miércoles, 13 de agosto de 2025
MIÉRCOLES LATINOAMERICANO
Bueno, bajé un poquito el ritmo de lectura, porque le estoy metiendo horas extras al sitio de Comiqueando para que no falten contenidos los días que yo voy a estar en Rosario, disfrutando de la Crack Bang Boom o boludeando por ahí. Pero bueno, algo tengo como para reseñar hoy, y veremos cuándo retomo porque la idea para el viaje no es leer comics, sino avanzar con literatura y textos SOBRE comics que tengo pendientes hace siglos.
Allá por el 26/12/19 me tocó disfrutar de un álbum de Aline, la genial creación de Adâo Iturrusgarai, y quedé tan manija que cuando encontré otra recopilación (acertadamente titulada "Antrología") me tiré de cabeza. Acá me encontré con 120 páginas más de tiras protagonizadas por esta entrañable atorranta, sus dos novios titulares y un montón de chongos suplentes. Pionera del poliamor, Aline no puede parar de pensar en coger, ni de hablar de coger, ni de coger propiamente. Y las tiras giran (lógicamente) en base a la vida licenciosa y alocada de esta piba fanática del sexo, sin entrar en la lógica del porno. La gracia está en lo que sucede y en cómo se cuenta lo que sucede, no en lo que se muestra. No hay tantas viñetas en las que vemos a Aline y sus novios teniendo sexo, y muy rara vez hay planos en los que Adâo dibuja genitales de manera explícita.
Siempre con un humor afilado, a veces más sutil y a veces más grotesco, el autor reúne en cada capítulo del libro pequeñas sagas con un arco argumental para cada una. Así vemos a Aline inscribirse en una escuela de rock, tratar de triunfar en el mundo de la moda, abandonar a sus novios para recuperar el placer de ser soltera, tener de vecino a un asesino serial, inventar de cero una nueva religión o ser secuestrada por malvivientes, entre otras consignas que -combinadas con la personalidad de los protagonistas- serán disparadores de un montón de chistes brillantes. De verdad, me reí fuerte unas cuantas veces, porque Iturrusgarai trabaja muy bien sobre el costado desopilante de cada una de estas temáticas y cuando estas conectan con reflexiones acerca de nuestra realidad, dejan ver a un autor con una mirada muy aguda, muy inteligente, a años luz de los chistes "de pija y concha" con los que podría llenar la tira, si quisiera.
Los chistes que recopila la Antrología no están ordenados por fecha de creación, por eso vemos idas y vueltas en el dibujo de Adâo. Por momentos aparece algún chispazo de su estilo más antiguo (el más prolijo, más redondito) pero casi todo está dibujado en su estilo más actual, ese que es más suelto, más anguloso, más minimalista, como si se fuera acercando a la línea de Johnny Ryan, ponele. A mí me gusta más de antes, a Adâo le gusta más el de ahora, pero la verdad es que la diferencia no es tanta, y ambos son perfectamente idóneos para ilustrar estas pequeñas comedias zarpadas, donde las ideas, los diálogos y las personalidades de los protagonistas son las estrellas indiscutidas.
Como siempre digo, me parece insólito que en Argentina no estén editados los libros de este genio brazuca que vive hace muchos años en nuestro país.
El otro día (o para ser más precisos, el 31/07) leí un tomito italiano de Dago que cerraba con el primer episodio de una saga más extensa, que -lógicamente- continúa en el siguiente. Y no, en el Vol.139 de esta colección que republica los episodios semanales de Dago que aparecen en la revista LancioStory tampoco está el final de esta aventura conjurada por los maestros Robin Wood y Carlos Gómez. Son 60 páginas dibujadas a todo culo por el cordobés, con un color que no molesta para nada, en un formato lindo, cómodo, económico... pero evidentemente esas 60 páginas y las 12 del tomito anterior no le alcanzan a Robin para resolver esta red de intrigas en torno al asesinato de una nena en una pequeña ciudad de Europa. Y como no tengo el tomito siguiente, me quedé con la leche de saber cómo se resuelven tanto ese misterio, como otras movidas turbias que crecen con el correr de las páginas.
Así que me tengo que conformar con lo que hay, que es un elenco bastante nutrido, con unos siete u ocho personajes importantes, a los que Wood maneja con gran aplomo, siempre con cuidado para que la entrada y salida de escena de cada uno de ellos sea prolija, coherente. El paraguayo no fuerza nunca la lógica del relato con casualidades bizarras, no rellena con boludeces, es sutil a la hora de bajar línea sobre el rol de los poderosos en el encubrimiento del crimen y nos entretiene con secuencias románticas sin que la saga se transforme en una típica telenovela de "chico pobre se enamora de minita rica", o en un tibio remedo de Romeo y Julieta. El rol de Dago es, en estas 60 páginas, menos importante que en las 12 primeras. No solo porque ahora hay más protagonistas entre los cuales repartir el juego, sino porque Robin se guarda el estallido de acción y espadazos para ese final que este tomito no incluye.
Y bueno, mala leche. Me los guardo para mostrarlos en un video sobre Dago que tengo ganas de hacer para el canal de YouTube, y después se los regalo a alguien que sepa leer en italiano o que se mate a pajas con los dibujos de Gómez. Me da bronca, porque huelo un final muy impactante, con sorpresas grossas bien manejadas.
Nada más, por hoy. Nos vemos jueves y viernes en la Crack, y nos reencontramos la semana que viene con nuevas reseñas, acá en el blog.
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1 comentario:
Jajaa lei rapido y parecia que decia antologia otro pedo jajajajaa
pero que zopenco!
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