el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 17 de julio de 2019

MIERCOLES DE MARAVILLAS

Mis últimas lecturas me han tratado particularmente bien y espero poder transmitir esas maravillosas sensaciones a quienes leen estas reseñas.
Hace unos meses se reeditó en Argentina la primera obra “solista” del maestro Horacio Altuna. Originalmente publicada en la Fierro clásica, esta gema ochentosa llega ahora en un libro que trae (por fin) TODO el material que produjo Altuna para la serie. No entendí bien el criterio para ordenar las historias dentro del libro, porque no sigue el orden en el que las fue haciendo el glorioso hincha de Racing. Y tampoco entendí por qué los diálogos están llenos de informalismos españoles (coño, follar, soplapollas, etc.). Es la edición argentina de la obra de un autor argentino, no veo ningún motivo para no reemplazar esas palabras por las que usamos nosotros, aunque estas historietas hayan debutado en las páginas de alguna antología española…
Acá hay historias en las que Beto Benedetti trata de hacerse cargo del rol protagónico y otras en las que es un mero testigo, con poco o ningún peso en las tramas. La primera historieta del tomo (Programación) es un chiste largo, una comedia irónica bastante livianita. Y claro, contrasta brutalmente con el tono de las historias restantes, donde Altuna te desgarra el alma con una seguidilla de situaciones opresivas, injustas, donde a la esperanza le cuesta horrores encontrar una rendijita por dónde colarse. Cerca del final, en El Crítico, el autor vuelve a poner en juego una cierta intención farsesca, pero en general las historias hablan de desolación, de batallas perdidas contra un sistema implacable y deshumanizado, peligrosamente verosímil.
El dibujo de Altuna le trae belleza a la distopía. No sé si alguna vez el cordobés dibujó tanto o tan bien. Hay viñetas en las que la cantidad de información visual que nos brinda Horacio es casi agobiante, son casi posters reproducidos de a siete u ocho por página. Un verdadero desborde de imaginación, de técnica, de virtuosismo en la anatomía (obviamente en TODOS los episodios hay alguna excusa para que veamos la anatomía femenina en plenitud, como sólo Altuna sabe dibujarla), de generosidad en los fondos, de despliegue en las máquinas, de cuidado en la creación de los climas… El Altuna de los ´80 era un as del blanco y negro, a tal punto que cuando realizó algunos episodios de Ficcionario a todo color, no quedó conforme con los resultados y pidió que en esta reedición se los pasara a tonalidades de gris.
Bajonera, melancólica y por momentos provocadora, Ficcionario se re-bancó el paso del tiempo, en parte por la potencia de su mensaje y principalmente porque de 1983 para acá no aparecieron tantos dibujantes capaces de igualar el trabajo gráfico que realizara Altuna en estas páginas.
Venía coleccionando Kane en la edición de Image (la tenía colgada desde el 24/10/15, cuando reseñé el Vol.3) y conseguí el Vol.4 en la edición de Dancing Elephant, el sello en el que Paul Grist se autoeditó esta gema oculta del Noveno Arte en los ´90 y en su Inglaterra natal.
Este es un tomo raro, en el que Kane aparece sólo en la última página, con lo cual Grist desplaza el foco al departamento de policía de New Eden. Son seis episodios muy en la tónica de series tipo NYPD Blues, donde el autor nos invita a indagar en estos tipos y minas vestidos de azul y conocer sus secretos, sus miserias, sus sueños, sus vínculos, detalles oscuros de sus vidas, coqueteos con la corrupción y el abuso de poder, y sobre todo nos propone pensar el rol de la cana en la sociedad. Todo esto está obscenamente bien escrito, con un cuidado increíble en los diálogos, en la entrada y salida de personajes, en el desarrollo de los subplots y además con inmensos huevos para tocar temas espinosos que tienen que ver con la manipulación mediática de la noticia, la pobreza, la marginación y la insensibilidad de los poderosos.
Pero claro, lo que más llama la atención es el dibujo de Grist, demasiado bueno para ser real. No me quiero extender en esto, porque ya lo subrayé en las reseñas de los tomos anteriores. Pero la verdad que ves historietas como el nº13 de Kane (el episodio con el que abre este tomo) y no te queda otra más que rendirte a los pies de este titán de la narrativa secuencial, capaz de imaginar y llevar a buen puerto artificios gráficos tan brillantes, tan asombrosos, que a mí, que no me banco la grilla de dos viñetas por página, me arrancó una ovación de las que duran horas. Banco a muerte a Paul Grist en cualquier proyecto que encare… y creo que tengo el Vol.5 de Kane ya comprado, no estoy seguro.
Nada más, por hoy. A los amigos de la Patagonia, los invito a acercarse este viernes, sábado y domingo al Comarca Comics Fest, donde voy a estar por tercer año consecutivo, junto a un montón de capos de la historieta argentina. Al resto los espero la semana que viene, con nuevas reseñas acá en el blog.


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