el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 13 de octubre de 2023

NOCHE DE VIERNES

Hoy aproveché un par de viajes largos (a lo de uno de los dealers que me provee comics) para avanzar con las lecturas, así que tengo un par de libritos más para reseñar. Del Mismo Barro es un recopilatorio de algunas de las historietas que escribió Osvaldo Lamborghini a principios de los ´70, antes de convertirse (de manera efímera, porque murió joven) en un referente de la literatura argentina. Como consecuencia casi lógica de la gran fama de Lamborghini entre los fans de la literatura, la edición de esta antología corrió por cuenta de un sello que suele editar literatura, no historieta, y por ahí pasa lo peor que tengo para decir del libro. Esto está muy mal editado. Salvo el excelente prólogo de Federico Reggiani, el resto es una sucesión de malas decisiones. El tamaño, el espacio en blanco alrededor de las planchas de historieta, los escaneados, la tipografía de Columba que nadie se calentó en reemplazar, ese texto frutihortícola de Fabián González y Agustina Pérez que no dice nada, imágenes a las que no les tocaron ni siquiera los niveles en el Photoshop... Son todos errores que sólo puede cometer alguien que no tiene la menor idea de cómo se trabajan los materiales cuando se rescatan historietas de hace 50 años. Que la portada sea una foto y no un dibujo... vaya y pase. Pero todo lo demás es cualquiera, posta. Vamos a las historietas en sí: la primera es la mejor, por los dibujazos de Gustavo Trigo (el historietista que más trabajó en dupla con Lamborghini) y porque los diálogos están repletos de expresiones y palabras 100% argentas, aunque la historia transcurre claramente en Estados Unidos. Evidentemente, Lamborghini tenía un manejo impecable del habla informal rioplatense de principios de los ´70 y eso se disfruta a pleno. La segunda historieta (la que da título al libro) no está mal: dibuja Rubén Sosa a un nivel aceptable, y si bien la historia termina medio en cualquier parte, el desarrollo de la situación y de los personajes la hace muy llevadera. Estas dos historietas salieron originalmente en la revista Top. Nos quedan cinco que salieron en la D´Artagnan, y acá agarrate fuerte. Las tramas son todas parecidas: ambientación urbana, personaje o grupito de personajes vinculados al crimen urbano, traiciones, tiros, piñas, y algún giro interesante muy de vez en cuando. Los bloques de texto están bien (a veces sobran) y los problemas son varios. Primero, la cantidad de texto. Segundo, el rotulado de Columba, funesto hoy y siempre. Tercero, la cantidad de viñetas por página. Casi nunca vemos menos de 12 cuadros, y hay muchas páginas de 14, 15 y 16. Y cuarto, la pésima suerte de Lamborghini en la ruleta de los dibujantes. Acá lo vemos dibujado por Ascanio (muy mediocre), por Enio (también sin onda, y con el peor guion del libro), por un tal Cristóbal (flojito) y por Aníbal Rodríguez Uzal (otro del montón). Las mejores páginas de este tramo son las cuatro primeras de la historieta que dibuja Martha Barnes. Ahí vemos un despliegue de onda, de creatividad, un intento por darle al clásico "policial urbano" un estilo más atractivo, más personal. Pero en un punto Martha se da cuenta de que para hacer eso necesita contar la historia en más de 20 páginas, entonces para liquidarla en 10 páginas entra a meter 16 cuadritos por página en las seis que le quedan y ahí se esfuma cualquier intento por dibujar por fuera del molde de estas revistas, donde (por lo menos en los unitarios que salían en D´Artagnan entre 1971 y 1973) la calidad estética del dibujo realmente no importaba un carajo. Nada, esto es para fans termo de Osvaldo Lamborghini, no para fans de las historietas. Nosotros lo podemos consumir como curiosidad, o bizarreada, pero no es mucho lo que nos aporta, más allá de esas páginas de Martha Barnes o las 16 primeras, en las que da catedra el Negro Trigo. El resto, no es menos olvidable que la gran masa de la historieta industrial "por kilo" que llenaba los kioscos de nuestro país hace 50 años. Y encima la edición tiene más problemas que Medio Oriente.
