el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 20 de septiembre de 2019

ROCOCO

Rococó no existe. O sea, sí, es un libro editado en 2018, pero no es una serie de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena. Bajo ese título “genérico”, el libro reúne dos trabajos de la dupla: el extenso Los Viajes de Faustus (de 1996-97) y el más breve Los Trashumantes, que seguro es muy posterior. Ambas obras comparten una estética basada en la Europa occidental del Siglo XVIII y por eso es bastante lógico que se publiquen juntas.
Los Viajes de Faustus es el ejemplo más palpable de eso que varias veces señalamos en otras obras de Mazzitelli: el héroe infalible, siempre ganador, hiper-canchero, que no deja adversario sin humillar ni doncella sin seducir, ni proeza sin realizar, prácticamente si despeinarse, sin transpirar la camiseta y sin cuestionarse absolutamente nada de lo que hace. En las 202 páginas que tiene Los viajes… una sóla vez vemos a Faustus en problemas, tres o cuatro viñetas a merced de un villano al que obviamente vencerá, y que funciona como un gran homenaje al Joker de DC. El resto, todo de taquito, sobrando, como si fuera muy fácil. Lo cual a mí, como lector, me transmite poco, no me llega a involucrar en las aventuras.
Por suerte está la prosa de Mazzitelli, que alcanza niveles devastadores. Yo creo que los autores de literatura le tienen que agradecer al destino que Mazzitelli haya querido ser guionista de historietas y no cuentista o novelista, porque así tienen una chance de ganar alguna vez algún premio. Si Eduardo incursionara en la literatura, llenaría containers con premios Nobel, Cervantes, Hugo, Nébula, los que quieras. Acá además se repite uno de los grandes aciertos que Mazzitelli mostrara en Acero Líquido: hay un villano pensado a largo plazo, que sobrevivirá a su primer encuentro con Faustus. Un villano con origen, con motivación, con desarrollo, todo muy bien trabajado por el guionista… aunque la serie llegará a su fin antes de la revancha entre el Fantoche Ducaterre y el imbatible Faustus. De hecho (y esto es claramente un punto negativo), la saga llegará a su fin en un punto… poco dramático, sobre el final de una “serie dentro de la serie” en la que Faustus recorre siete ciudades y le da baile a siete demonios vinculados a los siete pecados capitales. Evidentemente, ahí quedaban un par de historias por contar, que andá a saber por qué nunca vimos.
A lo largo de estas 202 páginas el nivel de las historias fluctúa bastante, con momentos memorables (como la aventura con el Loco/ Joker, o la conmovedora La Luna de los Desvalidos), pero la prosa que despliega Mazzitelli en los textos y los diálogos se mantiene siempre muy, muy arriba. Y del dibujo de Alcatena, casi ni tiene sentido hablar.
Los Trashumantes se distancia muchísimo de Los Viajes de Faustus. Es una obra mucho más breve (70 páginas) y está concebida no como una serie abierta, que acumula episodios de modo indefinido, sino como una novela. Una novela redonda, compacta, en la que avanza una trama principal, con un personaje que crece, madura, se cuestiiona todo lo que pasa, lo que sabe y lo que sospecha que le están ocultando. Theovald no va por ahí venciendo villanos, sino que Mazzitelli lo pone en el eje de una magnífica línea argumental de intrigas y misterios, que resolverá de modo gradual, armónico, sin guardarse todas las verdades para el último episodio, con volantazos imprevistos que sorprenden al lector. Acá no hay nada librado al azar, es todo un precioso mecanismo de relojería narrativa, repleto de belleza, profundidad, humanidad y sí, algo de aventura entre tanto misterio, romance y runfla política.
También en Los Trashumantes tenemos las mejores páginas de Alcatena, las más jugadas en materia narrativa, donde no sólo te deslumbra la magia de su trazo sino además las decisiones que toma cuando elige cómo mostrar, cómo plasmar en secuencias lo que propone Mazzitelli desde el guión. En Los Viajes de Faustus, Quique delira más, imagina más criaturas extrañas, más palacios fastuosos, más máquinas y monumentos de imponente majestad. Pero en Los Trashumantes retrata mucho mejor la dimensión más humana de los personajes, nos los hace sentir más cercanos, más allá de que todo el contexto sea de una fantasía extrema, desbordante y con un nivel de detalle que sólo un demente podría imaginar.
Para terminar, simplemente recordar que Los Trashumantes estaba inédita en castellano y de Los Viajes de Faustus conocíamos apenas un puñado de episodios, a través de un álbum muy feo que editó Muñones a fines de los ´90.

Nos vemos este finde en La Plata y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

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