el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 29 de octubre de 2019

AHORA SI, EL ALIVIO

Bueno, respiremos aliviados. El 10 de Diciembre se termina la pesadilla neoliberal y empieza (una vez más) la reconstrucción del país que estos garcas nos dejan en ruinas cada vez que gobiernan. Mientras tanto, sigo avanzando con las lecturas.
Retomo después de un paréntesis la lectura de Oyasumi Punpun, el manga del maestro Inio Asano, y me encuentro con un Vol.6 que me resultó –hasta ahora- el más flojo de la serie. No me refiero al dibujo, obviamente, que sigue a un nivel impensable para cualquier otro mangaka. Lo que hacen el sensei Asano y su ejército de asistentes en Oyasumi Punpun está totalmente fuera de escala, no se condice ni a palos con el hecho de estar produciendo un manga que se serializa dentro de una antología semanal.
Mi problema, en todo caso, es con el guión. Oyasumi Punpun no es una serie fácil. Es una serie de vínculos, donde quizás las tramas no sean tan importantes como el viaje interno, la exploración que hace Asano de la mente de los personajes. Es un comic de hondo contenido psicológico, que no llega a ser existencialista, pero casi. Llevar adelante algo así a lo largo de 13 tomos (seis años y medio de producción del autor y su equipo) es una ordalía, una epopeya tremenda, donde –lógicamente- se puede trastabillar.
Este tomo se resume en una sola frase: Asano decide matar a la mamá de Punpun, y para que eso tenga más sentido (o más impacto) dedica buena parte de estas 200 páginas a darle profundidad y espesor a un personaje que hasta ahora había aportado muy poco a la trama. Y la verdad es que, si bien se esfuerza, el arco dramático centrado en la señora Onodera me enganchó poco y nada. Para fijar el foco en este personaje, Asano le da cero pelota a Yuichi Onodera, el tío de Punpun, al que había convertido en un personajón, capaz de eclipsar al protagonista en extensos tramos de la obra. Nada por aquí, nada por allá para los fans de Yuichi, como si nunca hubiese sido parte del elenco de este manga.
¿Y Punpun, qué onda? Asano le guarda un par de escenas copadas a nuestro borrego favorito, algunas realmente muy lindas, pero ninguna demasiado crucial para el desarollo del argumento. Y al final del tomo, la serie pega otro salto de ¡dos años! Muy zarpado. Veremos cómo sigue esta extraña exploración de los sueños, las fantasías, las frustraciones y los traumas de estas criaturas de papel y tinta que la magia de Inio Asano nos hace sentir tan pero tan reales.
Este año se publicó en Argentina el segundo libro de Norton Gutiérrez, el aventurero uruguayo creado por el gran Juan Sáenz Valiente (la reseña del tomo anterior salió el 28/03/18). Norton Gutiérrez y el Experimento del Profesor Maglione es una lectura más sencilla, menos compleja que su antecesor. Esta es una aventura de palo-y-palo bien clásica (básicamente es una aventura de Spirou, Fantasio y el Conde de Champignac con otros personajes), sin subtextos ni matices más elaborados. Un gorila asesino parece estar bajo el control de un científico, el experimento falla, el gorila se descontrola (por ahí viendo los resultados electorales de la Provincia de Buenos Aires) y empieza la lucha de Norton Gutiérrez y sus amigos por sobrevivir a un torbellino de violencia, destrucción y muerte. Y tal como te imaginás, los tres personajes creados por Sáenz Valiente en el tomo anterior llegan vivos al final de este.
El Experimento del Profesor Maglione no tiene subplots, no tiene desarrollo de personajes y tiene muchos menos chistes que El Collar de Emma Tzampak. Si no nos resulta oscura ni perturbadora, es porque el grafismo y el color de Sáenz Valiente (esa línea clara prolijísima, esos personajes redonditos y amistosos, y esa paleta de asombrosa sobriedad) van para el lado contrario con muchísima fuerza. La narrativa es… ufff! Apabullante. No da respiro nunca. Las secuencias tienen un dinamismo muy difícil de lograr cuando planteás la página en grillas tan clásicas, un combo rarísimo que requiere un enorme talento y un estudio minucioso de la obra de maestros como Hergé y André Franquin.
Recomiendo este álbum de Norton Gutiérrez sobre todo por esos rubros: el dibujo y la narrativa. Ahí es donde realmente Juan Sáenz Valiente revalida sus credenciales de autor de la San Puta, de primer nivel mundial. El guión, sin ser choto ni mucho menos, me resultó un poco desbordado de violencia para los lectores más chicos y un poco simplista para los lectores adultos.    

