el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 11 de septiembre de 2024

DOS MÁS Y NO JODO MÁS

Tengo dos libros más para reseñar y ahora sí, ponemos pausa hasta Octubre. Le Château de l´Aurore (el castillo de la aurora) es una obra de Osamu Tezuka inédita en castellano, que el ídolo produjo allá por 1959, cuando su público principal todavía eran los chicos... o algo así. Esta es una historia de ambientación histórica, en la que el Dios del Manga recrea con precisión los inicios de la era de Momoyama (años 1568-1603 de los nuestros) y hasta incorpora a la trama a personajes que existieron en el mundo real. Hay un héroe, hay villanos... pero no es una historia exactamente infantil. Muere mucha gente, los niveles de violencia son elevados, hay peleas sangrientas, parte de la trama tiene que ver con tensiones políticas, espionaje y traiciones entre señores feudales... No es precisamente un cuento de hadas. El dibujo es perfecto, redondito, amistoso, perfectamente adecuado para el público infantil, y estamos en la época en la que Tezuka todavía no se iba al carajo en la planificación de la página, sino que trabajaba con viñetas siempre cuadradas o rectangulares, ubicadas en el espacio de manera tradicional. O sea que, visualmente, esto es sumamente prolijo, y muy accesible para todo tipo de público. Pero claro, el argumento (o los puntos ásperos del argumento) chocan de frente con esos personajes aniñados y esos animales que parecen salidos de un corto animado de Disney o de los Looney Tunes. Acá el maestro no inventa bizarreadas como aparecer él mismo como personaje, o traer a personajes de otras obras suyas a "actuar" en los roles secundarios, y en todo caso el WTF?!? pasa por ese contraste entre una historia donde se decapita gente a sangre fría y un dibujo demasiado bonito, muy lejos de la sordidez que predomina en más de una escena. Le Château de l´Aurore es una aventura clásica, con un final clásico (aunque no del todo predecible), que me imagino que a los eruditos en materia de Historia Medieval Japonesa le resultará más atrapante que a mí. Yo la disfruté, como suelo disfrutar cualquier comic japonés donde no hay chistes ni elementos fantásticos (acá hay muy poquito de ambos), pero no tengo dudas de que es una historia llena de guiños para el que sabe mucho más que yo acerca de esa época. Creo que lo que más me cerró es la forma que encuentra Tezuka para tener dos personajes femeninos de enorme peso en la trama, en un contexto muy machirulo como es el del Japón feudal. Y lo que menos me cerró es que se presente con total naturalidad el hecho ficticio de que los ninjas tenían poderes mágicos que les permitían desaparecer o cambiar su apariencia como si fueran skrulls o durlanos. Por suerte eso no es algo de gran importancia en la resolución de la trama. Los diálogos son ágiles, menos protocolares que en otros mangas donde todo el tiempo hay miembros de la nobleza que interactúan entre sí o con sus vasallos, y la traducción incluso cuida el detalle de que los personajes adolescentes o jóvenes no hablen igual que estos señores feudales, sus ministros y sus generales. La edición francesa (que conseguí en oferta en una comiquería de París) es impresionante, con una calidad de papel que no recuerdo haber visto en otros mangas. Pero con que se traduzca al castellano, yo me conformo. Si la imprimen en papel croto, da para tenerla igual, porque es Tezuka, obvio.
Vamos a España, año 2023, cuando ECC y el Spaceman Project sacan adelante la (por ahora única) edición en castellano de Salitre, una novela gráfica escrita por José Luis Vidal e ilustrada por el maestro argentino Jorge González. Encontré muchos puntos en común entre Salitre y Regreso al Edén, la novela gráfica de Paco Roca que vimos el 04/03/24: historias pequeñas centradas en varias generaciones de una misma familia, recuerdos, anécdotas, momentos dolorosos vinculados a la Guerra Civil Española, heridas abiertas que no cicatrizan, vínculos que se tensionan o se rompen... y todo narrado a un ritmo muy pachorro, con los niveles de decompresión a los que ya nos tiene acostumbrados González. La chispa, lo distinto, lo más lindo, tiene que ver con que Salitre está ambientada en la ciudad de Cádiz, en el sur de la península ibérica. Entonces todos los diálogos que escribe Vidal, las ambientaciones que elige para las escenas, las canciones que cantan los personajes o que suenan por ahí, tienen que ver con Cádiz, con su particular identidad geográfica, cultural y hasta idiomática, porque los gaditanos no hablan como el resto de los españoles (en ese sentido son medio cordobeses). La impronta gaditana está presente en todos los personajes, y se nota mucho el amor que los autores sienten por esta ciudad. Los pinceles de González, como siempre, son perfectamente idóneos para la tarea de captar esas atmósferas que solo existen en Cádiz, sus calles, su puerto, su mar, y traerlas a la página de modo que el lector también se vea inmerso en ellas. Es muy loco, pero la información que González le transmite a nuestros ojos, incluye sensaciones olfativas y sabores, y esas palabras que aparecen escritas en los globos con una tipografía para nada espectacular, resuenan en nuestros oídos con una cadencia muy particular. Uno de los efectos "mágicos" de la lectura de historietas, que acá se vuelve importantísimo en el disfrute de la obra. El argumento en sí, es definitivamente escaso para una obra de 200 páginas. Pasan unas cuantas cosas, hay personajes muy bien construidos, las distintas épocas por las que transita el relato están muy bien retratadas, hay giros impactantes, momentos conmovedores, otros que parecen pasos de comedia, más distendidos, pero nada realmente irrepetible o inolvidable. Lo más alucinante es cómo una trama que se apoya en el realismo, en lo fácil que le resulta al lector promedio español identificarse con uno o varios aspectos de la vida de esta familia, de pronto cobra vida, relieve y potencia en el trazo de González, que de realista ya tiene muy poco. Acá tenemos muchas secuencias en las que el dibujo se hace más plástico que gráfico, con saltos al vacío del expresionismo más extremo, e incluso de la abstracción. Es casi imposible pensar en una narración de comic no figurativa, pero el día que alguien la invente, seguro va a citar a Jorge González como una de sus principales influencias. Si sos de Cádiz, si tenés familiares que viven en Cádiz, o que nacieron allá, o si viajaste a Cádiz y te enamoró con sus paisajes, su música o su gastronomía, ni lo pienses: Salitre te va a conmover de punta a punta. Si sos fan de Jorge González, también tirate de cabeza, que acá el autor de Fueye y Llamarada está en un nivel devastador, con muchas páginas, mucha libertad y una calidad de edición óptima, como para que su arte se luzca en todo su esplendor. Y si no se dan ninguna de estas condiciones, por ahí te recomiendo gastarte la guita que sale este libro en otra cosa, porque no estoy muy seguro de que te vaya a enganchar un slice of life tan vinculado a la idiosincracia de una ciudad y una realidad que nos quedan lejos. Ojalá me equivoque, y Salitre tenga en algún momento una edición argentina (menos cheta que esta, claro) que llegue a muchísimos lectores de acá y que todos conecten con lo que quieren transmitir Vidal y González en esta obra. Y ahora sí, nada más. El 15 y el 19 vamos a tener en el canal de YouTube videos en los que voy a estar yo hablando giladas, y después no queda más material del que lleva mi firma hasta Octubre, cuando vuelvo de las vacaciones. Gracias por el aguante y nos reencontramos el mes que viene.

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