Le metí una pausa de cinco años a la relectura en TPB del glorioso Suicide Squad de John Ostrander (el Vol.4 fue reseñado el 24/08/18), pero acá estoy de vuelta con un Vol.5 brillante, que recopila los nºs 31 al 39 de aquella inolvidable serie de DC. En la bisagra entre los años ´80 y ´90, el Squad era una aplanadora. Y en este tramo puntual, Ostrander y sus colaboradores se dedican a cosechar a lo bestia un montón de puntas argumentales que venían sembrando desde los primeros episodios. De hecho, este tomo cierra tan bien, que si nunca más leés un comic del Squad, no pasa nada. Claro, hay tanto esfuerzo por desarrollar a algunos personajes, que sería un desperdicio dejarlos ahí y no tocarlos más. Pero está claro que la etapa clásica del título termina acá, en el nº39, y lo que viene después es otra cosa. Estas son historietas que leí muchas veces, llenas de situaciones y diálogos que me acordaba de memoria, y aún así las disfruté enormemente. Sin meterme una por una en las historias, esto es mainstream yanki del mejor nivel imaginable. Ostrander te mechaba sagas largas con unitarios contundentes, y números en los que sólo había desarrollo de personajes (como el 31, centrado en Richard Craemer, el mejor cura católico de la historia del comic). Y en este rubro era sumamente plural y horizontal: sí, obvio, el personaje al que más bola le da es Amanda Waller. Pero también trabaja muchísimo a segundones, tercerones y hasta a personajes que aparecen muy de vez en cuando, allá al fondo, y no aspiran siquiera a un rol protagónico. Por todos lados (hasta en plena machaca) asomaban puntitas argumentales que luego cobraban preponderancia y se exploraban hasta las últimas consecuencias, excepto que alguna decisión argumental "de arriba" forzara a Ostrander a deshacerse de algún personaje al que DC necesitaba para otra cosa. El resultado es una serie de una intensidad devastadora, que se animó a mostrar al Universo DC desde una óptica distinta, más jodida, más política, más cínica, más sucia, pero sin ser solemne ni mucho menos aburrida. En cuanto a los dibujos, este tomo tiene altibajos, pero me quedo con dos momentos: el nº31, donde lo dejan al zarpadísimo John K. Snyder entintar sus propios lápices, y los dos números finales, donde se termina de ensamblar el combo entre los lápices de Luke McDonnell y las tintas de Geoff Isherwood, con resultados sumamente potentes. Lástima que a mitad del nº38, McDonnell decide que no quiere dibujar más las zanjas entre las viñetas, algo que a mí me parece antinatural y medio choto. Pero por suerte el tipo sabe narrar y la desaparición de las zanjas no redunda en puestas confusas donde no se entiende qué pasa en una viñeta y qué en la de al lado. Me queda clarísimo que de acá hasta el final vienen tres tomos (27 números, creo) donde no vamos a volver a los niveles de magia que tiran John Ostrander y su tropa en estos episodios, pero igual los quiero, aunque sea para que no me quede parte de la colección en libros y parte en esas revistitas pindongas con papel choto y decenas de páginas de publicidad. Uh, me fui a la mierda con la extensión de las reseñas. Hasta acá llegamos. Gracias y nos reencontramos ni bien tenga más material leído, que ojalá sea pronto.

