Sigo leyendo a buen ritmo, muy confiado en que llego cómodo a los 100 posteos durante 2017.
Arranco con una miniserie que leí en revistitas porque en EEUU nunca se recopiló. Se tratar de Black Widow: The Things They Say About Her. Es la segunda miniserie de seis episodios escrita por el novelista Richard K. Morgan y funciona como secuela de Black Widow: Homecoming… la cual jamás leí.
En una de esas es por eso que The Things They Say About Her me pareció tan chota… pero no creo. Esto es patético por mérito propio, no da para “repartir culpas” con un arco anterior que no leí. Tres problemas fundamentales: 1) Son seis episodios y TODO lo relevante sucede en los dos últimos. Los cuatro primeros se pueden tirar a la basura sin ninguna consecuencia. 2) El argumento es una sucesión de excusas pedorras para que Natasha cometa una atrocidad atrás de otra. No sé cuál es la gracia de borrar por completo la línea divisoria entre buenos y malos y mostrar una y otra vez que la heroína puede ser tanto o más hija de puta que los villanos más hijos de puta (y mirá que hay narcos, mega-empresarios corruptos, políticos republicanos y un torturador que laburó para Pinochet). 3) De los tres personajes secundarios, uno sólo (Yelena Belova, la otra Black Widow) tiene un rol razonable dentro de la trama. Los otros dos (nada menos que Daredevil y Nick Fury) están más desubicados que chupete en el orto, totalmente a la deriva, sin afectar en lo más mínimo el desarrollo de la historia.
¿Hay algo rescatable? Sí, los diálogos son muy buenos. Incluso los personajes hablan mucho en castellano y no hay errores groseros de ortografía ni de gramática, de esos que abundan cuando los autores angloparlantes hacen hablar a sus personajes en nuestro idioma. El tinte político de la saga no está muy enfantizado, pero cuando Morgan va para ese lado, le salen escenas interesantes.
Y por supuesto, el dibujo. ¿Por qué no tiré esto a la mierda cuando lo terminé de leer? Por el dibujo. Acá lo tenemos al maestro Sean Phillips prendido fuego, con total libertad para irse al carajo en la puesta en página, meter splash pages, tres cuadros grandotes… nada que ver con esa cosa medio claustrofóbica, o de mecanismo de relojería que vimos en sus trabajos junto a Ed Brubaker. Y a modo de fatality, para terminar de detonarte las retinas, lo entinta otra deidad, Bill Sienkiewicz, también en estado salvaje, tirando magia y gozando del hecho de que la responsabilidad de llevar adelante el relato gráfico la tenga otro. Visualmente, esto es espectacular. Lástima el guión, tan generoso en falencias, torpezas traiciones a la esencia de los personajes.
Hacía mucho que no leía nada de Chelo Candia, fuera de alguna colaboración en alguna antología. Pero este año, el sello Maten al Mensajero sacó el libro de El Bar de la Mesa Tres y me dejé seducir por una portada muy loca y una consigna muy intrigante: existe un bar en cuya mesa tres te sentás, pedís lo que sea, y te lo sirven. Lo que sea: el amor, la paz, la felicidad, el nº1 de Action Comics en perfecto estado, macristas honestos… Hay algo extraño, sobrenatural en este bar y Candia te invita a descubrirlo en una historia repleta de sutilezas. No es realismo mágico: acá hay una explicación probablemente metafísica para todo lo que pasa. Hay que prestar atención a los detalles, a la forma muy gradual y bastante velada en la que Candia va mostrando el juego… hasta llegar al epílogo, donde el autor deja de lado las sutilezas y todo se hace más explícito.
Además de esa consigna hipnótica, El Bar de la Mesa Tres tiene otro gancho irresistible, que es la construcción de los personajes. Originalmente pensada como un radioteatro, es una obra muy, muy hablada, con páginas repletas de globos de diálogo. Candia aprovecha muy bien esta sobredosis de palabras para darle mucha profundidad a cada personaje, para definirlos de modo muy redondo, muy tridimensional. Y también los diálogos le sirven como vehículo para el humor, porque –si bien toca temas serios- El Bar de la Mesa Tres tiene un tono de comedia sumamente logrado.
Entre la maraña de globos de diálogo y en esas páginas que a veces llegan a acumular 10 viñetas, aparece el dibujo de Candia, prolijo, cuidado, con un buen manejo de las técnicas para sumarle grises al blanco y negro inicial. No es un dibujo que busca lucirse ni deslumbrar, sino que está todo el tiempo puesto en función del relato, y ese es un rubro en el que Chelo no defrauda nunca. No te quiero chamuyar: el guión no me maravilló tanto como el de El Bondi (aquella cuasi-obra maestra de Candia que vimos el 06/03/13), pero está realmente muy bien. Y el dibujo, muy por encima de lo que vimos aquella vez.
Volvemos pronto con nuevas reseñas.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
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6 comentarios:
Eh, gracias por entrarle al Bar... Y es cierto, hace rato que no nos encontrábamos porque te salteaste POW! mi libro antología personal del 2016... ¿O ya lo reseñaste y se me pasó? Abrazo.
No, no lo leí... Lo tuve en la mano, pero lo dejé pasar.
malisima esa tapa de black widow posando a lo modelo porno. grasada nivel greg land. ya que estaba lo hubieran hecho a murdock pelando la chota
Lástima que no leíste la primera miniserie de Morgan, es mucho mejor,entre otras cosas le da otro origen a Black Widow. Homecoming es bastante buena, a pesar de que las portadas las hace Greg Land.
Patricio Córdova
No descarto conseguir Homecoming y leerla. Sigue en mi Want List, a pesar de que por ahora Morgan se viene llevando Black Widow a Marzo...
y ahora googleo que es de sienkiewicz la tapa! estaba pasado de copas y viagra ese dia el bueno de bill...
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