el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 1 de diciembre de 2017

VIERNES AL MEDIODIA

Tengo un ratito antes del almuerzo para reseñar un par de libros y bueno, vamos a tratar de aprovecharlo…
Le entré al segundo recopilatorio de la etapa de Daredevil capitaneada por Ed Brubaker y Michael Lark, un masacote de 304 páginas que incluye los nºs 94 al 105 de esa serie. Contra todos los pronósticos, me aburrí bastante. Me gustó, como siempre, el desarrollo de personajes que propone Brubaker, sus diálogos sumamente reales, su manejo de los climas sordidos y opresivos… pero la trama en sí, no me enganchó en lo más mínimo. El principal villano no me interesó en absoluto, me resultó menos carismático que Esteban Bullrich. Su plan estaba… bien, ponele, pero su motivación me pareció absurda. El ritmo es muy lento, se ve que Brubaker tenía ideas muy chiquitas para llenar una cantidad de páginas tan enorme. Todo ese tramo con el Gladiator, en el que los demás personajes debaten acerca de si se volvió loco, si alguien le dominó la mente, si es un asesino despiadado o un pobre pelotudo… avanza demasiado lento, se enreda demasiado. Después pasan cosas muy similares con Milla, la esposa de Matt, y uno dice “¿otra vez la misma discusión?”.
Lo cierto es que en este tomo Brubaker no parece agarrarle la mano a la serie, en la que había empezado muy bien. Para bajármela un poquito más, uno de los grandes inventos del guionista para este tramo de las aventuras de Daredevil es una chica que tiene el poder de ser irresistible para los hombres. Por supuesto que Brubaker no llega a desarrollar a Lily Lucca al mismo nivel que desarrollará a Josephine en Fatale, unos años más tarde. Pero sí, ambos personajes se apoyan en una idea muy similar.
¿Y el dibujo, qué onda? Medio bajonero, también, porque Lark se da cuenta de que para entregar todos los meses, puede dibujar sólo a los personajes. TODO lo demás son fotos retocadas: fondos, vehículos, objetos… Lark no te dibuja nada que exista en la realidad, o que se pueda encontrar buscando en Flickr. Por suerte entre estos episodios está el nº100, donde cuelan unas paginitas dibujantes invitados como los maestros John Romita Sr., Gene Colan, Bill Sienkiewicz o Lee Bermejo, que le ponen onda, frescura o clasicismo bien entendido a la faz gráfica de ese episodio puntual. El resto se empantana bastante por la obsesión de Lark con las fotos apenas retocadas. Queda un tomo más de este Daredevil sombrío y trágico, porque después viene la etapa de Andy Diggle, que –a juzgar por las críticas- no tiene sentido leer.
Me vuelvo a internar en el universo fantástico de los incansables Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena, para descubrir Panteras, un libro que recopila una saga larga y tres historias cortas, todas parte de la saga de Timbuba, el Mundo Perdido. De las historias cortas, hay una, El Rey Tuvo un Amigo, que no puede ser mejor, más impredecible, más conmovedora, más hermosa. Y las otras dos no están mal, pero no arriman a ese nivel de perfección.
Dicho esto, me concentro en las 70 páginas de Panteras, el arco principal. Esta es una clásica aventura de Mazzitelli y Alcatena, una trama en la que se entrecruzan el amor, el poder, el destino, en la que un personaje joven va creciendo hasta hacerse imposiblemente grosso, en la que surgen y caen imperios, reyes, sociedades secretas y demás runflas… Ya lo leímos muchas veces, pero funciona y funciona demasiado bien. Esta vez, Mazzitelli se guarda un as bajo la manga para jugarlo en la última mano, cuando se corre el último velo y Nabadru descubre la verdad acerca de su padre. Y otra novedad: la machaca no está tan des-enfatizada como en otras obras de la dupla y varias de las mejores páginas de Panteras se centran en violentos combates que por ahí no aportan demasiado al desarrollo de la trama, pero suman intensidad e impacto a una historia que podría haberse tornado un tanto lenta y protocolar. Los bloques de texto, como siempre, nos muestran a un Mazzitelli inspiradísimo, con un vuelo lírico y literario con el que la maorí de los guionistas de historietas no se atreven a soñar.
Vaya para el lado de la machaca o para el lado de la sutileza, Mazzitelli sabe que está siempre respaldado por el virtuosismo descomunal de Alcatena, que acá no desaprovecha la oportunidad de demostrar lo mucho que lo inspiran la cultura, las tradiciones y los misterios del África profunda. En la huella de su admirado Jesse Marsh, Quique le da vida a junglas, cuevas, aldeas y palacios y logra que su trazo siempre tan elegante, tan ornamental, incorpore esa dosis de salvajismo, de fuerza primal difícil de controlar que uno asocia con las selvas africanas. Bellísimo trabajo de Alcatena, que ojalá sea sólo el primero de muchos publicados por el sello Purple Books.
Buen finde para todos y volvemos pronto con más reseñas, que ya estamos ahí de clavar 100 posts en 2017.

3 comentarios:

quique alcatena dijo...

¡Eh, muchas gracias, Andrés!

Unknown dijo...

Lo de Brubaker partió bien y se fue desinflando, esa saga de Mr fear a mi tambien se me hizo muy larga. En el próximo tomo lo mejor es la historia Cruel and Unusual que Brubaker hizo con Rucka.

Andrés Accorsi dijo...

Lo tengo, intentaré leerlo el año que viene. Y el team-up con Rucka me resulta sumamente promisorio...