Entre una cosa y otra, ya tengo cinco libros leídos sin reseñar. Pero vamo´a calmarno´. Reseño tres hoy y el resto en un par de días. Incluso en el medio puede caer la reseña de la peli del Suicide Squad, que tengo pensado ir a ver hoy. En fin, ya veremos cómo nos organizamos.
Arranco con el Vol.14 de Bakuman, otra maravilla indescriptible de los maestros Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Esta vez, un personaje nuevo, Tohru Nanamine, entra de golpe y copa la parada. Casi todo lo que sucede en este tomo tiene que ver con este mangaka novato, astuto, manipulador, sin reparos a la hora de echar mano a recursos de dudosa profilaxis con tal de lograr su meta: publicar en la Shonen Jump una serie que le pase el trapo a las de Muto Ashirogi y sus otros jóvenes colegas. Nanamine es lo más parecido a un villano que vimos en Bakuman desde que se inició, y Ohba dedica mucho espacio a construirlo como un personaje realmente complejo, atractivo, distinto. Para el final del tomo, la “amenaza” de Nanamine parece empezar a desvanecerse, pero no me gustaría ver desaparecer por completo al personaje en este tramo ya casi final de la serie. En paralelo, otros personajes no aparecen ni a saludar, otros tienen roles muy, muy chiquitos, y tramas importantes a lo largo de la serie (como el romance de Mashiro y Azuki) no avanzan ni medio milímetro. De todos modos, sobran las emociones, los diálogos perfectos (siempre bien traducidos por Nathalia Ferreyra) y la data grossa acerca del backstage de la antología de historietas más exitosa del planeta. El dibujo de Obata, magnífico como siempre. Y notable lo de Ivrea, que (más vale tarde que nunca) parece haberle encontrado la vuelta al tema de la periodicidad.
Retomo esta serie que tenía colgada desde el 14/01/15 y me encuentro con una aventura realmente fuerte, impactante, a todo o nada. Acá pareciera que Geoff Johns dijo “si con esto no logro darle chapa a Aquaman y que la gente se lo tome en serio, mando todo a la mierda y me anoto en un reality de travestis, enanos y chicas que se hacen cirugías plásticas para parecerse a sus mascotas”. Este tercer tomo tampoco tiene lo que a mí más me había cebado en el primero, que era esa mirada entre irónica e intimista a la vida cotidiana de Aquaman y Mera. Pero tiene algo que me gusta mucho y es un dilema moral potente en el eje mismo de la trama, que se anima a disputarle el protagonismo a la machaca grandilocuente (la Liga de la Justicia contra un ejército de atlanteanos y la horda de bichos caníbales a los que Arthur había vencido en el Vol.1). El final es impredecible, la interacción entre los héroes está muy lograda, el personaje de Orm tiene los matices que jamás tuvo en la versión pre-New 52 y nadie se va de acá igual que como llegó. En el dibujo mete mano demasiada gente (cuatro dibujantes y diez entintadores para 140 páginas… dejame de joder) y el que más se luce es –lógica y predeciblemente- Iván Reis. Me queda por leer (y creo que por comprar) un cuarto tomo de Aquaman de Geoff Johns y si está al nivel de este, voy a lamentar mucho que sea el último.
Tarde o temprano tenía que empezar a leer el material argentino editado este año, y así es como le llegó el turno a El Petiso Orejudo, la biografía en formato comic del famoso asesino serial, narrada por el guionista Pablo Barbieri (lo visitamos allá por el 13/09/13) y la dibujante Carina Altonaga, a quien ya vimos colaborar en un par de antologías. El libro tiene un problema frecuente en las ediciones de historieta actual: demasiadas carátulas y páginas en blanco. Si tenés 68 páginas de historieta y sacás un libro de más de 80 páginas, me estás cagando. Me estás cobrando por nada, o por algo que no me interesa leer. Ojalá eso algún día se entienda y empiece a cambiar. En cuanto a la historieta propiamente dicha, lo más difícil está bien resuelto: los autores no caen en la tentación de shockearnos con un festival de escenas truculentas, sino que estas son muchas veces narradas por los personajes. La historia real del Petiso Orejudo está llena de situaciones macabras, violentas y perversas y por suerte el libro logra generar tensión sin describirlas ni graficarlas en toda su atrocidad. El último tramo, el de la visita de Reilly al penal de Ushuaia, me pareció el mejor logrado, al punto de que bien se podría haber utilizado como secuencia troncal, como hilo conductor de toda la trama. El dibujo de Altonaga está muy bien, muy alineado a esa estética realista y oscura en la que brilló muchos años Leonardo Manco. La narrativa, en cambio, tiene algunos momentos de incertidumbre. Me queda la sensación de que se podría haber hecho mejor, pero que aquellos que se acerquen a la obra no desde el purismo comiquero sino desde el interés por el tema del primer asesino serial de Latinoamérica, la van a disfrutar muchísimo.
Me fui a la mierda. ¡Hasta la próxima!
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8 comentarios:
Un detalle nomás, pero hasta donde sé, el primer asesino serial de la historia vernácula no fue Santos Godino, sino Cayetano Grossi.
Y ya que escribo casi improductivamente, aprovecho para capitalizar el suceso y te pregunto, Don Accorsi. ¿Danger Unlimited no entronca con el universo de los Next Men, verdad?
Saluditos.
Hola andres, no hiciste reseña de la peli del Squad. ¿habra mas adelante?
Andres buenas noches. En serio sos fan de Aquaman?
Vamos por orden:
No, Danger Unlimited y Babe no entroncan con el universo de Next Men.
La vi hace un ratito. Casi seguro mañana escribo la reseña.
Sí, en serio soy fan de Aquaman cuando DC le pone buenos guionistas.
Pensé que era una joda de los muchachos del podcast lo de Aquaman. Que historia me recomendarías del rey de Atlantis?
Aquaman se lee por autores. Recomiendo las etapas de Steve Skeates, Paul Levitz, Peter David, Dan Jurgens, Will Pfeiffer, John Arcudi y Geoff Johns.
Los voy a buscar. Gracias Andres.
Gracias, Andrés!!! Esperaba tu reseña con ansias 😊
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