el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 12 de junio de 2013

12/ 06: ROCKETEER ADVENTURES Vol.1

Hacía bastante que no me tocaba una antología, no? Y muchísimo que no le entraba a un comic yanki de los últimos años.
Esta antología de 2011 está muy buena. A los cráneos de IDW se les ocurrió relanzar a Rocketeer, la serie que creara el finado Dave Stevens allá por 1981 y que explotara muy poquito, más allá de que tuvo un largometraje bancado por Disney. Sin Stevens de por medio, la mejor opción resultó una antología, con historias cortas (ocho páginas) a cargo de grandes luminarias del mainstream actual, con portadas de Alex Ross y toda la fanfarria. Veamos cómo les fue.
Arranca un muy inspirado John Cassaday que escribe y dibuja tan pegado al estilo de Stevens (capo absoluto de la línea clásica y elegante) que hay que mirar varias veces los créditos para no creer que es el maestro que volvió del más allá. Excelente trabajo del “Facha”, aunque no se luzca su impronta personal. Michael Allred, en cambio, le pone todas las fichas a su impronta personal, siempre fresca y atractiva. Lástima el guión, que no aporta nada, a pesar de estar muy imbricado (con perdón de la palabra) a la segunda saga grossa de Stevens, Cliff´s New York Adventure. Al maestro Kurt Busiek le toca bailar con la más linda: en su historieta (bellísimamente dibujada por Michael Kaluta), casi no aparece Rocketeer y todo se basa en su novia, la sensual y aguerrida Betty. Por ahí no es una joya, pero está muy bien escrita y dibujada.
La historia que más me gustó, la que por temática, ejecución y subtextos más arrima al calificativo de “joya” es la de Mark Waid y Chris Weston (otro que oculta su impronta para “disfrazarse” de Dave Stevens). Son ocho paginitas, nada más, que a Waid le alcanzan para contar una linda historia y para bajar línea acerca de “el pecado original”, es decir, el empome sistemático de las editoriales a los chicos que crearon a los superhéroes más grossos allá por fines de los años ´30. La de Darwyn Cooke es la única de 7 páginas y el guión es muy menor. De todos modos, al estar tan bien dibujada, no importa un carajo el guión. Importa la magia gráfica del canadiense, que levanta un vuelo alucinante. El ignoto Lowell Francis firma un guión lindo, intenso, con jueguitos entre texto e imagen que remiten a Alan Moore. Lo acompaña el siempre grosso Gene Ha, con muchas pilas y más fondos que de costumbre.
Otra que se sube al podio es la de Ryan Sook (¿lo tenías como guionista?), una aventura chiquita, sencilla, muy redonda y muy emotiva, con magníficos dibujos. Joe Lansdale y Bruce Timm no ofrecen una historieta, sino un cuento ilustrado. No me interesó como para leerlo, me colgué con los fastuosos dibujos de Timm. Otro guionista ignoto, Jonathan Ross, firma un guión digno, entretenido, al que el gran Tommy Lee Edwards no le encuentra la vuelta. Pareciera requerir más de 8 páginas... no sé bien por qué se entorpece el relato con el correr de las viñetas... Lo cierto es que no funciona como debería.
Dave Gibbons y Scott Hampton forman dupla para otra historia chiquita y linda, sin mayores pretensiones y sin mayor trascendencia, tampoco, más allá de la solvencia de ambos próceres. El guión de Joe Pruett es el más zarpado, el más al límite, el que nos cuenta en poquísimas páginas una secuencia que bien podría haber sido el climax de una saga grossa de Rocketeer. Lo acompaña un Tony Harris excelente, que abandona el vicio de meter fotos a mansalva y dibuja en un estilo muy orgánico, casi al filo de la caricatura, muy hermoso y con una narrativa infalible. Y cierra una dupla de grossos sub-valorados, John Arcudi y Brendan McCarthy, con otra historia que daba para mucho más, con un peligro heavy, una villana que pedía a gritos más desarrollo y una buena idea desaprovechada por la obligación de rematarla en 8 páginas. McCarthy está muy controlado, no pela en ningún momento su estética extrema, al filo del delirio, y aún así, tirándose a menos, demuestra su insoslayable talento como dibujante y narrador.
El promedio da muy alto, el reencuentro con Cliff Secord, su novia, su perro y su amigo Peevy fue muy grato, la edición es majestuosa y el problema es uno sólo: los precios que le pone IDW a sus lujosas publicaciones. Si lo ves a un precio accesible (como me pasó a mí), no lo dudes. Si no, que la sigan chupando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jonathan Ross es un "mario pergolini" ingles. Tiene programas de radio y tv, y es ultra fan de los comics. Creo que tiene un comic alla y es muy amigote de Neil Gaiman y Rich Johnston (el de Bleeding cool).

Andres Accorsi dijo...

Buen dato! No lo tenía ni ahí.