Venía de unos cuantos días
sin reseñar comics, y lógicamente ya tengo un par de lecturas acumuladas como
para empezar a ponerme al día.
Arranco en 2011, en EEUU,
cuando Beto Hernandez lanza una nueva novela gráfica basada en las películas
que no existen en la realidad, pero que en el Universo Beto filmó Fritz
(Rosalba Martínez), quizás la más popular de las hijas de Luba. Si seguís hace
mucho este blog, recordarás otras tres novelas gráficas en esta serie,
reseñadas el 15/09/10, el 03/04/11 y el 13/08/13.
Love From the Shadows nos
muestra a Fritz en el rol de Dolores, la protagonista de esta trama surreal de
sexo y misterio. No es la trama que más me convenció, aclaro desde el vamos.
Esto es muy retorcido incluso para los standards de Beto Hernandez, que no es
en absoluto un autor “fácil” ni complaciente con sus lectores. La lectura es
atrapante, hay muchas escenas de alto impacto, ideas muy originales y
excelentes diálogos. Pero esta vez, para mi gusto a Beto se le va la mano con
eso de no explicar cosas, de dejarlas sugeridas para que el lector se imagine
lo que le parezca. Nunca sabemos qué carajo hay en esa caverna, qué le pasó al
padre de Dolores y Sonny, por qué aparecen tres tipos con la misma cara que
dicen no ser la misma persona, de qué juegan los monitores, y lo más
importante: cómo y por qué las cirugías que se hace Sonny para convertirse en
un doble de Dolores se revierten en tiempo record.
En el medio hay
obsesiones, traiciones, estafas, garches bastante subidos de tono, charlas muy
explícitas acerca de la homosexualidad (antes de convertirse en mujer, Sonny es
varón y gay) y una escena muy truculenta en la que Dolores le atraviesa la
chota a un pibe a flechazos. Todo esto en un clima muy enrarecido, muy de
película de David Lynch, donde cuanta más atención le prestás a los detalles,
más incógnitas te quedan sin resolver. Y por supuesto está el dibujo,
alucinante de punta a punta, ahí sí más cerca del cine de Clase B que de la
estética lyncheana, donde Hernandez demuestra una vez más su talento para el
claroscuro y su demoledor manejo de la narrativa. Si nunca leíste nada de Beto
Hernandez, o si sólo conocés las historias ambientadas en Palomar, no empieces
por acá. Las posibilidades de que te guste Love From the Shadows son directamente
proporcionales a la cantidad de obras “raras” de Beto que ya hayas disfrutado.
Me vengo a Argentina, año
2018, cuando un arco argumental originalmente desarrollado en la tira diaria
Los Canillitas (ver reseña del 04/09/12) se convierte en una novelita gráfica
que se puede leer y entender perfectamente sin tener la más puta idea de lo que
sucedía en la tira de Diego Agrimbau y Fernando Baldó. Con las viñetas de Los
Canillitas, se armó una historieta de 85 páginas llamada Dobles, en la que los
autores introducen un elemento de ciencia-ficción muy zarpado en el medio de
una comedia costumbrista muy real, muy cercana al lector.
De pronto, Roberto,
Lechuga y Camila tienen a su disposición durante unas horas a réplicas de sí
mismos, que comparten su aspecto, sus rasgos de personalidad, sus gustos, sus
memorias, todo. La única diferencia –para nada menor en términos del desarrollo
del argumento- es que estas réplicas no caretean, no especulan, no se preocupan
por el qué dirán, no sopesan mucho las consecuencias de sus actos, porque saben
que al día siguiente no van a estar más. Entonces tratan de vivir como viviría
cualquiera de nosotros si le quedara un sólo día de vida por delante. Las
consecuencias (que las habrá, y serán muchas) las tendrán que afrontar los
“originales”, cuyas vidas continuarán cuando ya no estén los dobles.
El atractivo de Dobles
consiste en ver cómo Agrimbau le mete a una historieta costumbrista un giro
inverosímil, pensado para generar enredos y situaciones graciosas, típicas de
comedia, y logra trascender eso para contarnos una historia más compleja, con
fuertes tintes psicológicos. Hay chistes y están buenos, pero si sacáramos –por
ejemplo- todas las escenas de Lechuga, la trama sería más compacta y más
potente, tendrían más impacto todas las cosas que les pasan a Camila y Roberto
a raíz de la entrada en juego de sus dobles. Agrimbau retrata con agudeza la
relación entre estos “amigos que se tienen ganas”, con diálogos y silencios
dignos de la mejor etapa de El Loco Chávez, el gran clásico del costumbrismo
porteño creado en los ´70 por Carlos Trillo y Horacio Altuna. La dinámica entre
una chica piola y decidida y un varón medio nabo suele funcionar muy bien, y en
ese sentido Dobles no es la excepción.
El dibujo de Baldó, acá publicado
bastante más grande que en el diario donde aparecía la tira, gana muchísimo. Se
lucen más los detalles, se disfruta más el afiladísimo lenguaje gestual de los
personajes y por supuesto está mucho mejor impreso el color. Excelente laburo de
Fernando, en un nivel que parece imposible de alcanzar si pensamos que hacía
tres o cuatro de estas viñetas por día.
Y nada más, por ahora.
Sigo avanzando con las lecturas y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas,
acá en el blog.
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