De nuevo me toca acompañar a una chica virgen a un prostíbulo de lujo. Esta vez la historieta se llama Miss Pas Touche, y salió originalmente entre 2006 y 2009, en cuatro tomos, editados en Francia por Dargaud. Por suerte en EEUU la editorial NBM tuvo el buen tino de editarla en sólo dos tomos, más voluminosos y muy accesibles.
El guionista es Hubert, legendario (y eximio) colorista, que por supuesto acá no desinstala el Photoshop para instalar el Word, sino que se hace cargo de ambas tareas. No sé cómo termina la historia, porque este Vol.1 trae sólo la mitad, pero lo que leí hasta ahora es increíblemente bueno. Parece un guión de Carlos Trillo, no de un colorista francés. La reconstrucción de época está perfecta (París, década del ´30), la construcción y el desarrollo de los personajes están bárbaros, los diálogos también, el misterio está llevado con talento y astucia, no falta la cuota de mala leche y sordidez y lo más importante: las escenas no se alargan al pedo, ni se cortan caprichosamente antes de que pase lo que tiene que pasar. Creo que entre todos los hallazgos de Hubert, ese es el más notable: el formidable manejo de los tiempos del relato, detrás del cual se nota una planificación milimétrica de cada escena, como sólo un guionista afiladísimo puede hacerlo.
La consigna (la chica virgen en un prostíbulo cheto) nos remite enseguida a Sakuran, el manga de Moyoco Anno que vimos el mes pasado, pero hasta ahí llegan las coincidencias. Blanche no llega al Pompadour como víctima de una red de trata, sino que se manda por su propia voluntad, convencida de que ahí va a encontrar pistas que le permitan esclarecer el brutal asesinato de su hermana. Así es como Hubert nos cuenta, por un lado, como vivían las putas de lujo en la París de los años ´30, y por el otro cómo se las ingenia Blanche para, con poquitas pistas, llegar a la verdad. Lo mejor es que se equivoca bastante, porque no es detective, es una chica que trabajó toda su vida de mucama en la casa de una señora bianuda y garca, que a la primera de cambio la rajó a la mierda. Por suerte, otros personajes que la tienen bastante más clara que Blanche se involucrarán en la investigación y la verdad terminará por salir a la luz, de modo bastante truculento.
Por otro lado, lo que también llama mucho la atención es cómo Blanche se mete en la boca del lobo, pero logra imponer sus propias reglas: ella no es prostituta y no permite que nadie la manosee ni mucho menos que la desvirguen. Vos estás todo el tiempo tenso, alerta, esperando el momento en el que algo salga mal y Blanche termine abierta de gambas, pero no. Hubert hace malabares, juega a full con el morbo y banca (por lo menos durante más de 90 páginas) la consigna de que la protagonista es una virgen intocable en el medio de un prostíbulo donde pasa de todo.
El dibujo de Kerascoët (que como ya conté en la reseña del 25/08/10 se trata de una dupla autoral integrada por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset) peca un poquito de pegarse mucho a la estética de Joann Sfar. La faz gráfica de estos álbumes es muy similar en muchísimos aspectos a lo que vimos, por ejemplo, en El Gato del Rabino, o en Grand Vampire. Y está todo bien, porque son historietas magistralmente dibujadas, pero me queda claro que los Kerascoët pueden pelar imágenes y trazos menos tributarios de los trabajos del maestro Sfar. Fuera de la falta de originalidad, la dupla se cansa de acumular logros, de los cuales el más destacable es las pilas que le ponen a esas viñetitas microscópicas, a las que cualquier otro se sacaría de encima con dos pinceladas chotas, “total no se van a ver”. Miss Pas Touche tiene muchísimas páginas de más de 10 viñetas (unas cuantas de 14!) y en todas están plasmados al detalle los rasgos faciales, el vestuario, la decoración, los fondos, como si fueran splash pages. Pobre Hubert, se debe haber querido matar cuando tuvo que colorear todos esos detallitos minúsculos en cada una de esas estampillitas con globos de diálogo.
Esta es una historia muy zarpada, muy inteligente, con un equilibrio perfecto entre lo visceral y lo cerebral, entre la sofisticación y la salvajada. Hay asesinatos terribles, torturas, descuartizamientos, violaciones, sadomasoquismo, drogas, corrupción policial, altos mandatarios revolcados con putas y travas, y una heroína más valiente que brillante, dispuesta a consumar una venganza muy jodida, con muchas más posibilidades de ser boleta que de cumplir con su objetivo. No tengo idea de qué se guarda Hubert para la segunda mitad, porque acá resuelve muchísimas puntas argumentales, si no todas. Pronto me voy a enterar: este tomo me dejó tan cebado que dudo que aguante muchos días sin entrarle al Vol.2.
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4 comentarios:
¿andres que opinas de puma blues?
No sé de qué se trata.
Orientame un cachito. Autor, época, género, país... algo que me ayude a identificarlo...
Pues tienes que terminar el segundo tomo (en España salió en uno solo)
Es uno de mis cómic favoritos porque se sorprendió mucho para bien, muy divertido y entretenido...
EL desenlace está muy bien...
Me alegra que te guste
Un saludo
Esta historieta está también con el título "La virgen del burdel"? El argumento es el mismo y miré mejor esta portada y parece el mismo dibujante.
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