Después de algunos días sin leer comics, volví al vicio con El Supergrupo en Acción, el Vol.14 de Superlópez, que el maestro Jan dibujara allá por 1979-80, cuando los guiones de la serie estaban a cargo de Efepé (Francisco Pérez Navarro).
Como casi todos los álbumes de Superlópez de esta época, El Supergrupo en Acción es un rejunte de varias historias de 7 u 8 páginas, puestas una atrás de otra. En este caso con bastante buen criterio, porque hay un villano que aparece en varios de los episodios, al que vemos trazar un plan, fracasar, recalcular, intentar con otra variante, volver a fracasar, cada tanto rascar un empate y al final jurar que va a volver para derrotar definitivamente a Superlópez y sus compañeros. Todo esto, por supuesto, en plan de joda. El villano es malo y a la vez torpe, y los héroes son burdas parodias del Capitán Trueno, Marvel Girl, Dr. Strange, iron Man y The Thing. La dinámica entre ellos acentúa conflictos y rivalidades pelotudas, cosa que por ahí se mostraba poco en los comics (y especialmente en los dibujos animados) de esta época, y de ahí Efepé y Jan sacan un montón de situaciones graciosas. No tan limadas ni tan extremas como las de Mortadelo y Filemón, pero muy efectivas, sobre todo si el lector es fan de los comics de superhéroes y maneja los códigos del género.
El dibujo de Jan es maravilloso, repleto de dinamismo y expresividad, y se luce especialmente cada vez que rompe la grilla de las cuatro tiras por página para meter viñetas más grandes, que le permiten hacer cosas más jugadas tanto en el dibujo como en la narrativa. Los dos episodios que transcurren adentro del banco de los superhéroes (gran idea, explorada hasta las últimas consecuencias) son los que están mejor dibujados, con más gags visuales, más acción, más onomatopeyas bizarras y más ritmo. Si sos fan de Superlópez, seguro ya sabés que en las aventuras donde aparece el Supergrupo los autores dejan la vida y casi siempre se terminan por colar entre las mejores historias de esta longeva serie que arrancó en 1973 y sigue vigente aún hoy.
Me vengo a Argentina, al 2016, cuando el sello Fog of War recuperó Knightmare, una historieta realizada por Emilio Balcarce y Jok para el mercado italiano.
Knightmare arranca fuerte, con una trama bastante remanida, pero ambientada en un mundo muy atractivo, en el que se mezclan elementos medievales con tecnología de avanzada. Una especie de versión mugrienta y grim ´n gritty del universo de He-Man, con el clásico héroe que viene bien de abajo y le gana a villanos inmensamente poderosos. Nada que no hayamos visto mil veces, pero entretenido. Cuando faltaban 12 páginas para el final, me empezó a parecer que a Balcarce le quedaba muy poco espacio para cerrar satisfactoriamente la trama. ¿Con qué me sorprendió el guionista? Con un giro argumental que convierte a Knightmare en un clon de Crónicas del Tiempo Medio, el clásico de Balcarce y Juan Zanotto que vimos acá el 18/03/16. Como aquella vez, acá los buenos deciden aliarse a uno de los dos malos e ir en contra del otro, a disputar la batalla final. Cambian los personajes, cambia la ambientación, pero la historia se repite, y eso definitivamente no está bueno.
El dibujo de Jok está muy bien. Me gustó sobre todo cuando se descontrola y manda esos personajes grotescos, desmesurados, granguiñolescos, colosos de carne, metal y furia que le hubiese gustado diseñar a Jack Kirby. A tono con la impronta épica y la abundante machaca del argumento, Jok se acerca más que nunca a la estética de Mike Mignola y Frank Miller, sin renunciar a su propia identidad gráfica. Como siempre, el claroscuro es la herramienta visual preferida por Jok y el contraste entre masas negras y espacios blancos será por momentos tan bestial como las batallas entre Bolkar y sus enemigos. La idea ingeniosa de Balcarce de ambientar la historia en una Inglaterra post-apocalíptica cobra relieve y gana impacto de la mano de la tinta espesa y puntillosa de Jok que, cuando se pone las pilas, pela unos fondos que no tienen nada que envidiarle a los que dibujaba Zanotto en Crónicas…
Y bueno, no me animo a recomendar muy enfáticamente Knightmare porque me pareció divertida, pero le falta originalidad, tanto al planteo como a la resolución. Tengo otro libro de Balcarce y Jok en la pila de los pendientes, así que pronto habrá revancha.
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