el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 17 de febrero de 2020

LUNES UN POCO MENOS GLORIOSO

Hice el intento de leer dos libros bastante similares a los que se combinaron el martes pasado, en aquel Martes de Gloria, pero no. No llegamos a esos niveles de disfrute, ni cerca.
El torpedo que me hundió el barco fue, básicamente, el guión de El Mago, esta serie escrita por Ricardo Barreiro a fines de los ´80, que luego tendría una secuela en los ´90 y que recién en 2019 se publicara toda junta en un sólo tomo. La primera parte de El Mago parece una falta de respeto: a lo largo de 48 páginas vemos a Jalib preparándose para enfrentar a los tres Magos Negros, unos hechiceros malísimos, recontra-poderosos, a los que el joven protagonista destruye uno atrás del otro, sin tomarse un respiro siquiera, en las últimas 12 páginas. Termina de vencer al tercero, y dos viñetas después… FIN, se terminó la serie. Posta, un guionista profesional (y capo) como Barreiro podía entregar eso y alguien se lo publicaba.
Cuando ves que hay una secuela, decís “ah, bueno, ahora sí, Jalib va a poder reflexionar sobre lo que pasó, buscar un nuevo propósito para su vida ahora que ya mató a los asesinos de su familia, incluso puede ser que alguno de los Magos Negros resucite y vuelva por la revancha…”.  Nada de eso sucede. La “segunda parte” de El Mago son en realidad tres aventuras autoconclusivas y una narrada en dos episodios, que no tienen ninguna relación con el primer arco. Tampoco tienen personajes secundarios copados, ni villanos jodidos, ni desarrollo para Jalib, ni el más mínimo toque de humor, ni bloques de texto con una prosa más sofisticada, ni nada. Son eso, la nada. Aventuras neutras de un personaje anodino, con menos onda que Inés Pertiné. Lo único que rescato es que el último episodio (que de último no tiene nada, porque no ensaya siquiera un cierre para la saga de Jalib) prácticamente no tiene violencia: es una aventura resuelta en términos menos convencionales, más originales. Una grata sorpresa (sobre todo para los que leímos muchas obras de Barreiro), que obviamente llega tarde.
Y la primera parte de El Mago tiene un gran atractivo, que se entiende en el contexto de su época: acá el dibujo de Quique Alcatena pega un gran salto de calidad respecto de sus series anteriores (La Fortaleza Móvil y El Mundo Subterráneo) porque se vuelve menos ornamental y más narrativo. Alcatena juega más en equipo con Barreiro, pone su dibujo (majestuoso, como siempre) más en función del relato que de “el artbook con globitos y bloques de texto”. La segunda parte ya nos muestra al Alcatena más canchero, a un nivel muy similar al que despliega en sus obras junto a Eduardo Mazzitelli. O sea que a nivel visual esto es impresionante, fundamental para los alcatenófilos que siguen al prócer desde los ´80 y para los que se fueron sumando en los últimos años.
Vamos a EEUU, año 2016, cuando después de un paréntesis no muy extenso Dan Slott y Michael Allred se reencuentran para contar nuevas aventuras del querido Norrin Radd, más conocido como el Silver Surfer. Las chances de que en este Vol.4 lograran superar lo que vimos el martes eran muy bajas, como las de IndeBendiente de ganar la Superliga, más o menos. Y claro, no fue el caso.
Pero ojo, que este Vol.4 tiene muchas ideas brillantes (la obliteración de la cultura de Zenn-La, la reconfiguración de Shalla Bal en… algo muy zarpado), unos diálogos increíbles y muchísimo desarrollo para Dawn Greenwood, su hermana, su papá, su mamá… Las escenas con Alicia Masters, la escena con Nick Fury en la luna, la escena con el borreguito fanático de los Fantastic Four (sí, Slott baja línea acerca de esa movida excecrable que fue esconder durante años a los Fantastic Four porque Disney no tenía los derechos para hacer películas o merchandising de Reed Richards y los suyos)… la verdad que hay muchísimos momentos memorables, que funcionan en varios niveles. Lo más flojo está en el sexto episodio, esa pelea medio absuda con unos bichos alienígenas, pero está claro que es el relleno: lo importante de ese número pasa por Dawn y su familia, no por la machaca entre buenos y malos.
Por el lado del dibujo, Mike Allred y su esposa (y colorista) Laura no se guardan nada. La magia explota en todas las viñetas, está todo lleno de detalles hermosos, con unas puestas en página alucinantes, siempre variadas, primeros planos llenos de emotividad, paisajes maravillosos y hasta un homenaje a Madman. Posta, en el improbable caso de que los guiones de Slott te parezcan una gansada cósmica, igual vas a flashear con lo que hace Allred en la faz gráfica. Hay un Vol.5 de esta serie que no tengo, y que me muero por conseguir. Por supuesto acepto donaciones.

Y hasta acá llegamos, por hoy. Gracias por tanto, perdón por tan poco y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

1 comentario:

Unknown dijo...

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