Nuevo mes y nueva tandita de reseñas acá en el blog.
Arranco en España, en 2005, cuando se publica Claus & Simón: Los Reyes de la Evasión, que sería (si no me equivoco) la tercera aventura de la dupla creada por Santiago Arcas y Daniel Acuña, y la primera pensada como álbum para Francia, en formato grande y a todo color (las dos primeras las había editado La Cúpula en blanco y negro y formato mucho más humilde, en la colección Brut). La verdad es que los muchachos se tomaron muy en serio el upgrade que significaba pasar a laburar para una editorial francesa y realizaron 46 páginas que superan ampliamente a lo que habíamos visto en las anteriores aventuras de estos personajes.
Los Reyes de la Evasión conserva los rasgos identitarios de los primeros albumcitos de Claus & Simón, pero claro, al agregar el color, el dibujo de Daniel Acuña (hoy muy conocido por sus trabajos para Marvel) cobra otra dimensión. Y al trabajar en un formato más grande, con más cuadros por página, también vemos cambios en la narrativa. Pero está lo más importante, que es la onda: el clima bizarro, ese juego casi sin reglas en el que puede pasar cualquier cosa, y el tono de comedia atorranta. Es una aventura, okey. Y hay peligros, y hay villanos, y hay romance, todo bien. Pero ante todo esto es una comedia, una farsa en la que Claus y Simón (que básicamente son eso, farsantes) se van enroscando hasta llegar al famoso punto del “estamos hasta las manos”.
Esta vez, todo gira en torno a una ciudad fascinada por los espectáculos de escapismo, donde los clones de Houdini constituyen el entretenimiento más popular y más masivo. Pero claro, hay mucha guita de por medio y no faltan las asociaciones ilícitas dedicadas a amañar las competencias entre escapistas, sin importar que estos tipos y minas se estén jugando la vida en esas trampas imposibles. Ahí van a parar Claus y Simón, para deleitarnos con una historia lineal, muy divertida, con diálogos muy ingeniosos, que tiene como principales méritos los de no tomarse a sí misma muy en serio y no pretender mucho más que brindarnos un ratito de entretenimiento. Hoy que tanto Arcas como Acuña están absorbidos por el laburo para EEUU, está bueno revisitar este hermoso álbum que marcó su desembarco en el mercado francés.
También leí Poncho Fue, la extensa y muy celebrada novela gráfica de Sole Otero. Se trata de una lectura fuerte, intensa, imposible salir de esa novela de la misma forma en la que uno entró. Con una honestidad y una sensibilidad para nada frecuentes en el comic cuasi-autobiográfico, Sole te sacude la estantería, te obliga a repensar todas y cada una de las relaciones de pareja en las que alguna vez estuviste envuelto. La única cagada es que no te deja optar: no hay forma de que seas vos quien elige quién es la víctima y quién el victimario. Sole te presenta la historia de modo que no te pueda quedar la más mínima duda. De hecho, sólo falta que al final del libro aparezca impresa la moraleja: “Chicas, no sean boludas como Lu y si se les cruza un forro como Santi mándenlo a la mierda a la primera de cambio...Chicos, no sean hijos de puta como Santi y si se les cruza una insegura como Lu no la psicopateen...”.
Sole banca a lo largo de las más de 200 páginas un estilo gráfico simple, bonito, amistoso, no muy distinto del que usa para sus historietas humorísticas o sus ilustraciones para libros infantiles. El guión, en cambio, pendula entre las escenas románticas, idílicas, y un infierno retorcido y jodido que se pone cada vez más heavy. El contraste que logra la autora entre estas escenas violentas, depresivas, a veces desgarradoras y el estilo ”bonito” es otro de los puntos muy destacables que tiene Poncho Fue.
Conozco a Sole desde hace… casi 20 años, cuando era una adolescente que quería dibujar manga, y la verdad es que nunca me imaginé que iba a alcanzar tan rápido la madurez como artista. Poncho Fue está narrada y dibujada a un nivel altíismo, y además es una obra sumamente rica para el análisis, pensada para trascender la mera experiencia de lectura. Entre otras cosas, porque pasan cosas, algo que hoy es casi una anomalía en este rubro de comics autobiográficos “confesionales” que tanto terreno ha ganado en los últimos tiempos. Espero ansioso el próximo trabajo de Sole Otero.
Ya tengo leído un librito más, así que pronto tendremos nuevas reseñas, acá en el blog. Hasta entonces.
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2 comentarios:
Qué hermoso es Poncho Fue. Esas historietas que te calan bien adentro y te hacen pensar y repensar.
No se si salió mi comentario así que va uno parecido de nuevo:
¡Muchas gracias Andrés por la reseña! (20 años, madre mía)
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