el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 28 de mayo de 2018

CLASICOS Y MODERNOS

Como habrán notado los que siguen hace bastante tiempo este blog, yo trato de no leer historieta anterior a 1960, porque en la mayoría de los casos me resulta obvia, aburrida, medio pelotuda. Pero bueno, a veces hay excepciones. El año pasado, juntando polvo en una tumba de libros usados en Montevideo, encontré este librito editado por Dell en 1958: Beetle Bailey and Sarge, del maestro Mort Walker. Se trata del primer recopilatorio de esta tira diaria creada en 1950, que para el ´58 vivía un momento de tremenda popularidad y se expandía como una epidemia por los diarios de todo el mundo.
A lo largo de 120 páginas, el libro ofrece muy pocas tiras, todas ellas de muy buenas para arriba. La gran mayoría de las páginas consisten en chistes de una sola viñeta, sin globos de diálogo, con el texto abajo del dibujo, al estilo de clásicos del humor gráfico yanki como Trudy, Marmaduke, The Far Side, o de lo que hoy hace Diego Parés en Humor Petiso. Al publicarse un solo chiste por página, el dibujo de Walker podría lucirse muchísimo, si no fuera porque al autor lo que menos le interesaba era lucirse. Son dibujos realizados en un estilo más sintético, más rápido, menos detallado que el de las tiras diarias, siempre con esa línea elegante, fluída y muy graciosa que Walker mantuvo hasta el final, o sea, hasta principios de este 2018, cuando falleció a los 94 años.
La influencia de Walker en el humor de los diarios estadounidenses es inconmensurable, algo que queda claro al leer en este librito decenas de chistes que se repetirían milimétricamente en otras tiras de otros autores a lo largo de las décadas. El principal atractivo de estos chistes es ver al recluta Beetle Bailey transgredir sistemáticamente las órdenes y tareas que le imponen sus superiores. Tranqui, sin erguirse en un manifiesto anti-militarista, Walker dedicó casi 70 años a burlarse todos los días de las jerarquías, del verticalismo acrítico que imponen instituciones esencialmente fachas como el ejército (de cualquier país, obviamente). También hay otros disparadores para el humor, incluso el tópico recurrente de que estos muchachos tienen poquísimo contacto con chicas atractivas (y las de Walker eran MUY atractivas) y no pierden ocasión de buscar intensificar a como dé lugar ese contacto. Hoy, el varón alzado que juega el rol de “depredador de minitas” no causa gracia, pero en 1958 esto era (además de muy gracioso) bastante picante para los diarios que estaban al alcance de los niños.
Y bueno, yo quería tener un librito de Beetle Bailey y de pedo conseguí el primero, el más antiguo, el que tiene todos esos chistes que probablemente hayan sido pensados especialmente para esta edición, no para los diarios, donde Walker entregaba tiras de varias viñetas. Un hermoso hallazgo.
Salto brutal a Argentina, 2017, para hablar un poquito de Megaverso, un libro con una calidad de edición impecable, asombrosa, en cuyas páginas me encuentro con dos historias escritas por Areka Sadaro (ya me lo había cruzado en alguna antología) y dibujadas por Valentín de las Casas, a quien no conocía.
El dibujo de Valentín es raro, anatómicamente incorrecto, con un filo muy moderno, muy interesante. Imaginate a un autor con un trazo tipo Brian Ralph, o el James Kochalka menos brutal, que empieza a mutar primero hacia James Stokoe y después hacia Pablo Túnica. De hecho, la paleta de colores es esa, la de Stokoe y Túnica. Extraño, no? Pero narrativamente garpa y visualmente me fue cerrando con el correr de las páginas.
Los guiones… ahí me encontré con más complicaciones. La primera, Los Límites, tiene un planteo muy atractivo y una ambientación muy original, muy interesante. Pero era obvio que a Areka Sadaro no le iban a alcanzar 25 páginas para llevarla hacia un final armónico, lógico, que no sonara abrupto ni dejara muchas puntas sin explicar o sin aprovechar al máximo. La segunda, Super Roboto Ya!, me gustó más porque es más sencilla en su planteo. También son 26 páginas, también deja bastante por explorar, pero está más jugada a la comedia. La trama es chiquita: Alex Master, integrante de un equipo de sentai que se integran para formar un mega-robot, está medio harto de ese equipo y quiere tener su propio mecha, para vivir aventuras solistas, por fuera del mega-robot grupal. Todo lo demás es una acumulación de personajes desopilantes, bizarros, pintorescos, y diálogos muy graciosos, en los que el guionista se florea metiendo en boca de Alex y el resto del elenco las expresiones argentas más cómicas que te puedas imaginar. Ya es cómico de por sí ver que personajes del futuro que manejan robots gigantes hablen como si vivieran hoy en González Catán. Y las situaciones, además, aportan también su cuota de delirio y humor. O sea que Super Roboto Ya!, sin ser una genialidad, se deja leer con gusto.
Banco mucho que sigan apareciendo guionistas así, raros, inclasificables, capaces de crear mundos locos mezclados con fuertes rasgos de identidad argenta, y dibujantes medio alienígenas, con una impronta gráfica atípica y 100% personal.
Ni bien tenga más libros leídos, nos reencontramos acá en el blog.

2 comentarios:

saito dijo...

muy bueno andres, generaciones de platenses, crecimos leyendo beto el recluta en el diario El Dia.

Alejandro Marinkovic dijo...

Gracias por la reseña Andrés. Me alegro que hayas podido disfrutar del libro. Y admito me voy contento silvando bajito como raro e inclasificable autor argento. Abrazo