5 comentarios:

Sapruder Alcaparra dijo...

re loco justo andaba con la intención de escribir algo sobre ese broli de lamborguini.

Milo Garret dijo...

la portada del escuadrón suicida, viajando en un cohete haca Apokolips, no puedo no leerla en el contexto electoral

Federico R. dijo...

¡Hola, Andrés! No había leído la reseña, gracias por el elogio. Un par de levísimos disensos, daría para una discusión interesante.

1. Otras cosas sí creo que debieron editarse mejor, pero no la tipografía. Más allá de que el rotulado original de Columba no me resulte tan espantoso (creo que terminé tomándole cariño), no sé si una edición de "rescate" tendría que cambiarla. Fea o no, es la que traía originalmente y, a falta de una decisión de los autores, cambiarla es una intervención que me parece excesiva.

2. Coincido en que es una cosa para fans termo de Osvaldito (me asumo). La gracias es "pescar" los fraseos propios de Lamborghini colados en los textos.
Pero dale otra mirada a la de Uzal. Para mí fue la sorpresa gráfica de lo que recopilamos, un tipo que no tenía para nada en el radar y me pareció buenísimo. Mirá la viñeta 6 de la página 1 (abajo copio el link). Esa gente de Harlem sin relación con la historia, me hizo acordar a Muñoz. Y el grafismo, muy suelto y a la vez preciso, y una narración super dinámica.
https://1.bp.blogspot.com/-LTHRFVQVhow/X4tNRx6C74I/AAAAAAAAHmk/SvZ9l6IoCuAN0wn89xiJgXUI3N0BSl1cACLcBGAsYHQ/s2048/20160304211538191_0001.jpg

Como sea, gracias de nuevo, un gusto hasta disentir.

: dijo...

Andrés, qué tal
He aquí a Agustina, la frutihortícola. Ayer, hace un rato nomás, estuve en una charla en la que salió el tema de las reseñas en el ámbito literario. Hubo ciertos ayes y lamentos porque (casi) siempre son a pedido, elogiosas, moneda de cambio en el trueque de favores. Reciénvenida de dicho parloteo, recibo con júbilo la noticia de tu reseña, que no firmó ningún contrato con la complacencia. Una reseña que, en líneas generales, me parece sobre todo justa.
Para que siga la guirnalda, reparo en 2 aspectos:
En lo que respecta a la edición, ciertas objeciones son (ji) inobjetables (algunas hasta evidentes), y comparto el desencanto ante el objeto-libro (quizá no por los mismos motivos), pero (aquí disiento) creo que el problema excede a que haya publicado el material una editorial “de literatura”. ¿No hay editoriales de cómic que cometan blasfemias a mansalva? Y, a la inversa, ¿no podría una editorial no-especializada armar un objeto valuable (insisto: este no es el caso) sin aplicar con rigidez los criterios imperantes en el cómic? (Y: ¿te parece, además, que alguna editorial de historietas se podría haber interesado en publicar este material?).
En cuanto a las historietas en sí, siempre quise oír opiniones de lectores de cómic, saber qué veían ellos en estas piezas, cuáles son sus criterios de valoración, y si los guiones de Lamborghini se acoplaban prolijos a la época, o si traían alguna disonancia. Me parece que lo que decís del dibujo de Martha Barnes (que no puede cobrar vuelo porque esas revistas no permitían salir “fuera del molde”) también puede explicar las tramas estereotipadas de Lamborghini.
¡En fin!
ps 0. dejar constancia de que este posteo está escrito entre la concisión y la concesión, límites a los que me allego por buena fe.
ps 0.1. espero no haberme extendido por demás. ¡juro que intenté la concisión!
ps 0.2. además, me empeñé en “hablar clarito” para que no te parezca que no digo nada. (concesión amigable)

Andrés Accorsi dijo...

Si, Agustina. Estamos bastante acostumbrados a que un par de editores que supuestamente entienden el mercado de la historieta publiquen libros con fallas y errores imperdonables. La atrocidad editorial no es algo exclusivo de los sellos enfocados en la literatura, para nada…
También comparto con vos que pedirle a una editorial del palo de la historieta que se pusiera el overol y rescatara este material sería un sinsentido mayúsculo, como ir a buscar discos de chamamé a una disqueria de Seattle.
Y si, acá te expresaste de manera mucho más clara que en el texto que aparece con tu firma en el libro.
Muchas gracias por el aporte y la buena onda .