta historia arranca medio X-Files y termina medio Men in Black, pero de punta a punta tiene el irresistible sabor de la berretada argentina, ese aroma inconfundible del sainete de Alberto Vacarezza, del grotesco de Esperando la Carroza. Reggiani ya demostró que sabe condimentar con esas especias historias de zombies, de astronautas, road movies, lo que venga. Y esta vez se supera a sí mismo con un equlibrio impecable entre el suspenso, la acción y la comedia. Todo esto sustentado en un magnífico trabajo en la construcción de los personajes que, a pesar de su torpeza, su mala leche o su codicia, resultan uno más querible que el otro.
El dibujo de Mosquito contribuye muchísimo a ese equilibrio entre estos elementos no tan fáciles de incorporar a un mismo relato. Acá lo vemos trabajar en un estilo limpito, sintético, complementado con un manejo alucinante de los grises aplicados en el photoshop. Sin dudas, ese registro tan Mosquito (siempre a mitad de camino entre el costumbrismo y la bizarreada) resulta ideal para esta gran anti-epopeya, esta especie de “Eternauta puertas adentro” en la que la aventura viene a buscar a tipos y minas comunes del conurbano bonaerense ya no a su barrio, sino al interior mismo de su living. Recomiendo a full Los Visitantes del Agujero del Comedor y felicito a la editorial Maten al Mensajero por apostar fuerte a la dupla Reggiani-Mosquito, que hasta ahora jamás me falló.
Y salto a 2017, porque con Bakuman no me puedo aguantar y salió el Vol.16, después de una larga abstinencia. Tsugumi Ohba y Takeshi Obata (hablando de duplas grossas…) avanzan hacia el tramo final de su obra maestra a paso firme, sin tirarse a chantas y sin guardarse absolutamente nada. Esta vez, el foco está puesto en el genio, el virtuoso, el asombroso Eiji Niizuma, el rival al que todos le quieren ganar y al que todos admiran profundamente. La trama es brillante, el suspenso, la tensión, todo funciona a la perfección. Y sobre todo, el gran logro de Ohba, que es que amemos a estos personajes, con sus virtudes y defectos. Te juro que en un momento me dieron ganas de meterme en la historieta (como la minita del videoclip de A-ha) a darle un abrazo a Niizuma y decirle cuánto lo admiro.
El resto del elenco no se queda atrás aunque, claro, al ser tantos personajes, hay varios que en este tomo están pintados al óleo, con menos protagonismo que Independiente en los torneos de verano. Lo bueno de esto es que esta vez zafamos de Azuki, el personaje más choto de Bakuman, que no aparece ni una viñeta y ni siquiera la nombran. Mejor así. Mientras tanto, Ohba y Obata nos regalan un montón de escenas memorables, como cuando Niizuma le pela a Yujiro Hattori el pilón de originales de sus obras inéditas, o cuando Iwase sale de su reclusión y reacciona como nadie se imaginó que iba a reaccionar. Por si faltara algo, en las últimas… 40 páginas, se empieza a desarrollar un plot nuevo muy interesante, que si no me equivoco anuncia el inminente regreso de uno de los “villanos” más atractivos que tuvo este manga.
Como siempre digo, Bakuman es lo mejor que le pasó al shonen en su historia. Un manga de amor al manga cuyo único defecto es que termina en el Vol.20 y ya leí hasta el Vol.16. Quisiera que esto dure para siempre, decía una canción de una banda mediocre…
Y bueno, ya volveremos con más reseñas. Estoy empezando a leer un mega-broli de muchas páginas, así que capaz que me tomo más días que de costumbre para volver a postear…

4 comentarios:

Luq dijo...

El tomo de Bakuman, al menos hasta el "retorno" de Nanamine, es perfecto (lo de Nanamine me resulta medio pavo, pero Ohba y Obata son tan buenos tipos que seguro lo terminan convirtiendo en un amigo más). La chapa que pela Niizuma es infinita, refrescándonos por qué es el mejor personaje de la catralada de autores. Se merecía un tomo como protagonista.
Las ratas de Ivrea pasaron la serie a trimestral. Me da mucha bronca, aunque por otro lado sé que este romance se va a prolongar hasta el verano que viene, aunque sea sufriendo.

Diego Prósperi dijo...

Qué pena, Andrés, que pienses diferente de mí respecto de la banda autora de la canción Para siempre. Esa banda te diría "No seas dura / la mía es pura" y al igual que la tuya, su filosofía es de la calle.
Igual está muy bien el disenso, no por eso te voy a insultar cuan autor zenitral en el sitio de Revista Kamandi.
A mí Bakuman me re gustaba pero el final me la re bajó (buuu). También me concedo disentir con Luq en que los de Ivrea sean unas ratas. Pude acceder al primer tomito de The Maxx y si bien no me voló la peluca, lo disfruté. Quizá más que la historia y el arte plástico, disfruté el hecho de poder tener en papel ese material que intuía incunable (o al menos inaccesible). Así que los de Ivrea pueden contar con mis felicitaciones y descorchar una botella allá en España o en donde sea que estén. ¡Sigan así!
Desde acá, Diego Prósperi los banca. Bueno, y otro tema que me parece una gema del rock nacional, es "Ya morí", de los mentados Ramones maratónicos. Más duros que talón de indio, critican al mentado indio con elegancia. Unas fieras prendidas fuego, seleníticas.
Bueno, Andrés, todo bien con vos. ¡Saludos y muy bueno el blog!

Juan Pablo dijo...

La verdad Andrés, que me enganché leyendo Bakuman por tus infinitos comentarios en los podcast de Comiqueando y en este medio.
Hoy lo lee mi señora, dos de nuestros tres niños y un servidor. Todos enganchadísimos, felices de haber encontrado una historieta que es un lujo desde todo punto de vista.
Un metamanga que nos permite vislumbrar una industria poderosísima.
¡Gracias por haber taladrado con la recomendación!!
Hoy todos nosotros militamos para que la gente lea Bakuman!

Andrés Accorsi dijo...

Excelente, me alegro muchísimo!