Después de un mes y moneditas en Buenos Aires, mañana me toca viajar a San Luis, a participar de la maravillosa San Luis Comic Con. Entre una cosa y otra, estaré posteando nuevamente en el blog el martes 14… que es el día de la función de prensa de la peli de Justice League, así que puede haber reseñas de comics o de dicho largometraje. Ya veremos. Por ahora, tengo esto para reseñar.
Llegamos al anteúltimo tomo de Bakuman, y pasó lo que inevitablemente iba a pasar: Tsugumi Ohba y Takeshi Obata se acordaron del subplot más pedorro de esta magnífica serie y, en la segunda mitad de este tomo, lo empezaron a desarrollar hasta convertirlo en el centro de la trama. Me refiero a la promesa del capo de Mashiro y la boluda de Azuki, algo tan ridículo, tan caprichoso, tan ilógico, que los propios autores no ocultan en lo más mínimo que se trata de un despropósito. Alcanza con ver la (impagable) expresión que Obata le dibuja al rostro de Hattori cuando se entera de esta situación. Es la cara que cualquier adulto sensato pondría ante una decisión tan pueril como la que tomaron años atrás Mashiro y Azuki.
Por suerte la primera mitad del tomo conserva el nivel de excelencia habitual y nos empieza a tirar data valiosísima acerca de cómo se negocian los derechos para adaptar al animé los mangas más populares de los semanarios onda Shonen Jump. Y a lo largo de todo el tomo podemos disfrutar (como siempre) de unos diálogos formidables y del maravilloso dibujo de Obata, cada vez más plástico, más expresivo, más pensado para transmitirnos las distintas emociones que viven los protagonistas a lo largo de la historia.
Se viene el final, parece mentira… pero nos quedan tantas emociones, tantos momentos alucinantes, tantos mimos a nuestros ojos y nuestros corazones que es obvio que Bakuman no se va a terminar NUNCA. Ponga huevo, Ivrea, a ver si sale el Vol.20 antes de fin de año…
Acá tengo otra publicación argentina que para mí era de 2017, pero tiene fecha de catalogación en 2016. Family Curse es una antología de relatos fantásticos, algunos escritos por Ziul Mitomante y otros por Nicolás “el Negro” Viglietti. Cada uno aporta tres historias, hilvanadas por una secuencia en la que distintos personajes se narran entre sí estos relatos. No entendí si estos personajes son una referencia a otros, o qué son, pero me divertí con los diálogos y no me convencieron los dibujos, obra de Kundo Kunch.
De las seis historias cortas, las que más me gustaron, las que más me sorprendieron, las que más se apartan de la maraña de clichés típicos de las historias de misterio sobrenatural que leímos chotocientas veces, son Hongos de An-Nasirah (guión de Mitomante, dibujos de un inspiradísimo Facundo Belgradi) y Tío Dan (gran guión de Viglietti, dibujazos de Hernán González).
El resto, o flaquea en los guiones, o sufre de la impericia de los dibujantes. Lo único que es realmente excelente a lo largo de todo el libro son los diálogos. Se ve que ahí está el fuerte de Viglietti y Mitomante. Y bueno, obviamente no hace falta que subraye el notable trabajo de Maan House en la portada, no? Es apenas un golazo más en la carrera de un ilustrador definitivamente tocado por la varita mágica. Me quedo con esa imagen, con esa doble página de la orgía dibujada por Belgradi, con esos primeros planos repulsivos de González y con algunas cosas de las que ensaya Joel Saavedra, muy influenciado por Sean Murphy, pero en el camino correcto.
El martes, entonces, es muy probable que haya nuevo post. Y si estás en San Luis, nos vemos este finde.
miércoles, 8 de noviembre de 2017
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4 comentarios:
"Ponga huevo, Ivrea" quien en los 90 iba a decir que un día ibas a escribir una frase así Andres jaja. Muy buenas reseñas!
En los ´90 Ivrea publicaba la Lazer, comics yankis muuuy chotos y un puñado de mangas que nunca caparon mi atención. Difícil ponerse esa camiseta en aquella época...
Alguien dijo image por ahi?
Recien termine el tomo de Bakuman. Y si, desde el vamos que el tema de la promesa me parecio ridiculo e insostenible. Pero llegado este punto me cierra un poco, aunque sea una excusa para contar algo. El sordido mundo de las idols y los prejuicios idiotas de los fans es tremendo. Mientras lo leia se me venia a la mente la noticia de Watsuki (el autor de Rurouni kenshin) que salto la semana pasada, que si bien no es lo mismo esta relacionado. Como voy a extrañar este manga.
Ya se nos va Bakuman, terrible bestia... Andrés te pido que te pongas con Vagabond... es una gema que tendrías que reseñar si o si!!!
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