Esta es una novela gráfica de 2010, realizada por las hermanas canadienses Mariko y Jillian Tamaki. Es una típica historieta “de minitas”, centrada en una colegiala de 16 años con muchos mambos menores en la cabeza: le gustan la brujería y el tarot, se hace la darkie, en un momento se da manija con una profesora y se le despierta una orientación sexual alternativa, se pelea y se reconcilia 15 veces con la mejor amiga… y todo narrado en primera persona, porque Skim (que es como sus compañeras apodan a Kim) escribe en su diario íntimo todo lo que después Mariko Tamaki convierte en bloques de texto para la historieta.
Es una gran técnica para que conozcamos a fondo a la protagonista, para que nos identifiquemos con ella… a menos que uno se sienta demasiado lejos de una chica norteamericana de 16 años, con madre de origen asiático, medio torpe para relacionarse con el resto del mundo, inútil total para los deportes y con dudas acerca de su sexualidad. Gracias a los diálogos que tiene con sus amigas y a los textos que escribe en su diario, me queda claro que Skim es una chica ingeniosa, inteligente, bastante copada. Pero de ahí a identificarme con ella, hay un abismo.
¿Qué queda, entonces, cuando no funciona la táctica de lograr la empatía entre el lector y la protagonista? Engancharnos con los conflictos. Buena táctica, pero para eso tiene que haber conflictos. Esto es todo MUY real, muy cotidiano, muy ordinario en el buen sentido. Pasan cosas que quizás para alguna de estas chicas es importante, pero que para uno son muy, muy menores. Romances, discusiones, la fascinación de Skim con la profe de Literatura que un día se va y la deja con una confusión cósmica entre las piernas… problemas chiquitos, de comunicación entre pendejas a las que el propio guión caracteriza como frágiles, volátiles, sin una orientación ni una convicción muy firme. El problema más atractivo pasa lejos de Skim: una de sus compañeras sufre porque su novio se suicidó y después se entera que fue porque el chico era gay y no podía blanquear. Es una buena historia, pero las autoras la convierten en uno de los tantos chismes acerca de las compañeras de curso que Skim comparte con su amiga Lisa o con su diario.
¿Se pueden contar historias alucinantes sin conflictos fuertes o sin ahondar en los conflictos low-fi? Seguro. Se me ocurre, por ejemplo, la novela The Perks of Being a Wallflower, de Stephen Chbosky. En este caso, las hermanas Tamaki nos invitan a meternos en la vida de esta adolescente y a acompañarla durante momentos que para ella pueden ser relevantes, pero a los que el propio guión les resta dramatismo y tensión. Esto es tan realista, el verosímil está tan perfectamente logrado, que no hay lugar para nada demasiado estridente, ni espectacular. Por eso me parece que, a menos que realmente logres identificarte con la protagonista, la trama en sí te va a dejar un poquito frío.
Por suerte está el dibujo, con el que Jillian levanta grosso la nota de la dupla. En las expresiones faciales veo una mezcla muy atractiva, con cositas de Kyle Baker, de Paul Pope, de Terry Moore, de Bill Sienkiewicz cuando dibujaba New Mutants… muy lindo todo. Pero lo más grosso está cuando Jillian elige narrar más de lejos y nos obsequia todo ese mundo de detalles en la ropa, en los fondos y en los paisajes. Ahí se multiplican los hallazgos. Sobre todo cuando, además del blanco y el negro, Jillian incorpora los grises a través del photoshop, con una técnica originalísima y un criterio infalible. Ahí es donde esta historia tan cercana, tan “con los pies sobre la tierra”, levanta vuelo y cobra ese matiz poético que hace que uno se cuelgue estudiando las composiciones, las puestas, toda la propuesta visual (incluso las tipografías) de esta dibujante que la tiene sumamente clara.
Hay más obras de las hermanas Tamaki y todas recibieron críticas excelentes, premios y demás. Así que no descarto, más adelante, ir por alguna de ellas (de las obras, no de las hermanas). Si -como yo- las conociste por sus historias cortas en alguna antología y querías ver qué onda las novelas gráficas, comprate Skim ni bien la veas a buen precio. Es una maravillosa lectura para darle a cualquier chica de escuela secundaria y es una gran excusa para tener en tu biblioteca 140 páginas magníficamente dibujadas por Jillian Tamaki, una artista a tener muy en cuenta.
miércoles, 11 de marzo de 2015
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