el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 23 de junio de 2011

23/ 06: DEMO Vol.2


La verdad que no hacía falta un segundo tomo de esta maravillosa serie de Brian Wood y Becky Cloonan, pero las nuevas historias están tan buenas que no da para quejarse ni un poquito. No era fácil estar a la altura de aquellos 12 clásicos del anti-pochoclo en los que Wood logró fusionar el slice of life con los super-poderes. Pero los grossos son así y Wood lo hizo de nuevo. De hecho, al ser menos historias (sólo seis) el nivel es más parejo que en el primer tomo, no hay una que se quede muy atrás ni una que descolle muy por sobre el resto. Creo que la que menos me cerró fue la sexta, y aún así está buenísima.
La propuesta es la misma del primer tomo (lo reseñamos en el blog el 14 de Noviembre pasado): historias intimistas, con mucho énfasis en los climas, con mucho laburo en la psiquis de los personajes y con un enfoque innovador, filoso, perturbador, del viejo tema de las habilidades paranormales, que a veces son las que definen las tramas y otras veces son apenas un elemento más en estos dramas costumbristas, que respiran realidad y honestidad por todos los poros. Poca acción, historias enteras en las que no vuela ni un sopapo, y mucha introspección.
Y además, cero interrelación entre los personajes de las distintas historias. Todos son jóvenes que habitan los EEUU del presente, todos tienen algún poder raro, o algún trastorno psicológico rayano en lo sobrenatural, pero cada uno sufre, crece, aprende o muere en la suya. Nunca se cruzan, nadie prende la tele y ve en el noticiero lo que hacen los otros y nunca viene un pelado en silla de ruedas a reclutarlos para que asistan a su escuela. Todos son conflictos individuales, chiquitos, de baja intensidad, por afuera de la cobertura de los medios. Con ese registro tranqui, a veces incluso pachorro, Wood también logra conmoverte, impactarte y a veces hasta entristecerte.
Es cierto, esto es una secuela y parte de la sorpresa se perdió. Pero las seis historias nuevas superan a las originales en un punto clave: los finales. Muchas de las 12 primeras tenían esos finales a la Adrian Tomine, o sea, historias que (como las de la vida real) terminaban en cualquier lado, mucho antes o mucho después de que se plantearan o resolvieran los conflictos. Las historias nuevas muestran un esfuerzo mayor por parte de Wood para que el final caiga en el momento justo, nunca cuando la historia está a medio esbozarse, ni cuando todo se resolvió 10 páginas atrás. La Gran Tomine garpa, está buena. Pero también está bueno que se puedan contar historias de Demo con la estructura más tradicional, en la que el final coincide con la resolución de las tramas y los conflictos.
El otro rubro en el que estas historias superan a las primeras es en el dibujo de Becky Cloonan, que acá está realmente mucho mejor, más sólido, más asentado en un estilo personal. Por supuesto se sigue notando la influencia fuerte de Paul Pope y alguna cosita de Bryan Lee O´Malley que Cloonan aprendió demasiado bien y ya no se puede sacar de encima. Pero hay una onda mucho más propia y un dibujo mucho mejor trabajado en todos los aspectos. Por momentos, Cloonan parece una especie de Paul Chadwick más moderno, con más onda, un toquecito más osado a la hora de plantar las viñetas. Y para parecerse a Paul Chadwick hay que saber mucho. Cuando trata de sintetizar, o cuando caza el pincel y tira trazos más gruesos, Cloonan va un poquito para el lado de los franceses y suizos, tipo Dupuy, Berberian, Peeters o Wazem. Y le queda bárbaro. Y cuando se juega a climas más oscuros (como en la escalofriante Pangs, o en los momentos más heavies de Sad and Beautiful World), pela un entintado que me recuerda un poco al de Phil Hester. Lo cierto es que esta recontra-promisoria joven italiana sigue su aprendizaje y cada día dibuja mejor.
Bueno, si te cebaste mal con Demo y querías nuevas historias, acá hay seis más y están todas buenas, como las minas después de las cinco de la mañana. Brian Wood y Becky Cloonan volvieron a redefinir el gastado tópico de los jóvenes con superpoderes y otra vez dieron en el blanco. Y si nunca leíste Demo, no lo dudes más: esto es comic de autor de gran calidad, originalidad, sensibilidad, inteligencia y power. Una joya, con todas las letras.

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