el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 17 de octubre de 2023

MARTES DE AVENTURAS

Como de costumbre, tengo muy poco tiempo para escribir reseñas, pero no me quiero ir a ver el partido de Argentina con mis amigos sin postear en el blog. Arranco en Italia, año 1979, cuando se publican dos aventuras de Ken Parker luego reunidas por Panini en el Vol.13 de su colección dedicada al carismático personaje de Giancarlo Berardi e Ivo Milazzo. El libro trae dos aventuras de 96 páginas, y unos cuantos textos bastante interesantes. Lo mejor, lejos, es la primera historieta: Lily e il Cacciatore (Lily y el cazador). Si bien está un poquito estirada (esa secuencia onírica de 17 páginas se podría omitir, o resumir bastante), es una historia emotiva, impredecible, muy al límite, sobre la amistad entre un hombre (Ken Parker) y una perrita. En el medio, indios mal llevados, un invierno de una crueldad inusitada, peligros y condiciones extremas en las que el protagonista sobrevive casi de milagro, en buena medida gracias al heroísmo y la lealtad de Lily, la perrita con más ovarios de la Norteamérica de fines del Siglo XIX. La historia está tan bien escrita que, con mínimos retoques, podría reescribirse para que el protagonista no sea Ken Parker sino Juan Carlos Nadie, y que tenga total sentido como novela gráfica autoconclusiva, por fuera de esta magnifica serie que nos dio el comic italiano. La segunda historia, Pellerossa (Piel roja), en cambio, es mucho más trillada: esta vez "los buenos" deben sobrevivir a una serie de ataques de los aborígenes (podridos de que los blancos incumplan los pactos que firmaron con ellos), hasta que al final Ken consigue dialogar con el capo de la indiada y apaciguar los ánimos. Lo bueno es que la solución aparece por el lado del acuerdo, por coincidir en esas cosas que nos hacen humanos a todos más allá del color de nuestra piel. Pero es una historia larga al pedo, y acá Berardi aporta sólo el argumento, mientras que el guion corre por cuenta de Maurizio Mantero. Incluso de las 96 páginas, Milazzo dibuja sólo las últimas 26: las otras sirven para demostrarnos que Carlo Ambrosini no está ni cerca del nivel del dibujante titular de la serie. En esas 26 páginas de Pellerossa y en las 96 de Lily e il Cacciatore, tenemos a un Ivo Milazzo tocado con la varita mágica. Ya hablé maravillas de este monstruo las veces que me tocó reseñar otros libros de Ken Parker, y no me quiero repetir. Pero realmente Milazzo es una bestia, un narrador quintaesencial, con cosas de Oswal, de Enrique Breccia, de Jorge Zaffino (al que dudo que conociera en 1979, cuando dibujó estas historias), algún que otro "momento Moebius", cosas de Hugo Pratt y Dino Battaglia... Un infierno de felicidad gráfica, un trazo potente, vital, expresivo, casi mágico, que te hipnotiza de principio a fin. Nunca es tarde para descubrir a Ken Parker y subirse a este tren de aventuras con un toque reflexivo, algo de humor y algo de bajada de línea política. Un auténtico clásico.
Me vengo a Argentina, año 2023, cuando las editoriales Loco Rabia e Historieteca publican la obra que resultara ganadora del Primer Premio Latinoamericano de Historieta: Náufrago Morris, la novela gráfica escrita por Pablo Franco y dibujada por Lautaro Fiszman. La historia está narrada en primera persona por Isaac Morris, con textos muy breves, en un estilo sintético y adusto a la vez. Me imagino lo que hubiera hecho Robin Wood con esta historia: en vez de 96 páginas serían 96 episodios de 14 páginas, repletos de textos poéticos, con descripciones apasionantes... Pero no, acá Franco opta por meter poco texto y dejar que el peso narrativo recaiga sobre el dibujo de su compañero. Y la verdad que eligieron una historia tan potente, tan inverosímil (pese a ser 100% verídica) que sobran los motivos para estremecer al lector, incluso cuando los textos son escuetos y lo que sabemos del protagonista es poquísimo. Es muy difícil agarrar este libro y soltarlo antes de llegar a la última página: por la agilidad que le imprimen Franco y Fiszman al relato y por lo atrapante de lo que nos cuentan. De nuevo, hace no mucho hablamos acá de Lautaro Fiszman (ver entrada del 13/09/23) y no quiero repetir los mismos elogios que se llevó con Nuda Vida. Acá hay mucha más narrativa secuencial que en ese trabajo, mucho menos texto, muchas más oportunidades para que el dibujo de Lautaro nos cuente la historia. Aflora, entonces, la capacidad del autor para ponerse el relato al hombro, y el enorme talento requerido para que su estilo (más pictórico que gráfico) no sea un obstáculo a la hora de narrar. Y acá está todo: la belleza descarnada, bestial, casi salvaje del pincel de Fiszman, y la solidez de un gran narrador gráfico. A lo alucinante del dibujo, a lo cautivante de los climas, a lo impactante del manejo del color (que se pierde un poco al estar impreso en un papel opaco, poco idóneo para un trabajo como este), Fiszman lo pone al servicio de la historia. Todas esas "bellas artes" de su trazo empujan hacia adelante la trama y trabajan horas extras para enganchar y conmover al lector con cada una de las peripecias de Morris y sus compañeros. Visualmente, Náufrago Morris marca la consagración definitiva de un Fiszman que hoy ostenta un nivel descomunal. Una pena que la impresión del libro conspire contra el lucimiento de su paleta vibrante y extrema. De todos modos, lo importante, que es la conjunción de palabras e imágenes para contar una historia, está y está muy bien. Si te animás a una aventura distinta, tremenda, real y por momentos desgarradora, Náufrago Morris te garantiza una lectura excelente, con el plus de estar dibujada/ ilustrada por un monstruo como es Lautaro Fiszman. Y nada más. El jueves temprano arranco rumbo a Europa, y si bien no descarto volver a postear mañana, tampoco lo quiero prometer, porque tengo chotocientas cosas pendientes, a resolver sí o sí antes del viaje. Ojalá haya posteo, y si no, nos reencontramos en Noviembre, a la vuelta, acá en el blog.

1 comentario:

Luq dijo...

Me hiciste emocionar