el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 2 de junio de 2019

TARDE DE DOMINGO



Rompo la clásica pachorra de los domingos para reseñar un par de libritos que me bajé en los últimos días.
Arranco con Ice Haven, un extraño trabajo del maestro Daniel Clowes del 2005. El libro es medio un choreo, porque te editan en tapa dura y a u$ 19 un material que Clowes ya había publicado poco antes en la revista Eightball. Pero la idea es excelente y presagia o preanuncia lo que iba a hacer Clowes poco después en la (quizás más renombrada) Wilson: una novela gráfica construída con breves relatos que, además de estar interconectados (porque transcurren todos en la apacible localidad de Ice Haven) están dibujados y narrados en distintos estilos, como si fueran distintas historietas de distintos autores. La verdad es que los saltos estilísticos que pega Clowes no son tan brutales (en Wilson esto se notará mucho más), pero sin dudas logra el objetivo, que es darnos la sensación de estar leyendo historietas muy distintas entre sí, que nosotros tenemos que conectar. Y para eso hay que prestarle mucha atención al guión, que es excelente.
Ice Haven tiene una trama de misterio, un clima que se va poniendo cada vez más espeso (sin llegar a los niveles de un Twin peaks, ponele) y una vasta y logradísima variedad de personajes, con distintas voces, distintas formas de vincularse a la trama global, y (como ya dije) distintas características visuales y narrativas. Por supuesto con quien más me identifiqué fue con Harry Naybors, el crítico de comics que llega soltero a los 51 años (demasiada casualidad, no?) y tiene una mirada casi alienígena acerca de los demás personajes y las situaciones por las que atraviesan, al punto de romper la cuarta pared y hablarle directamente al lector. Apenas una de las muchas sorpresas interesantes que le depara Ice Haven a quien se adentra en sus páginas.
Visualmente, esto es una belleza. Clowes acomoda su estilo a los distintos tipos de historieta que elige para armar la novela (a veces romántica, a veces de comedia costumbrista, a veces más detectivesca, a veces de humor más infantil, incluso por momentos retoma la onda y la estética de Ghost World) y en todos la rompe. El colopr y el rotulado también se modifican, y acá también suma aciertos a lo bestia... hasta que arma esas páginas con tres tiras, varias viñetas chiquitas por tira, mucho texto en cada viñeta y una tipografía microscópica que me hizo pensar seriamente en visitar al oculista, porque no se veía una chota. Fuera de ese detalle menor, recomiendo mucho Ice Haven para los que estén buscando algo realmente distinto, donde las buenas ideas se combinan con una ejecución impecable, plena de virtuosismo, de manejo del tempo narrativo y de una erudición comiquera (y meta-comiquera) sumamente bienvenida. 


Salto a Argentina, 2019, cuando finalmente sale a la luz El Viaje de Luka, la novela gráfica en la que Dolo Okecki (asidua lectora de este blog) trabajó nada menos que nueve años, en los ratos libres que le dejan los encargos que recibe de editoriales de Europa. El Viaje de Luka es una historia extensa (casi 230 páginas) con el ritmo y la duración exactos para convertirse en un largometraje de Hayao Miyazaki. Le falta la bajada de línea ecologista y está todo lo que nos acostumbramos a ver en las películas del glorioso estudio Ghibli. Incluso está apuntada a esa franja etárea de fines de la infancia y principios de la adolescencia, tan típica de los productos de Miyazaki, poco explotada por las historietas de aventuras.
Okecki nos invita a acompañar en este viaje a una joven loba que tiene el poder de transformarse en una chica humana. En el camino encontrará aliados, rivales, enemigos, maldiciones, hechizos, lecciones que aprender, secretos que cuidar y data que desconocía acerca de su extraña condición y su misteriosa filiación. Toda la información está presentada de un modo muy orgánico, muy prolijo, sin agobiar, sin repetir ocho mil veces lo mismo, incluso sin dramatizar demasiado las situaciones más tensas, o más duras. En general, Okecki conserva un cierto tono amistoso, donde en cualquier momento se puede filtrar un leve paso de comedia, y logra que eso no desentone con una trama en la que no escasean las peleas a muerte entre criaturas muy poderosas. El resultado es una lectura muy dinámica, muy fluída, en la que se nota el cuidado por desarrollar bien a los personajes y seguirlos en un proceso de cambio, de crecimiento, de tránsito a la madurez, sin descuidar la emoción y la machaca.
El dibujo no es parejo a lo largo de las 230 páginas, pero en sus puntos más bajos es más que aceptable y en los más altos es realmente muy notable. Dolo trabaja en un estilo que combina la influencia del manga de aventuras (con Yoshihiro Takahashi a la cabeza) con cierta vertiente cool del mainstream norteamericano, esa en la que abreva con éxito el maestro chileno Gonzalo Martínez, por nombrar a un sólo referente. Sumémosle al ya citado Miyazaki, más alguna cosita de Jeff Smith y por ahí va a aparecer el sendero estilístico que transita Okecki en su primera obra como autora integral. Recomiendo mucho El Viaje de Luka a chicos y chicas de 11 a 14 años, o a los fans de la aventura medieval, o a quienes quieran descubrir la primera publicación en Argentina de una autora local con unos cuantos años de carrera en el mercado europeo.

Y nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.


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