Las ventas de la Distri durante Febrero fueron bastante insignificantes, con lo cual no da para armar un ranking más o menos serio. Haremos un Febrero + Marzo más adelante, y aprovechamos la entrada de hoy para avanzar con las reseñas.
Esta es una serie de Vertigo a la que le fue bastante mal y terminó cancelada luego de apenas 24 episodios. Una pena, porque en todo momento se nota que Brian Azzarello estaba colocando los cimientos de algo grande, algo ambicioso, probablemente pensada (como American Vampire) para abarcar muchas décadas en la historia de los EEUU. Por ahora, este primer TPB (el único tramo de Loveless que había leído en su momento en revistitas) se queda todo el tiempo en el mismo momento, un par de años después del fin de la Guerra de Secesión. Felizmente, esa etapa histórica nutre a Azzarello de una buena variedad de conflictos, como para tejer una primera parte de la historia rica en tensiones, aunque por ahí con poca acción.
Este tramo se centra en Wes Cutter, un tipo duro y honesto que peleó en la guerra para el Sur, y tras la derrota, se decide a regresar al pueblito de Blackwater, donde se va a encontrar con las cosas muy cambiadas. Cutter va a tener que lidiar no sólo con haber perdido la guerra, sino con haber perdido a su mujer, haberse distanciado de su hermano (que pinta para ser un villano importante) y tener su tierra ocupada por el ejército vencedor, que no ve con buenos ojos su regreso a Blackwater. Igual, algo va a inventar para quedarse en el pueblo y empezar a saldar cuentas que le quedaron pendientes.
O sea que está todo dado para que se genere un lindo clima de rosca política, sumado a un drama familiar, una historia de amor, las secuelas de las atrocidades cometidas por uno y otro bando durante la guerra, y un tema con mucho peso en el EEUU de aquellos años: la reciente libertad de los esclavos negros, que ahora buscan insertarse en una sociedad que (sobre todo en el Sur) no está muy conforme con el nuevo status quo. Uno de estos ex-esclavos, Atticus, está muy bien desarrollado por Azzarello y también amenaza con convertirse en un personaje relevante en el contexto global de la saga.
¿Por qué no me sorprende que Loveless no haya sido un hitazo a la par de 100 Bullets, por ejemplo? Porque me parece que arranca a un ritmo demasiado pachorro, le falta impacto. Azzarello muestra un par de escenas jodidas en las primeras páginas, pero no se explica sino hasta mucho después en qué afectan a los personajes principales. Y además hay muchísimos personajes, demasiados. Enseguida cobra preponderancia Wes Cutter, pero a su alrededor se aglutina un elenco de secundarios muy nutrido, y son pocos aquellos en los que Azzarello llega a profundizar. El resto se convierte en un cúmulo de Juan Carlos Nadie con los que el lector nunca logra empatizar y apenas si alcanza a diferenciarlos entre sí. Obviamente eso se puede corregir sin necesidad de hacer milagros a lo largo de los futuros episodios, pero me imagino que, en el momento del mes-a-mes, debe haber ahuyentado a más de un lector.
Lo que, por el contrario, funciona como un gancho irresistible, es el dibujo del maestro rosarino Marcelo Frusín, que ya había formado dupla con Azzarello en unos cuantos episodios de Hellblazer. Como todo comic ambientado en las agrestes planicies cuasi-rurales del EEUU del Siglo XIX, Loveless le brinda a Frusín la posibilidad de dibujar muchos espacios abiertos y pocos fondos. Por eso, en las exiguas escenas en las que la acción se traslada a las callecitas de Blackwater o al interior de algún edificio, el dibujante deja la vida en cada fondo. Siempre subrayo la cuota extra de virtuosismo que pela Frusín cada vez que tiene que dibujar animales, y acá me encontré con caballos y perros gloriosos. Quiero más bichos en los próximos tomos. Pero lo más notable es lo que hace Marcelo a la hora de crear climas (apoyado por el color de Patricia Mulvihill) y sobre todo a la hora de plantear juegos narrativos que tienen que ver con cosas que suceden fuera de cuadro, con la elección de ángulos para sorprender al lector, con la integración de los flashbacks a las viñetas del presente, o con el armado de montajes paralelos como el de las primeras dos páginas del quinto episodio. Frusín no se va a quedar hasta el final de Loveless, pero en este primer tramo no falta nunca y deja todo.
Por temática, por ambientación, incluso por el tono, entiendo que Loveless pueda no ser una lectura prioritaria para el típico fan de Vertigo. Pero si sos fan de Azzarello o de Frusín, te la recomiendo igual, porque acá los dos animalitos salieron a dar lo mejor, a innovar y a meterse con temas que la historieta (especialmente ell mainstream yanki) rara vez aborda.
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2 comentarios:
Hola. Me gustaría que ver alguna rezeña de algún comic de Jacques Tardi.
Muy difícil... Yo no discuto que Tardi sea un grande, me doy cuenta de lo talentoso que, es pero a mí no me engancha mucho lo que hace. Por eso no me compro sus libros.
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