Gracias por el aguante y vuelvo pronto con nuevas reseñas. Este finde voy a estar en el Museo Municipal de la ciudad de Pergamino, participando como siempre en la copadísima Pergamino Comicon. Los que quieran acercarse a saludar, a conocer a los autores grossos que van a estar de invitados, o a comprar buenos comics a precios hiper-accesibles, no se lo pierdan.

8 comentarios:

javier gonzalez dijo...

Hay algo que no termino de entender : cuál es el mérito de un dibujante ( el que pone la firma , se entiende) si está rodeado de un ejército de asistentes? No soy un entendido en el modo de trabajar de un mangaka , pero no recuerdo en cuál reseña tuya de un libro de Meglia dónde le restabas puntos porque se notaba la mano de los asistentes .Podrías explicar esto? Esto dicho desde mi más humilde desconocimiento, ojo.

Andrés Accorsi dijo...

El mérito del dibujante es imaginar una estética y bancarla a lo largo de toda una obra. El ejército de asistentes está ahí por una imposición de las editoriales, que le exigen al mangaka una cantidad de páginas por semana que es casi imposible realizar sin ayuda de más personas. Si la intervención de los asistentes no va en detrimento de la calidad de la obra, no veo por qué eso deba "bajarle puntos". Cuando se nota mucho que el autor "titular" labura poco y delega mucho en manos menos capaces, obviamente la obra se desluce y uno -que es un sorete- lo nota y lo dice.
También hay mangakas que no aceptan la serialización periódica y se toman todo el tiempo del mundo para trabajar tranquilos, sin asistentes, y entregan cuando se les canta. Son abanderados de un manga más artesanal, por afuera de las exigencias de la industria.

JLO dijo...

Mas alla de los comics queria compartir la alegria por el peronismo y la ida del forro de macri.... abrazo

Luq dijo...

Para aportar algo más, en Bakuman y en el comienzo de I am a Hero se ve bien lo inhumano de las exigencias a lxs dibujantes y la imposibilidad de cumplir sin un equipo de asistentes.

javier gonzalez dijo...

Ok.Aclarado para mí.Es que pensaba que Asano , por el tipo de historietas que hace no entraba en ese tipo de artistas.Podrías recomendar algo de él que sea 100% Asano ? Gracias !

Andrés Accorsi dijo...

La verdad que no recuerdo ninguna obra de Asano en la que esté 100% seguro de que no trabajó con asistentes. Oyasumi Punpun y la que está haciendo ahora (Dead Dead Demon's Dededede Destruction) son las únicas que se serializaron en revistas semanales y en las que más colaboradores meten mano. Las otras obras de Asano que reseñamos en el blog, y Solanin (que va a tener reseña el año que viene) están hechas en otros tiempos, de manera más artesanal, pero creo que en todas participan algunos asistentes dándole una mano al autor, sobre todo en los fondos.

JuanDS dijo...

Andres que opinás de la nueva política de Ovni de deformar las pagianas para ensancharlas?? es no menos que una aberración no cierto? en qué cabeza cabe semejante delirio?

Andrés Accorsi dijo...

No estoy al tanto, Juan. No consumo el material que edita OVNI.