Este TPB para pobres (uno de los últimos que publicó DC antes de desactivar aquella maravillosa iniciativa) fue otro rescate de mesa de saldos. Lo capturé porque estaba barato, porque le tengo cariño a Captain Atom por aquella hermosa serie de fines de los ´80 y porque en la tapa estaban los nombres de James Robinson y sobre todo Greg Rucka, que es un guionista que casi no tiene obras flojas. Finalmente resultó que Rucka es apenas el co-argumentista de las primeras páginas, y el resto está todo a cargo de Robinson. Lo cual es bastante coherente, porque esta historieta se publicó originalmente a modo de back-up de Action Comics, en la etapa en la que Robinson llevaba las riendas de los títulos de Superman.
La verdad es que toda esta saga de 90 páginas es un tratamiento de rehabilitación. Captain Atom venía de ser un villano (el Monarch) y antes de eso había integrado ese equipito nefasto armado por el presidente Luthor para desactivar a Superman y Batman en la infladísima saga Public Enemies. Así que, a los ojos de muchos lectores, este héroe venía sumamente devaluado. Keith Giffen y Judd Winnick lo necesitaban mejor posicionado para la serie quincenal Justice League: Generation Lost, y la misión de Robinson fue esa: reinsertar a Captain Atom como un personaje importante y con imagen positiva en el DCU.
Finalmente la misión se cumple: a lo largo de estas páginas el Capi interactúa con la Liga (que en ese momento también estaba en manos de Robinson), con Natasha Irons, con Mon-El, con el Shadowpact y hasta aparece un toque (muuuy desaprovechado) Warlord. Con todos queda bastante bien parado, ya que de alguna manera se reconcilia con su pasado, se perdona por las cagadas que se mandó por afuera de su voluntad y se hace cargo de las que se mandó por boludo. Eso está bien, porque Robinson fuerza una introspección, un pase en limpio de un montón de cosas sin barrer nada abajo de la alfombra, sin reboots ni retcons bizarros, algo que al guionista se le suele dar bien.
El problema es que esto es un comic de superhéroes y la introspección sola no garpa. 90 páginas del Capitán reencontrándose con su pasado y pagando facturas viejas resultaba inviable y por eso hay que meter la infaltable machaca. Y para eso tiene que haber conflictos que se puedan resolver por la via de la violencia. Ahí es donde Robinson flaquea. La aventura es blandita, el héroe lucha contra una amenaza que no le importa a nadie, las excusas para interrumpir esas peleas para que el Capi hable con los otros héroes son bastante truchas, y hay un intento de darle a la “epopeya” un final más decoroso cuando se revela quién es el villano encubierto y Robinson decide que no se cague a trompadas (ni a conjuros) contra el Capi.
El dibujante a cargo de la faz gráfica es Cafu, a quien no recuerdo de otros trabajos. Es un dibujante… correcto, normal. Una especie de Gary Frank más tranqui, mezclado con dibujantes europeos de aventura clásica, que no descolla demasiado. Tampoco tiene grandes pifias, eh? Dibuja muy mal a Congorilla y el resto zafa muy bien. Tiene pocos cuadros por página, mucha splash y doble splash… una narrativa muy jugada a la estridencia, que a mí mucho no me copa. El color lo aporta el maestro español Santiago Arcas, a quien ya vimos jugar en todos los puestos, y está muy bien, sobre todo en las primeras ocho páginas que realmente parecen de un comic europeo ambientado en el medioevo. No sé qué será de la vida de Cafu, pero si se esfuerza un poquito en la narrativa y logra un trazo con un poco más de identidad, podría ser un gran dibujante de mainstream, ya sea en EEUU o en Francia.
Si le sacamos las peleas ridículas contra guerreros, orcos, robots de la B e incluso la pelea con Major Force (que tampoco aporta nada), en vez de 90 páginas tendremos 20 ó 24, pero estaríamos hablando de una lectura más interesante. Los conflictos, la entrada y salida de oponentes con los que el héroe mide sus fuerzas, es el punto débil de esta saga y lo que hace que sólo se pueda valorar como recurso de continuidad, de rescate de un personaje que se había ido al descenso y al que había que traer de vuelta. Si sos fan del Captain Atom, o de la Liga de la Justicia de los ´80, sospecho que te interesará.
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