Me clavé otro masacote violento con más de 500 páginas de los mejores comics de superhéroes que te podías imaginar en 1979-80. Un tramo de lo que aparece en este Essential aparece también en el libro reseñado acá hace seis años, el 17/07/11, pero por supuesto en blanco y negro. En base a eso, dos reflexiones: 1) Había leído (por milésima vez) la saga de Dark Phoenix en 2011, la releí ahora teniéndola bastante fresca y aún así me volvió a impactar y a emocionar. Es un clásico insumergible, inagotable, una joya pero de verdad. 2) ¡Cuánto más lindo se ve el trabajo de John Byrne y Terry Austin sin esos colores asquerosos, repugnantes, desagradables, nauseabundos que les ponían a los comics de Marvel en los ´70! Esto lo destaco cada vez que agarro un Essential, pero en el caso de Byrne y Austin la diferencia a favor del blanco y negro es realmente pasmosa. Como en esta época Uncanny X-Men se daba todos los gustos, el Essential incluye además un Annual dibujado por George Pérez, y ahí también, me volví loco de felicidad con detalles, texturas y pinceladas de magia que tira Pérez en el dibujo y que a color no se lucían ni en pedo como en esta edición.
Pero vamos a lo importante, que son los guiones. Esta es la etapa mágica de Chris Claremont. En algún momento del primer Essential (lo vimos hace justo un mes, el 11/06/18), Uncanny X-Men pasa de bimestral a mensual y el guionista aprovecha para empezar a planear sagas más largas, a más largo plazo. Ya no le calienta dejar las historias en medio de un “continuará”, no le calienta meter números que son meros prólogos o build-ups hacia sagas grossas, o incluso extensos epílogos de las mismas, en las que los personajes bajan 800 cambios y se cuelgan en escenas más cotidianas, más intimistas, casi sin atisbos de machaca. Este rubro, el de los episodios “de transición” en los que no está en juego ni el universo ni una fiyu del Mundial, es algo que infinitos guionistas le copiarían poco después a Claremont, sin llegar nunca a sacarles el jugo que le sacaba el buen Chris.
En cuanto a los arcos argumentales, obviamente todo lo que viene antes o después de la saga de Dark Phoenix empalidece frente a ese pináculo del Noveno Arte, pero acá hay varias historias de alto impacto: el arco contra Proteus, toda la presentación del Hellfire Club, la muy aplaudida Days of the Future Past… De acá salen ideas, personajes y conceptos con los que el propio Claremont y un largo séquito de guionistas menores robarán durante no menos de 20 años. Difícil imaginarse el éxito que tuvieron los X-Men en comics, tele y cine sin estos años dorados de Claremont y Byrne.
Y después hay aventuritas menores (con Dazzler, Alpha Flight, Arkon, el Dr. Strange, Man-Thing…), a las que nunca les falta ritmo, momentos emotivos, algún dilema moral potente… y esos diálogos, bloques de texto y globos de pensamiento cuasi-infinitos con los que nos bombardeaba Claremont y que hoy resultan sumamente anticuados. De todos modos hay que reconocer la calidad de la prosa del guionista y cómo no daba puntada sin hilo: cada comentario, cada apreciación o reflexión que tiran los personajes en estos pensamientos o diálogos sirven para apuntalar ideas que –más tarde que temprano- van a ser importantes para disparar, hacer avanzar o resolver las tramas.
Otro elemento que acá se ve con bastante claridad es el amor de Byrne por Wolverine, un personaje que mientras el dibujante era Dave Cockrum aparecía siempre al fondo, en roles segundones o tercerones. Evidentemente el genio anglo-canadiense vio potencial en ese personaje medio choto, y ni bien se suma como co-argumentista de la serie, el rol de Wolverine crece muchísimo, de la mano de un desarrollo alucinante en su personalidad, en su vínculo con los otros X-Men, su background con Alpha Flight y el rango y el uso de sus poderes. Ahí también, Marvel le debe un container lleno de dólares a Claremont y Byrne, aunque los creadores de Logan hayan sido Len Wein y Herb Trimpe.
De los más remotos confines del espacio exterior a un tugurio infecto de Harlem donde los faloperos van a inyectarse heroína, los X-Men de Claremont y Byrne recorrieron varios mundos, rieron, lloraron, amaron, odiaron, vivieron y murieron. Y resucitaron, obvio. Casi 40 años después de su primera aparición, estas historias siguen conmoviendo por su fuerza, su ambición, su sensibilidad, su gran sintonía con lo que sucedía en esa época a nivel artístico, político, social… y hasta por un cierto humor que suele aparecer en algunos diálogos, una cierta frescura, que se va a extrañar mucho en años posteriores, cuando X-Men se vuelva una serie demasiado oscura, demasiado circunspecta y demasiado autorreferencial.
Tengo más Essentials de X-Men en la pila de los pendientes, pero creo que los voy a dejar en el freezer hasta el año que viene, así avanzo con material que no leí nunca. Grazie per tutti, aguante Croacia y vuelvo pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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5 comentarios:
Tengo la saga de dark phoenix es majestuosa coincido
Tengo la saga de dark phoenix es majestuosa coincido
Si no queres los essentials de la etapa de jim lee/silvestri gustoso te los compro
Nunca los compré! Mi colección de Essentials llega hasta el Vol.8.
En cualquier momento se viene una nota en el sitio de Comiqueando acerca de los Essentials de la etapa Silvestri/ Lee.
Me encancho con este posteo porque a raíz de tu reseña quise ir a comprar los Essential X-Men que me faltan (los últimos 3) para enterarme que están agotados, y a unos precios de reventa pornográficos, tanto en Amazon como eBay. Más de 60 dólares cada uno.
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